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Vecinos de Empalme Villa Constitución, una de las localidades más afectadas por las inundaciones, se autoconvocaron en un comité de emergencia. Denuncian desidia y falta de políticas de prevención. Y exigen la realización de obras.

Empalme Villa Constitución es una de las varias localidades del sur santafesino que se vieron fuertemente afectadas por las inundaciones, luego de las copiosas lluvias de diciembre y enero. Barrios enteros quedaron tapados literalmente por el agua, que en el último temporal -hubo tres en quince días-, en algunas zonas llegó hasta los dos metros de altura. Los habitantes, que desde hace cinco años reclaman obras, conformaron un Comité de Emergencia de Vecinos Autoconvocados, que elaboró un petitorio con demandas urgentes a la Comisión Comunal. Exigieron la apertura de aliviadores sobre la ruta 21 y las vías del ferrocarril, la limpieza del Canal Constitución y una serie de trabajos específicos en cada barrio.

“Los barrios más afectados fueron Las Ranas, donde el agua superó el metro; y San Alberto, donde el agua entró en todas las casas alcanzando los 2 metros. Las Ranas siempre se inunda muchísimo, por eso el nombre. Porque tiene un sistema de alcantarillas de aguas servidas que cruza las vías y quedó muy chico”, contó Facundo Stizza, presidente de la Vecinal de Barrio Parque, donde surgió el Comité de Vecinos Autoconvocados de todo el pueblo. “Nos habíamos reunido el 7 de enero después de la segunda tormenta, y presentamos el petitorio ante la Comuna, exigiendo el llamado a licitación para las obras, pero también para ver qué podíamos hacer para prevenir una nueva inundación, porque sabíamos que iba a seguir lloviendo”, añadió Stizza, propietario de una estación de servicio familiar.

Tal como estaba previsto por todos los pronósticos meteorológicos, las lluvias volvieron el fin de semana pasado y las consecuencias fueron peores que en los temporales anteriores, con caída de agua que superó los 200 milímetros. El vecinalista señaló que la mayoría de los habitantes de Empalme trabaja en Villa Constitución o en San Nicolás, que son las ciudades cercanas con mayor actividad fabril. “Mucha gente no pudo salir durante cuatro días del pueblo para ir a trabajar y la Comuna tuvo que expedir certificados para todos, porque de acá no se podía salir”, relató Stizza. Los dos accesos estaban cortados: el puente del acceso Romanello hacia la ruta 177, se derrumbó; y por impulso de los vecinos, el pavimento de la ruta 21 fue destruido para abrir paso al agua, lo mismo que las vías del ferrocarril (ver aparte).

“El que podía salía por Fighiera y Arroyo Seco (hacia el sur, por la ruta 21), pero ahí hubo piquetes, de modo que estuvimos varios días aislados”, relató el vecinalista sobre la situación de todo un pueblo que se mantiene alerta y con angustia.

“La gente está muy asustada. Recién esta semana anunciaron que va a salir un pliego en febrero para una de las obras, pero la gente quiere saber qué pasa mañana. Hay mucha psicosis en el pueblo y mucho miedo de que vuelva a llover”, relató el referente vecinal.

En cuanto a la respuesta sanitaria y social después de las copiosas lluvias, Facundo Stizza contó que todo se fue resolviendo con la solidaridad entre los vecinos: “Todos nos fuimos dando una mano con lo que cada uno tenía. Si hacía falta un tractor, una máquina, palas, lo que sea. Acá Defensa Civil no existe, para estos casos el Estado está muy desorganizado”.

Incluso, en los barrios Fonavi y San Alberto los vecinos organizaron ollas populares. “Son barrios más humildes, hoy la situación en el país no está fácil. Acá hay mucha gente que vive de changas y hoy, como está todo acá, ni eso se puede”, explicó.

“Hay familias enteras de los barrios más humildes que tuvieron muchas pérdidas materiales y que quizás no puedan recuperarlo todo, pero la gente lo que pide es que se hagan las obras. Porque si no, va a volver a pasar esto”, afirmó Stizza, quien aseguró que desde hace más de cuatro años, eran dos los barrios que exigían las obras contra las inundaciones. “Ahora es todo el pueblo. Tenemos que seguir machacando, estamos firmes y vamos a ir hasta las últimas consecuencias con el reclamo”, remarcó.

En el pozo y sin obras

Empalme está casi pegado a Villa Constitución, ciudad cabecera del departamento Constitución, y recibe agua de allí y de los campos de pueblos cercanos, ubicados hacia el oeste. “Todos los desagües de Cañada Rica, Rueda, Godoy, Coronel Bogado, más los de Villa Constitución, vienen para acá. Porque Empalme es como un pozo, un declive natural. De hecho, el nombre original del pueblo era Cañada Calzada ”, explicó Facundo Stizza.

“Además, lo que pasa acá es que se están abriendo canales y drenajes clandestinos, sumado a que la siembra directa hace que el agua corra porque la tierra no chupa, no absorbe”, añadió. “Yo no tengo nada en contra de los productores, también son mis clientes. Uno hace cuando lo dejan hacer, acá hay un Estado ausente que no controla ni hace obras”, repuso Stizza, propietario de una estación de servicio. También dio cuenta de descontento con las autoridades locales, encabezadas por el presidente comunal Raúl Ballejos, del Frente Progresista. “Acá no hay gestión. Pavón, que es un pueblo más chico que el nuestro, ya tiene pavimento; nosotros ni siquiera cloacas”, se quejan los vecinos. En cuanto al gobierno provincial, Stizza hizo hincapié en la falta de ejecución de obras: “Córdoba -por poner un ejemplo, pero casi todas las provincias- tienen obras que previenen estas situaciones. Santa Fe se que quedó atrás”.

Corte de ruta y de vía

En Empalme Villa Constitución no hubo piquetes. Pero a tono con toda una historia regional de aguerridos reclamos obreros y populares, los afectados por las inundaciones fueron aún más drásticos: ante el avance del agua, con las herramientas que tenían a mano, comenzaron a romper ellos mismos el terraplén de las vías del ferrocarril y también el pavimento de la ruta 21, la ex 9, que cruza todas las localidades hacia el sur de Rosario a orillas del Paraná.

“Nos juntamos y decidimos abrir el terraplén de la vía donde pasa el tren que va de Buenos Aires a Rosario. Sacamos durmientes, hicimos un desagüe, primero a pico y pala durante 5 horas; y después nos mandaron una máquina”, contó uno de los vecinos. El servicio ferroviario de pasajeros continuaba interrumpido hasta el último viernes.

En la ruta 21 se dio una situación similar. Las autoridades debieron enviar una máquina que facilite lo que los vecinos habían resuelto hacer: romper el pavimento para que el agua corra, un extremo al que nunca habìan tenido que llegar, pese a que no son pocos los años en los que sufrieron anegamientos.

En cuanto a la 21, para el mes que viene está prevista la apertura de sobres de la licitación de obras que incluyen la construcción de un puente elevado sobre esa vía; y también ensanchar y profundizar el canal Constitución que atraviesa Empalme, lo que aliviaría la situación en caso de nuevas lluvias.

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