El experimentado director teatral debuta como productor artístico en La Comedia Peronista, que relata pormenores de una familia justicialista –que en clave de humor– intenta sortear las adversidades del momento político actual.
La Comedia Peronista es una obra que cuenta con ironía los distintos avatares del peronismo en la actualidad. Con dramaturgia y dirección de Pablo Fossa, la obra metaforiza las relaciones de una familia argentina con romances y traiciones.
La puesta es un trabajo conjunto entre las productoras Rosario Imagina y Argentina Arde, con funciones los viernes a las 22 en La Morada, San Martín 771, planta alta.
El mentor de La Comedia Peronista es el director teatral, docente y psicólogo Gustavo Walter Rody Bertol, que días atrás fue reconocido por su trayectoria a través de una iniciativa del Concejo Municipal.
En diálogo con este medio, el referente del grupo Rosario Imagina, espacio que lleva dos décadas y media de trabajo en el ambiente teatral local, analiza su nuevo proyecto de cara al estreno.
“Estamos con muchas expectativas. Es muy interesante el trabajo que estamos realizando, con un elenco que se ha ajustado muy bien a los personajes”, destaca Bertol, y aclara: “La obra no intenta bajar línea ni dejar testimonio histórico, sino que intenta reírse, tener una mirada irónica y, al mismo tiempo, contiene un mensaje final”.
—¿Por qué te metiste con el peronismo?
—Mirá, son esas cosas de la vida. Yo soy peronista desde los 16 años. En una época militaba en la JP. Y cuando comencé con el tema del teatro no milite más, más bien comencé a militar en el teatro. Duplete no podía hacer, y aparte que para militar, que para mí es una de las tareas más nobles: obrar por una sociedad mejor, tenés que tener una vocación, y la mía estaba más ligada al teatro. Y nunca me metí en el tema del peronismo, pero me pareció que éste era un momento muy particular, un momento con mucha incertidumbre. Y me dije: «Éste puede ser el momento». No sé si para reflexionar, porque la obra es como un paso de comedia, pero para llegar a los gags tenés que de algún modo transitar algunas ideas muy simples que son parte del devenir del peronismo, que por estos días vive momentos inciertos.
—¿Cómo fue laburar con Pablo Fossa, que se encargó de la dirección y la dramaturgia, y que es parte de la fusión con otro grupo teatral?
—Fue un laburo muy agradable porque a Pablo le tengo mucho respeto como director. Fue un intercambio constante. Su trabajo en la dirección y la dramaturgia es el más importante. Yo por primer vez hice una especie de producción general o artística. Y en cuanto al trabajo entre la productora de Pablo (Argentina Arde), y nosotros (Rosario Imagina) me gustó de pronto la interrelación que hubo. Y es algo que quisiera seguir haciendo.
—¿De qué trata la historia?
—Es una familia peronista, en una casa peronista, que entra en conflicto con otra pareja, otra familia, un conflicto que tiene que resolver. La obra transita amores, traiciones, mentiras, cambios y transformaciones con mucha pasión. Yo digo que es una especie de comedia sexual peronista, porque habla con mucha ironía de la cuestión de sexo, en clave de humor. Eso nos permitió decir algunas cosas. Es una obra muy vertiginosa, que está muy bien actuada pero que no apunta a ser un retrato político-histórico, sino que apunta con determinadas claves a hacer reír y a pasar un momento de comedia.
—¿Por qué eligieron el tono de comedia?
—El humor lo planteamos como una manera de despreocuparse de las grandes cuestiones simbólicas. La obra no se ríe de una sola cuestión, o de un sólo sector. Hemos tratado de reírnos de todos, porque el inconsciente, como diría mi maestro (Alberto) Ure, no tiene ni derecha ni izquierda. Entonces hemos tratado que la obra se ría de todo con un poco de inconsciencia.
—Hay una frase que reza “Todos son peronistas y todavía no se han dado cuenta”, ¿Cómo lo tomará el público que lo mira desde afuera?
—(Risas) Yo creo que los que no son peronistas se van a reír más. Y también están ahora los que no son más peronistas, y otro gran rubro que yo veo, en algunos amigos y conocidos: los que ahora son peronistas (se vuelve a reír).
El hecho maldito
Bertol tiene 58 años. Adaptó, para el teatro, textos de autores como Samuel Beckett, Discépolo, August Strindber, Alberto Ure, Antón Chéjov, James Joyce, y Eduardo Pavlosvky, entre otros. También escribió un seminario que después editó en formato libro llamado Inversión, fracaso, y sentido. Fue parte del histórico espacio de Arteón, y del Grupo Discepolín. A la distancia, Bertol explica su acercamiento en la adolescencia al movimiento social, político y cultural que surge a partir de la figura del general Juan Domingo Perón: “No fue por mi familia, fue por mis amigos. Siempre el contexto es fundamental. Yo empecé estudiando teatro en Arteón y era un ambiente muy politizado. Empecé a leer a Fernández Arregui, a Jauretche, a Scalabrini Ortíz, y me fui enganchando. Nunca fui un peronista cerrado, ortodoxo. Alguien me dijo que en el peronismo estaba lo mejor y lo peor de estos 34 años de democracia. Los mejores años los generó un gobierno peronista, y los peores los generó otro gobierno peronista. Me refiero a los Kirchner y a Menem. Y yo de joven veía que en esa gran cosa que es el peronismo, ese hecho maldito, como dicen, encontraba lo mejor y lo peor. En este lugar pude trabajar un poco las ideas que yo tenía, que me empezaba a hacer en plena dictadura. Pero bueno, como dice un chiste viejo de una película, que creo era La Hora de los Hornos: «Yo no me meto en política, yo soy peronista»”.
Esperan a las masas
Con idea de Rody Bertol, y bajo la dramaturgia y la dirección de Pablo Fossa, La Comedia Peronista (viernes de marzo, abril y mayo a las 22, en La Morada, San Martín 771, planta alta) cuenta con las actuaciones de Hugo Cardozo, Natalia Trejo, Rodrigo Frías, Belén López Medina, Julieta Sciasci y Juan Nemirovsky. La asistencia de Dirección es de Julieta Pretelli y Martina Liguori, y el vestuario de Flor Marting. La voz en off de Micael Genre Bert y el diseño gráfico de Belén López Medina.
Nota publicada en el periódico El Eslabón 290.