Un grupo de amigos oriundo del departamento santafesino Iriondo, se convirtió en una big band criolla que despliega teatralidad y espíritu de fanfarria. Son 15 personas en escena y aseguran: “O todos, o ninguno”.

“Lo Funebrero ya llegó, Lo Funebrero ya llegó, por más que salga mal, igual te va a gustar”, agitan estos músicos sobre el escenario provenientes de las localidades de Cañada de Gómez, Correa, y también de Rosario.

Ya hace un tiempo decidieron volcar sus ocurrencias y delirios internos a un formato musical con vestuario y representaciones teatrales. Con el correr de las funciones se le animaron a la calle y a los set de televisión. Participaron del programa Rock del País, siendo la banda más votada por el público. Semanas atrás fueron uno de los números en los carnavales de Carcarañá. Y por estos días (este próximo viernes 3 de marzo, a las 22) subirán al escenario de Distrito Siete, (Ovidio Lagos 790), junto a La Grüessonika.
En la previa, Lo Funebrero hablaron con el eslabón.

Juan Manuel Lomanas, letrista y voz referente, recuerda el primer show allá por 2013, en el por entonces bar The Wall de calle Buenos Aires casi Rioja, en Rosario. “Éramos 12 personas en un escenario cuadrado, así que tuvimos que hacer una línea de tres”.

Aquel debut fue auspicioso. Ganaron el concurso Emergentes Contest a fuerza de fanfarria, con una onda circense e itinerante, y con una variedad de climas sonoros y estilos. “Ya en ese momento los vientos estaban bien adelante, bien al frente”, cuenta el cantante, y tira más pistas : “En la formación los vientos van adelante, y los cacharros, como le decimos nosotros, junto con las voces, la guitarra y el acordeón, van detrás. No es como una banda de rock”, aclara.

Hay un sentido de pertenencia con el departamento Iriondo, situado al sur- centro de la provincia de Santa Fe. Hay integrantes Cañada de Gómez y Correa. Pero desde hace un año también está cubierto el cupo rosarino con Camilo Rapp, un saxofonista al que bautizaron El Noruego, que flasheó cuando se topó con Lo Funebrero: “Fui a ver a la banda en vivo, y les dije: «¡Muchachos!, ¡quiero tocar con ustedes!», porque me llamó la atención cómo interpelan a la muerte desde la alegría. «Chau», dije, estos chabones se estan cagando de risa de la muerte, como lo abordan otras culturas. En la nuestra está más instaurado el silencio, el estar callado”.

Sin embargo, Juan Manuel sostiene que la banda no hace tanto hincapié en lo funerario. “Es un poco jugar con lo absurdo, lo que se presta para el error. Nació por casualidad porque lo que nos surgió fue el velorio de una mosca. De ese absurdo salió el nombre de esta historia. Que luego fuimos llevando para adelante y para atrás”, cuenta el hombre de galera y trajes oscuros.

Blas, el acordeonista, destaca la veta de los personajes: “Me parece interesante esa fusión entre música y teatro. Yo entré a la banda queriendo tocar el sintetizador pero un día ensayando en casa, me agarró el Noruego y me dijo, «¡Tenés que tocar el acordeón!». Mi abuelo me lo había regalado un años atrás. Lo había agarrado poco, pero ensayé y lo terminé de tocar en la banda”.

Diego Portilla, o Larry, como también lo llaman sus compañeros, dice que “la energía de la banda es la misma en todos lados. En el carnaval de Correa, en Rosario, o en la presentación que hicimos en TED”. Y asegura que es la misma que dejaron fluir en la pantalla chica, cuando fueron protagonistas del concurso televisivo, Rock del País, en la señal de cable TN.

Esperando la carroza… de una mosca

El origen de todo el universo funebrero es el deceso de la mosca. Su muerte es el nacimiento de un especie de mito o relato histórico y fantástico que interpela a un pueblo, a sus miedos, su ira colectiva, su goce, y su sufrimiento. Una saga amenizada con climas sonoros dramáticos, cadencias exaltadas, y festividad.

“Yo pensé como que había que plantarse en el 1900, en un pueblo abandonado o en un lugar que no tenga mucho sentido”, explica Lomanas, que junto a la banda le fueron imprimiendo una impronta teatral, cinematográfica, “como un cortometraje musical”.

“Las influencias son muchas –prosigue el cantante-, la facultad de bellas artes, mis amigos, las películas de (Emir) Kusturica”. En cuanto a los textos y a la lírica de las canciones, detalla: “Busco el juego de palabras, la rima, el absurdo, y la gracia que pueda llegar a tener el tema. Pero en general aspiro a que las cosas no estén tan explícitas. Es una obra de arte inconclusa que pretende que cada uno haga su propia interpretación”.

funebrero rock del pais RR

Una historia por cantar

“Hay un pueblo que se empieza a manifestar en la plaza. No se sabe muy bien por qué pero pasan cosas extrañas. La gente se junta y sale en busca de eso que tal vez pueda ser la mosca”, -relata Lomanas- una parte de la trama de la obra musical que vienen presentando Lo Funebrero en distintos escenarios del país.

Por su parte, el Noruego, uno de los más activos en la charla, subraya los tiempos y los climas sonoros que acompañan esas secuencias. Y hasta sostiene que en los momentos más altos, el estilo de la banda decanta en el ska, aunque Lomanas, no esté tan de acuerdo, y prefiera decir que caen en un estilo de llanura pampeana”.

“Y la otra parte es como un jazz funebrero, le decimos así porque tiene un estilo propio, y con el cual hacemos otra de las presentaciones. Tenemos dos entradas: La procesión. Y la otra, que es la que cantamos, «Llegaron lo Funebrero»”, precisa el cantante.

