Jorge Ramírez se mueve con una tranquilidad inquieta, como quien tiene el tiempo y el deseo de sentarse y hacer lo que corresponde. Desde hace ya casi dos semanas, el ex director de Radio Nacional Rosario vive de reunión en reunión, de viaje en viaje y entre infinitos mensajes y llamados telefónicos. El periodista está en una lista de 21 personas que entraron a los medios públicos por concurso y fueron cesanteados por el gobierno nacional. Lejos de engrosar pasivamente la lista de los miles de despedidos, Ramírez hace lo mismo que muchos: da la batalla judicial y política, pero también denuncia públicamente lo que está pasando. En diálogo con El Eslabón, contó la “bochornosa” reunión que mantuvieron el miércoles pasado en el Senado con el titular del Sistema de Medios Públicos Hernán Lombardi y agradeció las muestras de solidaridad.

—¿Cómo empezó el conflicto?

—El martes de la semana pasada me llegó una comunicación extraoficial avisándome que existía una lista de 21 ex directores de Radio Nacional para dejar cesantes. Había una resolución. Todos habíamos entrado cuando se puso en vigencia la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, entre 2009 y 2010. No es casualidad. Si bien la ley nunca terminó de ponerse en funcionamiento, sí empezaron a establecerse algunos mecanismos. Uno eran los concursos.

—¿Qué pasó después de enterarte de tu despido y de veinte más?

—Empezó toda una movida: hablar con los sindicatos, abogados, nuestros compañeros y ver cómo planteábamos esta pelea ¿Es una pelea por el sueldo, indemnización, despidos o política? Decidimos dar todas las batallas pero haciendo foco principalmente en la cuestión política porque sin dudas, si vos miras esas listas, y los currículums de quienes fuimos cesanteados, te vas a dar cuenta que venimos todos del mismo lado: docencia, años de trabajos en los medios y pertenencia a un sector político determinado que nunca ocultamos. Cualquiera que me conoce sabe desde dónde hablé siempre y que también siempre hice foco en que la radio pública, el medio público en general, tiene que tener un rol fundamental. Yo creo que este es un golpe a lo periodistas y un mensaje muy claro: los medios públicos están cerrados.

—¿Por qué considerás que aunque no todos trabajemos ahí, ni todos escuchemos la radio, este es un problema de toda la sociedad?

—Creo que los medios públicos cumplen un rol fundamental. Yo soy un gran defensor de ellos a pesar de que siempre había trabajado en medios privados. Es muy importante porque es el lugar donde vos podés, tenés o deberías tener la libertad para hacer o encarar tu trabajo periodístico de una forma distinta a los medios privados. Esto no va en contra de los medios privados ni mucho menos, pero nosotros teníamos una obligación ética, moral y periodística de darle espacio a los que no tenían voz. Políticamente la pertenencia era innegable. Nosotros estábamos dentro de lo que era un proyecto nacional y popular y apostamos a eso, pero nunca cerramos la puerta a los demás.

—¿Y cuál pensás que es la percepción del gobierno nacional frente a los medios públicos?

—La percepción del gobierno nacional es que Radio Nacional es un estorbo y que si fuera por ellos, si no fuera tanto el costo político que pueden llegar a tener;que tampoco sé hasta dónde es; la cerrarían. Dejarían Radio Nacional Buenos Aires y dos o tres más. Por ejemplo, en esta provincia, a ellos la emisora en Rosario no les interesa porque está también en Santa Fe. Ellos hablan de federalizar pero desde un concepto porteño, es decir, para ellos federalizar es que los programas de Radio Nacional Buenos Aires se escuchen en todo el país.
Mucho más humillante que eso fue lo que dijo Lombardi en la audiencia que tuvimos en el Senado. Dijo que quienes estábamos éramos «capas geológicas» que había que eliminar. Ellos tienen conceptos muy claros, incluso, te digo, la resolución donde deciden el despido fue un 7 de abril, el día después del paro general, cuando el gobierno entra en estado de alerta. Por eso empezaron a limpiar lo que podían limpiar. También es un mensaje. Ellos apuntan a lo simbólico. Simbólicamente, Radio Nacional es muy fuerte. Aunque no se escuche. A ellos no les interesa porque tienen los medios privados, entonces, ¿para qué quieren los medios públicos? Para nada, para gastar plata.

—¿Cómo se está viviendo esta situación en otras ciudades?

—La noticia la di yo, no estaban enterados. Te digo: nos enteramos dos días antes de Semana Santa. Y a partir de ahí empezaron a llegar telegramas escalonados. La esposa de uno de los directores que echaron había quedado sin trabajo, ¿y él ahora? En algunos lugares es más dramáticos de otros.

—Más allá de que es una cuestión social y política, también se trata de 21 personas que se quedan sin trabajo

—Exactamente. Son 21 familias en la calle, en forma metafórica si queres, pero en algunos casos no tanto. Mi situación personal no es buena pero no puedo compararla con muchas otras. Hay muchachos que están a 700 kilómetros de grandes ciudades, ¿qué van a hacer? Son situaciones individuales muy difíciles.

—Y en ese sentido, ¿qué estrategias están tomando para afrontar la situación?

—Yo lo trabajo con el Sindicato de Prensa Rosario porque los conozco hace años, tengo confianza ciega en nuestras abogadas. Hay muchas posibilidades: una cosa es cobrar o no la indemnización y ver si la gente puede aguantar esperar eso; se puede pedir la reincorporación, pero eso inhibe de pedir indemnización. Se van a establecer estrategias en común, tanto por el lado judicial como también a la hora de tomar medidas políticas. Nuestra pelea es política, vamos a denunciar que es persecución ideológica.

—¿Cómo te sentís denunciando, en democracia, casos de censura y persecución ideológica?

—Es doloroso. No solo por la pérdida del trabajo, sino por la práctica. Es una práctica de una dictadura. Y no quiero mezclar las cosas y decir que desaparecen gente. Pero sí desaparecen la voluntad de la gente. Cuando te quedas sin trabajo pasas a ser un número más en los índices de desocupación. Estoy muy dolorido. Es una regresión muy fuerte, estamos retrocediendo. Mi preocupación es, suponiendo que esto se revierte, ¿cómo hacemos para recuperar lo que perdimos en estos meses?

Los 21 cesanteados

Sebastián Abraham (Jujuy); Pablo Ferrero (La Pampa); Elena Corvalán (Salta); Jorge Ramirez (Rosario); Ernesto Espeche (Mendoza); María Eugenia Cisneros (Córdoba); Ariel Loreto (Ushuaia); Omar Turconi (Bahía Blanca); Ramiro Rearte (Tucumán); Federico Sánchez (Zapala); Lorenzo Hernández (Río Turbio); Itumelia Torres (Iguazú); Carlos Mendez Bogado (Las Lomitas); Verónica Sesin (Santiago del Estero); Martin Illanez (La Rioja); Wences Rubio (San Luis); Carlos Echeverría (Bariloche); Matías Ciampini (Neuquén); Pablo Zamorano (Ingeniero Jacobacci); Ghittoni Horacio (Paso de los Libres); Rus Claudia (Mendoza LV8).

Fuente: El Eslabón

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