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En el Bauen y en Acoplados del Oeste se juega mucho más que el futuro de casi 300 familias. Lo que se avizora es un ataque muy fuerte al conjunto del movimiento de empresas recuperadas y trabajadores autogestionados. ¿La respuesta? Reclamos a los legisladores y protestas que ganan las calles.

Los conflictos en las cooperativas Acoplados del Oeste (ADO) y Bauen tienen en vilo a las empresas recuperadas y los trabajadores autogestionados. El jueves 16, más de mil personas se sumaron a la asamblea abierta convocada frente la fábrica de acoplados de la ciudad bonaerense de Merlo que fuera de la familia Petinari, que el 3 de marzo se la reapropió a fuerza de centenares de policías y con el amparo de una orden judicial que desconoce la realidad de las cosas: los Petinari habían huido de su establecimiento tras acumular una enorme deuda. Buena parte de ella, unos 60 millones de pesos, es la que corresponde a los obreros, que tras el abandono patronal ingresaron a la fábrica, la limpiaron y reacondicionaron y la pusieron otra vez en actividad, hasta el desalojo del 3 de marzo, tras el cual están instalados con una carpa frente a la planta con el claro objetivo de volver a entrar cuanto antes. Similar es la historia del Bauen, varias veces contada en estas páginas: en 2004 un grupo de trabajadores estafados por los dueños ingresó al hotel abandonado, lo refaccionó piso por piso y lo hizo funcionar otra vez. Ahora, en el Bauen se están preparando para resistir la orden de desalojo dictada por una jueza porteña que ordenó cumplirla el próximo 19 de abril.

Lo que está en juego en ambos conflictos no son solo los casi 300 puestos de trabajo generados por las dos cooperativas. La percepción generalizada entre los trabajadores y trabajadoras de la autogestión es que se asiste a un embate contra todo un movimiento que tuvo fuerte desarrollo en última gran la crisis de fines del siglo pasado. Y que vuelve a erigirse como salida para miles y miles ahora, cuando otra vez reinan las políticas de ajuste y transferencia de recursos a los sectores más poderosos que provocan cierres de empresas y desocupación.

Lo extendido de la preocupación puede apreciarse si uno se llega tanto hasta el hotel porteño como hasta la fábrica del oeste del conurbano bonaerense. El jueves 9 de marzo hubo una reunión en el hotel en la que se definieron los pasos a seguir para defenderse del desalojo. Lo resuelto fue iniciar de inmediato una campaña de difusión de la situación con mesas y volanteadas en distintos lugares muy transitados de Buenos Aires, movilizar desde el hotel al Congreso Nacional el próximo 20 de marzo y convocar a un gran acto y festival con posterior vigilia para el 18 de abril, con la idea de esperar bien agrupados para resistir el desalojo previsto para el día siguiente.

En ADO, tras la masiva asamblea abierta del último jueves comenzaron los preparativos para una movilización, este 23 de marzo, a la Legislatura bonaerense en la ciudad de La Plata.

En paralelo, desde ambas cooperativas se trabaja todos los días en contactar legisladores para convencerlos de la necesidad de apoyar los procesos de autogestión. En rigor, el objetivo es que los ámbitos legislativos ratifiquen apoyos a las cooperativas. Hay que recordar que, en el caso del Bauen, el Congreso Nacional aprobó en noviembre último una ley de expropiación del hotel en favor de la cooperativa. Lo mismo hizo la Legislatura bonaerense con la fábrica de acoplados en favor de ADO. Pero en uno y otro caso, mediaron Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, que con sendos vetos abrieron el camino a las órdenes judiciales de desalojo.

En las cooperativas esperan lograr las suficientes cantidades de diputados y senadores para rechazar los vetos y ratificar las expropiaciones, lo que permitiría solucionar las cosas por las buenas. Si no, ni en ADO ni en el Bauen son de andar arrugando cuando pintan las malas. Y en eso, no están solos.

Solidaridad al palo

La solidaridad que rodea a los conflictos de las empresas autogestionadas se expuso claramente el jueves 16 de marzo en la asamblea abierta realizada frente la ex Petinari, convocada por los trabajadores de la cooperativa Acoplados del Oeste. Más de mil personas acompañaron a los 120 laburantes que pugnan por volver a la fábrica de la que fueron desalojados el 3 de marzo a través de un despliegue de centenares de integrantes de fuerzas de seguridad. Además de a los propios trabajadores –en el momento del desalojo, plena madrugada, solo un puñado de ellos estaban en la fábrica– el operativo sorprendió a los habitantes de Merlo, que rápidamente comenzaron a expresar su solidaridad con la cooperativa. Ese respaldo pudo apreciarse el jueves, con la presencia en la asamblea de militantes de varios gremios de la CGT y la CTA, organizaciones políticas y sociales, veteranos de Malvinas y grupos de vecinos que llegaron con pequeñas pancartas escritas a birome. A birome también, entre mates y trucos en la carpa en la que resisten desde el 3 de marzo, se escribió el documento que leyó en la apertura del acto Luis Becerra, uno de los integrantes de ADO, acompañado por el presidente de la cooperativa, Jorge Gutiérrez, quien tuvo a su cargo el cierre de la jornada. Entre los respaldos más numerosos se contó el de los docentes bonaerenses de Suteba, que llegaron hasta la fábrica de acoplados después de participar de una multitudinaria marcha en la Plata, en el marco de su propio conflicto por aumento de salarios. Y también se acercaron a renovar su respaldo y solidaridad se contaron trabajadores de otras empresas recuperadas y cooperativas. Uno de los oradores del acto fue Francisco Martínez, referente de la cooperativa Textiles Pigüé y secretario de la Federación Autogestión, Cooperativismo, Trabajo (Actra), integrada por varias cooperativas santafesinas. Martínez tuvo a su cargo manifestar el agradecimiento a las organizaciones que acompañaron y en particular a las sindicales. “Nosotros recuperamos las fábricas para recuperar a los trabajadores. Y ya llegará el tiempo en que los trabajadores autogestionados seamos reconocidos como trabajadores con todos los derechos como ustedes”, les dijo a los manifestantes embanderados con sus sindicatos.

El agradecimiento al amplio abanico de organizaciones que los apoyan se expresó también de boca de los propios integrantes de la cooperativa desalojada, que lo hicieron extensivo a sus familias. Entre bombos, redoblantes y banderas, las compañeras y los hijos de los laburantes insistieron con los besos y abrazos que reconfortan en lo más íntimo, todos los días. Sentimiento es lo que sobra en la pelea que se libra en el oeste del conurbano.

Fuente: El Eslabón

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