“Lo que hicieron fue un desastre, fuimos a una asamblea y fue el último día que vi a mi hermano con vida”. A tres años de la ratonera que un sector del Sindicato de Camioneros de Santa Fe le tendió a un grupo oponente –y que dejó un muerto y cuatro heridos– Mauricio Savani recuerda a su hermano Nicolás (27), atravesado de un balazo en la espalda aquella tarde del 12 de abril de 2014 en el camino viejo a Funes, en la localidad de Pérez, donde lo vio por última vez antes de llegar a la reunión gremial que se realizaría en el camping que los choferes de camiones poseen en esa ciudad. Ese recuerdo lo acompañará toda la vida a Mauricio, como las limitaciones que le dejó en un brazo el disparo que él también recibió mientras su hermano caía muerto, corriendo hacia un colectivo. Con cuatro imputados por homicidio en riña que se encuentran en libertad, la causa por el crimen de Nicolás “está parada”, se queja su hermano, aunque su abogado, Carlos Racamato, es más optimista y asegura que “se va a reactivar”.

La causa de la muerte de Nicolás Savani –con independencia de lo que determinó la autopsia– fue una interna gremial dirimida mediante la poco democrática variante del empleo de armas de fuego. Con su cuerpo aún agonizante, la asamblea convocada por Camioneros se realizó aquella tarde en Pérez y Darío Rubén Pérez, por entonces el segundo del sindicato, fue entronizado en reemplazo de quien en ese momento era el conductor, Marcelo Vital Dainotto.

Como en noviembre de 2007, cuando fue asesinado en un estacionamiento del centro de Rosario el tesorero de la Federación de Camioneros, Abel Beroiz, en esta oportunidad la sangre también salpicó al jefe de los choferes de camiones, Hugo Moyano, quien determinó la intervención de la seccional local del sindicato, luego revocada por un fallo judicial. López mantuvo la conducción del gremio y Dainotto tuvo que devolver casi dos millones de dólares –mediante un acuerdo en Tribunales– para evitar una pena que lo privara de la libertad.

Recuerdos de la ratonera

“Lo que a nosotros nos hicieron ese día fue un asesinato”, recuerda ahora Mauricio Savani, afiliado al Sindicato de Camioneros. “Nos recibieron a balazos, no teníamos nada que ver”, dice sobre aquella tarde, hace tres años, cuando fue baleado en un brazo, su hermano asesinado y otros tres compañeros heridos. Uno de ellos, incluso, perdió un riñón.

“Tengo un tiro en el brazo, entre el codo y la muñeca, que prácticamente me rompió las venas, no tengo fuerza, me quedé incapacitado”, señala Savani en diálogo con el eslabón.

“Hubo otro compañero que perdió un riñón. Lo que hicieron fue un desastre, fuimos a una asamblea y fue el último día que vi a mi hermano con vida”, sigue el trabajador.

Según la investigación que dirige el fiscal de la Unidad de Homicidios, Adrián Spelta, la balacera se produjo a la hora de la siesta en el camino de tierra que llega hasta el camping que Camioneros tiene en Pérez.

Cuatro colectivos con militantes del oficialismo, que respondían a Dainotto, llegaban predio para participar de una asamblea sindical. Unos 150 metros antes del acceso al camping, dos colectivos cruzados en el camino detuvieron la caravana.

“Tiran una bomba de estruendo y comienza la balacera”, recuerda ahora Mauricio Savani. Rememora que su hermano Nicolás, afiliado a la rama Aguas Gaseosas del gremio, “iba corriendo para el colectivo, estaba dos metros, y le pegan en la espalda”. Según la autopsia, Nicolás murió por un tiro que le ingresó por la nuca.

De acuerdo con la investigación judicial, unos cincuenta hombres esperaban a los colectivos. Les habían armado una ratonera. El objetivo: no permitir que llegaran a la asamblea, en la que el sector de López quería imponerse para desplazar a Dainotto de la conducción sindical y de la obra social, que recauda millonarios ingresos mensuales.

Un patrullero de la seccional 22º estaba en el lugar. Pero no intervino. La trifulca era de proporciones que los policías estimaron sobredimensionada para sus fuerzas.

El ataque quedó registrado, en parte, por una cámara de videovigilancia que la firma Transener tiene en el lugar. En parte, porque apuntaba hacia el sitio donde estaban los agresores.

Las imágenes permitieron al fiscal determinar que un hombre organizaba el ataque y que otros dispararon. Según la investigación de Spelta, los agredidos también respondieron con fuego la agresión, por lo que el homicidio de Savani fue caratulado como “en riña”.

