El secretario general del organismo, Luis Almagro, propuso la suspensión de ese país “si no se celebran elecciones generales”. Es lo mismo que pide la oposición golpista. El presidente Maduro rechazó el injerencismo y denunció que se busca que “generar las condiciones para una intervención extranjera”.

Es un nuevo capítulo de la larga historia del acoso que sufre Venezuela de parte de los poderes fácticos de dentro y fuera de ese país. La Revolución Bolivariana debió enfrentar ese asedio desde el mismo momento en que nació, con Hugo Chávez a la cabeza. Lo intentaron todo: golpes de Estado tradicionales, por la vía violenta, campañas de desestabilización a través de guerra económica, psicológica, mediática, y las formas más burdas de difamación, manipulación y mentiras.

Los errores, las miserias y los hechos de corrupción que cometen todos los gobiernos del mundo, sin excepción, en el caso de Venezuela son magnificados y exagerados hasta convertirlos en motivos para derrocar al gobierno.

No se mide con la misma vara a Venezuela, nunca.

Todo es motivo para derrocar al gobierno de Venezuela, porque ese es el único objetivo de la derecha de ese país, asociada a los poderes fácticos internacionales, sectores de los EEUU y medios que comunicación de todo el mundo.

En este último capítulo, como ya había ocurrido en otras oportunidades, se sumó la Organización de Estados Americanos (OEA) en su triste papel de guardián del patio trasero del Imperio al servicio de la embestida de la derecha en el continente.

Venezuela, junto con Bolivia y Ecuador, se erigen en los tres últimos enclaves posneoliberales de la región tras el triunfo de Mauricio Macri en la Argentina y el golpe de Estado que permitió a Michel Temer usurpar el poder en el Brasil. La región giró hacia la derecha y la restauración conservadora pretende arrasar con los últimos procesos de liberación e integración regional. Y Venezuela está en la mira.

En este contexto, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, presentó un informe en el que propone la suspensión de Venezuela del organismo regional “si no se celebran elecciones generales en el país”.

El pedido de Almagro, claramente injerencista, coincide, justamente, con el anhelo de la derecha venezolana, que se viene negando sistemáticamente a dialogar con el gobierno de Nicolás Maduro, porque lo único que desean esos sectores es su derrocamiento.

Desde el gobierno venezolano, denunciaron que Almagro está violando las normas de la OEA y que “busca generar las condiciones para una intervención extranjera”.

La embestida de la derecha continental no terminó allí. Los países que llevan adelante la restauración conservadora llamaron a una reunión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA “para abordar la situación de Venezuela”.

El gobierno venezolano calificó la convocatoria como “un acto hostil contra Venezuela y su pueblo”.

Y el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, llamó a debatir sobre la permanencia de su país en la OEA.

Maduro convocó al pueblo a “un gran debate nacional” para abordar si es pertinente que su país prosiga como miembro de la OEA, teniendo en cuenta que esa entidad “promueve una actitud intervencionista en asuntos internos” de su país.

“Yo abro el debate, en primer lugar con nuestro pueblo, con la gente honesta, patriota que quiera paz. Abro el debate nacional e internacional sobre la violación de la carta fundacional de la OEA y la agresión de un grupo concertado de gobiernos de derecha contra Venezuela y la pertinencia de la OEA, su vigencia y utilidad”, expresó el jefe de Estado durante una reunión de trabajo con el gabinete Ejecutivo realizado en el Palacio de Miraflores, según informó el sitio de noticias del canal venezolano Telesur.

“La OEA fue creada como un ministerio de colonias para gobernar, hegemonizar y dominar a América Latina y el Caribe. Pudiéramos decir que desde su fundación ha tenido dos grandes etapas. Una primera etapa –que va desde 1948 a 1998– para preparar, justificar y legitimar golpes de Estados en el continente”, agregó el presidente de Venezuela.

El mandatario señaló que Venezuela no se doblega ante pretensiones imperiales y denunció que la injerencia de la OEA tiene como fin arremeter contra la paz y la estabilidad del país, acciones promovidas por la derecha internacional y avalada por la derecha nacional.

“Ahora pareciera iniciarse otra etapa, producto de la correlación de fuerzas. Ha vuelto la derecha internacional a importantes gobiernos y desde el Departamento de Estado estadounidense le ordenan venir contra Venezuela, arremeter contra Venezuela. A Venezuela no la agrede nadie”, puntualizó el mandatario.

Una discusión sin resultados en la OEA

La reunión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA se pareció mucho a una provocación, una demostración de fuerzas de los países gobernados por la derecha que pretenden liderar la restauración conservadora en la región y aspiran a ser ungidos como el empleado del mes del Imperio.

La convocatoria fue solicitada por las delegaciones de Argentina, Bahamas, Barbados, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, EEUU, Guatemala, Honduras, Jamaica, México, Panamá, Paraguay, Perú, Santa Lucía y Uruguay, según informó el sitio venezolano Últimas Noticias.

