La diputada nacional de Cambiemos Elisa Carrió acusó a sectores del Poder Judicial que actúan en su contra, y emplazó al presidente Mauricio Macri a que la defienda de esos presuntos ataques.

En un tono y con un contenido que en política no pueden ser interpretados de otro modo que no sea un apriete, la legisladora de la Coalición Cívica y cofundadora de la alianza gubernamental les reclamó a Macri y al gobierno que ella misma apoya que la defiendan del sector del Poder Judicial que -del que sólo mencionó a un juez que creó una agrupación de magistrados- alega que la persigue.

Durante una entrevista puesta al aire este lunes a la noche por el canal TN, y en referencia a denuncias contra ella por enriquecimiento ilícito que fueron desestimadas por el juez federal Daniel Rafecas, la socia política del Presidente bramó:  «¿Quién me va a defender a mí señor Macri, que siempre pongo la cara por usted? Yo tengo que acusar a todos y defender a un montón más. Y a mí ¿quién me defiende?».

Además, con un sesgo amenazante, y a través de un mensaje en su cuenta de Twitter, insistió: «¿Hasta cuando Sr. Presidente voy a dar la cara para defender al gobierno y no me defienden? Yo lo quiero mucho pero algo tendrá que hacer».

Imagen: Twitter / cuenta de Elisa Carrió

En la entrevista televisiva, Carrió aseguró que los sectores del Poder Judicial que actúan en su contra «van buscando los jueces» acordes, y consideró «de una peligrosidad institucional terrible esta nueva liga de jueces federales presidida por Ariel Lijo», en referencia a la asociación de magistrados lanzada el jueves de la semana pasada.

Sin filtro alguno, Lilita avanzó sobre uno de sus blancos preferidos, el titular de la Corte Suprema: “La operación fue impulsada por un abogado que tiene vinculaciones con la Side (dependencia que no existe más) y se origina en sectores del Poder Judicial con Ricardo Lorenzetti y Ariel Lijo”, manifestó Carrió en torno de la causa en que se la investigaba por enriquecimiento ilícito y que fue desestimada.

La parlamentaria fue por más: «Siempre me defiendo sola. Estoy cansada, tengo cansancio de la podredumbre, porque me la paso limpiando hace 20 años. Limpio un poco… y más mugre, y hasta los honestos se enojan con uno». Pero no echó luz sobre mugrientos ni honorables.

La diputada tampoco se privó de reanudar sus críticas a los espías nombrados en sus cargos por Macri. En directa alusión a la subdirectora de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), sostuvo: «Yo no puedo formar parte de un gobierno donde la señora (Silvia) Majdalani me sigue, me escucha, me saca fotos». Pero curiosamente no se refirió en esos cuestionamientos a Gustavo Arribas, el titular de esa agencia, que es investigado por recibir cuantiosas coimas.

Por el contrario, Carrió respaldó al jefe de Inteligencia, y sostuvo que nada tiene que ver con esta operación o con el escándalo de corrupción que lo involucra y relaciona con la empresa Odebrecht.

Volviendo a la carga contra el sistema judicial, Carrió puntualizó: «¿A qué juez le entrego (las denuncias)? Díganme, ¿en quién confío?».

Acto seguido señaló que «es cierto» que sufrió «operaciones» en su contra «durante 12 años del kirchnerismo», pero advirtió: «Que pase en mi Gobierno… esto lo tiene que decidir el Presidente», aunque sin aclarar si se refería a una orden de Macri para que operen contra ella o si la interrupción de ese accionar debe quedar en manos del mandatario. En cualquier caso, se trata de una grave consideración, que trastoca cualquier forma de organización republicana.

Denuncia desestimada

Este lunes, Rafecas desestimó las denuncias por cohecho y enriquecimiento ilícito contra Carrió y advirtió que tuvieron una «base espuria y francamente escandalosa», por lo que ordenó investigar cómo se gestaron.

En su resolución, el magistrado archivó dos denuncias y remarcó que el denunciante original, Saúl Enrique Paz, declaró bajo juramento de verdad que cobró 1.500 pesos por presentar la acusación, sin haberla leído y que lo hizo porque estaba desocupado.

Además Paz explicó que fue trasladado a Comodoro Py 2002 por un hombre al que identificó como Alán González en su automóvil, tras pasarlo a buscar por su casa en Derqui y que creyó que iba a ser testigo en un juicio laboral a cambio del dinero.

Rafecas ordenó extraer testimonios, es decir, enviar por sorteo a otro juzgado los antecedentes de lo ocurrido para que se abra una investigación penal.

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