“Allí se ve bien lo de la big band. Nos convertimos en una banda grande de swing de los años 50, que se engancha con la inmigranteada”, completa Rapp.

La impronta sagrada y delirante en torno al funeral de una mosca, le da paso a un relato más histórico, sociológico y costumbrista. “La inmigranteada” es otra saga de lo que finalmente llaman como trilogía de Lo funebrero. “Tiene que ver con nuestros abuelos, y toda esa cultura que se fue mezclando acá en Rosario, en Cañada de Gómez, o en el campo”, analiza Lomanas.

Desfilan entonces en el repertorio temas como el insignia La Mosca, con los caños al palo y con un impronta circense; La Rusa, y El Ucraniano, en el que cantan: «Soy argentino…de Lituania, Ucraniano, y de Italia», en Dino o Todos mayores, se encargan de contar con humor costumbres de pueblo, y amores prohibidos.

“Después viene el ska -avisa el vocalista- donde aparecen temas como Sheriff, con cachengue, fiesta, cumbia; todo unido en una historia que comienza con el funeral”.

Big band del país

El año pasado Dario Monti, un funebrero que hace voces y toca la campana y otros utensillos, estaba viendo la televisión junto a su padre. Este le dijo que se anotara en el concurso Rock del País, después de ver varias veces el spot publicitario en la tanda de la señal de TN. Monti llenó una planilla virtual en internet, y envió un video austero que la banda filmó en la localidad de Lucio V. López. Unos días después los llamaron. Viajaron a Buenos Aires y quedaron esperando su turno en el estacionamiento del teatro Sony, muy cerca del cementerio de la Chacarita. Así que aprovecharon para sacarse fotos un rato antes. Ya de cara a la prueba televisiva, los hicieron esperar en el estacionamiento junto a otras bandas. “De entrada no nos querían dejar subir porque éramos muchos, y les dijimos, ‘O todos, o ninguno”. contó el Noruego, que además detalló cómo la situación los puso a prueba. “Entonces empezamos a hacer un re quilombo. Nos pusimos a tocar una africaneada en el estacionamiento, y bajó la producción, y habrán dicho: “¡¿Quiénes son estos mutantes?!”, y vieron que por la imagen de la banda, les podía garpar. “Cuando pasamos al estudio, no sabíamos, tenían ese sistema yanki de botones, que si te pulsan dos veces te quedás afuera”. cuenta el saxo tenor. Pasaron la primera prueba. Y se mantuvieron en el concurso un tiempo más. Después quedaron afuera y regresaron por el voto popular a las finales. «Volvimos envalentonados -cuenta el Noruego- La gente nos llevó de vuelta al programa. Pero para la producción era más fácil que gane una bandita de 3 o 4 integrantes que después puedan ir a tocar al programa de Fantino”, expresó. Por su parte, el cantante aseguró que fue una buena experiencia, que tuvieron mucha aceptación pero que el formato de la banda y la cantidad de integrantes les jugaba en contra en esa competición. De todas manera contó que Suker, uno de los jurados junto a Viticus, Andrea Álvarez, Erica García, y Marcelo Mouro, dijo en el aire que ‘el rock debía prepararse para una banda como Lo Funebrero’.

funebrero chaca rr

Unidos y Organizados

“Tenemos distintos gremios en la banda: las bases que son las cuerdas y los parches-incluido el acordeón-. El gremio de los vientos, y el de los cacharros que se encargan más de lo teatral, de lo que son accesorios», cuenta Camilo Rapp, el Noruego, sobre la organización de las 15 personas que hoy integran la gran orquesta.

“El gremio más fuerte es el de los cacharros”, asegura Diego, el trompetista, y agrega: “Ellos son los encargados de armar las distintas intervenciones como el bar, una movida nueva que hicimos, y se ocuparon de las máscaras y los accesorios en los carnavales”. “Son el gremio más hard, y más borracho”, dice entre risas, el Noruego.  “Acá dicen que somos los peones, y nos mandan al frente, pero ¡ojo! que si los peones llegan al fondo, son reina del show”. responde Dario Monti como representante del gremio, y levanta risas y aplausos.

Juan Manuel Lomanas, la voz principal concluye ya más reflexivo: “Fue delicado el proceso de cada uno en todo este armado. Fue una construcción colectiva. Una escuela en la que día tras día aprendimos un poco más”.

mosca RR
Asi forman…

Juan Manuel Lomanas: Voz, y trompeta pocket. Gremio de las bases: Mauricio Rigoni (Boncha), Bajo; Martín Gusparo (Guspa), y Nicolas Di Girolami, guitarra criolla y eléctrica; Blas Rosell (Marxiano), Acordeón y coros; Fernando Espíndola (Nando), batería. Gremio de los vientos: Julian Lomanas (el Gordo), Bombardino, coros; Ramiro Melendo, Trombón y coros; Diego Portilla (Larry), trompeta y coros; Matias Ponisio (Masa), saxo alto y coros; Camilo Rapp (el Noruego), saxo tenor, coros; Emanuel Monti (Santuli), guitarra melódica, coros. Gremio de los cacharros: Dario Monti: Campana, pandereta, y zurdo; Germán Fariz (Fraile), Coros, accesorios; Emiliano Graizzaro (Emilio), Mozo.

Nota publicada en la edición 288 del periódico El Eslabón.

VIDEO DE LO FUNEBRERO EN LUCIO V LÓPEZ

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Un comentario

  1. ANALIA SILVIA FERRERO

    06/03/2017 en 0:16

    NOS ENCANTAN «LO FUNEBRERO» !!!!!!!!!!!!!!!! CADA VEZ QUE PODEMOS Y NOS ENTERAMOS DONDE SE PRESENTAN…..VAMOS!!!! QUE CONTINUEN LOS MERECIDOS EXITOS

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