Nicaragua protestó contra la convocatoria y Bolivia rechazó de plano la discusión. “Nadie puede estar sobre la soberanía de los países”, expresó el representante nicaragüense, Luis Alvarado.

El embajador de Argentina, Juan José Arcuri, aclaró que la convocatoria a la reunión se hizo “porque estamos profundamente preocupados” por la crisis del país, en línea con las cínicas políticas del presidente argentino, Mauricio Macri, que cada vez que puede se manifiesta “preocupado” por los derechos humanos en Venezuela, a la vez que desprecia los derechos humanos en la Argentina (a los que llegó a calificar de “curro”) y mantiene presa a la dirigente social Milagro Sala pese a las advertencias y las denuncias de ilegalidad de organismos internacionales (incluso la propia OEA) y de defensa de los derechos humanos.

Asimismo, el embajador de Brasil, José Machado, explicó que se sumaron a la convocatoria con el fin de “extender la mano y tender puentes” en busca de soluciones.

Una vez iniciado el debate, los países miembros expresaron su respaldo al diálogo entre el Gobierno y la oposición venezolana para buscar soluciones a las crisis que vive el país. Olvidaron que fue la oposición venezolana la que, en repetidas oportunidades, abandonó la mesa de diálogo, porque solo desea derrocar a Maduro, además de constituir un grupo dividido, sin propuesta política y con fuertes diferencias internas.

El Salvador afirmó que debe privilegiarse el diálogo y el entendimiento ya que “es el mejor camino para buscar soluciones firmes y duraderas”, informó el sitio Últimas Noticias.

El embajador de Colombia, Andrés González, llamó a las partes a tener “un compromiso real, genuino. Ninguna negociación puede avanzar si las partes se levantan constantemente”.

Asimismo, el representante de Chile, Juan Barría, afirmó que las conversaciones entre las partes deben tener “avances y resultados, con plazos concretos y definidos”.

La representante de Jamaica, Audrey Marks, propuso invitar a los expresidentes de España, José Luis Rodríguez Zapatero; de Panamá, Martín Torrijos; y de República Dominicana, Leonel Fernández, mediadores del diálogo entre el Gobierno y la oposición, para que ofrezcan un balance del proceso.

Luis Alfonso de Alba, representante de México, solicitó al Consejo analizar el tema Venezuela “periódicamente, en un intervalo no mayor de un mes”.

El secretario general de la OEA, Luis Almagro, afirmó que “no es intervencionismo la defensa de la democracia ni de los derechos humanos” y negó que respalden “una invasión ni golpe de Estado”.

Los representantes de Canadá, Jennifer Loten; de EEUU, Michael Fitzpatrick; y de Paraguay, Elisa Ruiz fueron quienes exhibieron un discurso más confrontativo, injerencista y en línea con las intenciones de los golpistas internos y externos: mencionaron la Carta Democrática y junto a México pidieron la libertad de los llamados “presos políticos”.

El representante alterno de Venezuela ante la OEA, Samuel Moncada, Moncada agradeció los llamados al diálogo, aunque señaló que “muchos han expresado su ignorancia sobre Venezuela”. Y agregó que con el debate “se consumó una intervención y una absoluta violación al derecho internacional”.

En sintonía con la respuesta del gobierno de Venezuela, organizaciones juveniles y movimientos sociales se concentraron el martes en la Plaza Morelos de Caracas para rechazar las acciones injerencistas ejercidas por el secretario general de la OEA, según informó Telesur.

Ángelo Rivas, presidente del Instituto Municipal para la Juventud de Caracas, aseguró que “el rechazo es rotundo de parte de nuestra juventud”.

“La juventud que cree en una Venezuela libre y soberana se moviliza en las calles de Caracas, porque esta juventud es garante de que en Venezuela se sigan manteniendo las mejores relaciones diplomáticas con los países del mundo, siempre y cuando respeten la diplomacia y la plena soberanía de un pueblo, que decidió ser libre gracias a nuestro independentista Hugo Chávez”, afirmó Rivas.

El “autogolpe”

El pasado jueves el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) decidió intervenir la Asamblea Nacional (AN) por el desacato a una orden judicial que suspendió el ingreso a sus bancas a tres candidatos del Estado de Amazonas, investigados por fraude. La medida sirvió para que los opositores lo presentaran como un “autogolpe de Estado” o “Madurazo” en referencia al “Fujimorazo”, el cierre en 1992 de la Legislatura peruana por parte de Alberto Fujimori. Desde Caracas lo desmintieron como “falso” y rechazaron “el accionar de algunos gobiernos de derecha de la región” que buscan mediante “falsedades e ignonimias” atentar contra el Estado de derecho y el orden constitucional. “Por el contrario, sus instituciones han adoptado correctivos legales para detener la desviada y golpista actuación de los parlamentarios opositores declarados abiertamente en desacato a las decisiones” del TSJ, expresó la cancillería venezolana.

Fuente: El Eslabón

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