Sin embargo, no se reportó ninguna persona herida del otro bando. Aunque uno de los cuatro imputados por el hecho pertenecía al grupo que recibió la agresión.

Para Mauricio Savani, quienes los atacaron “eran gente del gremio, se ve que ellos están armando todo, cortan todo, en los videos se ve todo”.

“Armaron todos para hacer la emboscada”, afirma el afiliado a Camioneros, quien la semana pasada encabezó una movilización a Tribunales –al cumplirse tres años del asesinato de su hermano– para reclamar justicia.

“El problema es que la Justicia no quiere actuar”, se queja con amargura.

Los señalados

En julio de 2014, a tres meses de la emboscada fatal, la Justicia allanó la vivienda de uno de los sospechosos, en Colegiales al 2300, donde la policía secuestró una pistola nueve milímetros, un revólver 32 largo y dos escopetas. Ninguna de las armas pudo ser vinculada al crimen de Savani y las lesiones de sus compañeros.

Recién en marzo de 2016, casi a dos años del asesinato, el fiscal Spelta imputó a cuatro personas por homicidio en riña, portación de armas y lesiones. Tres pertenecen al grupo atacante, ligado a López; y uno al que sufrió la agresión y la respondió, vinculado a Dainotto.

Todos estaban ligados al legajo judicial por encubrimiento y uno es un delegado de base, que supuestamente tras la balacera fue hasta la sede del gremio, en Pasco al 900, a guardar pecheras y otras pertenencias.

El edificio gremial también fue allanado por pedido del fiscal Spelta, aunque sin resultados positivos para la investigación.

Tras la notificación formal de la acusación, los cuatro imputados quedaron en libertad puesto que el tipo penal escogido por el fiscal para la imputación no prevé prisión preventiva.

Según los pesquisas, tres de esos cuatro quedaron registrados por el video de Transener con armas en las manos y disparando. Los demás participantes de la emboscada no pudieron ser identificados por los investigadores del caso.

Para el abogado de Savani, Carlos Racamato, la causa “se va a reactivar” en las próximas semanas. Tras mantener un encuentro con Spelta, el abogado se mostró optimista ante este periódico al afirmar que “se van a pedir algunas medidas pendientes”, entre ellas “un par de testimonios” que aún no se produjeron.

“También falta nuestra constitución como querellantes”, agregó Racamato, para quien “hay mucha prueba” reunida en el legajo.

Recordó que el planteo que al comienzo de la investigación hizo el abogado de Hugo Moyano, Daniel Llermanos, para acusar como planificador del ataque a Rubén Darío López no prosperó.

“En el homicidio en riña –precisó Racamato– no hay instigación”. La idea de un crimen organizado con antelación no tuvo eco en la causa, orientada a la riña como causa de la muerte.

En disputa

La pelea que provocó la muerte de Savani y las heridas de los otros cuatro camioneros no se originó en diferencias ideológicas o de enfoque sindical. De hecho, López acompañó la conducción de Dainotto hasta que en abril de 2014 decidió quedarse con el gremio por la vía de la fuerza.

Ambos, además, respondían a la figura de Moyano, jefe de la Federación Nacional de Camioneros.

La conducción nacional no estaba en juego ni era cuestionada, la disputa era local, por abajo, para quedarse con una parte de los recursos que produce el poderoso sindicato de los choferes, uno de los que más creció en cantidad de afiliados y solvencia financiera en las dos últimas décadas.

Uno de los primeros efectos de la trifulca, sin embargo, fue la decisión de Moyano de intervenir la seccional Santa Fe del sindicato, la misma que cinco años antes le había provocado dolores de cabeza cuando –según una investigación judicial– tres dirigentes locales pagaron el asesinato del jefe provincial y tesorero de la Federación, Abel Beroiz, para quitarlo del medio.

La intervención apenas duró unos meses, hasta que la Justicia laboral la revocó ante un planteo del grupo de López, quien finalmente pudo conducir –aunque con algunas limitaciones– el Sindicato de Camioneros de Santa Fe.

La operación se perfeccionó convenciendo a Dainotto de las ventajas de abandonar la lucha por recuperar lo perdido. Una causa judicial por presuntos desmanejos financieros de la caja sindical, encontró en cuentas bancarias de Dainotto 1.750.000 dólares, 700 mil pesos y 3.300 euros, que el dirigente dijo guardar a su nombre para preservarlo de manos ajenas.

Finalmente, en septiembre de 2012, Dainotto trocó su voluntad de continuar al frente del sindicato por la de envejecer en libertad. Firmó un juicio abreviado para devolver a las arcas del sindicato unos dos millones de dólares y fue condenado a una pena de ejecución condicional, es decir, sin reclusión.

Fuente: El Eslabón

 

 

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