Por iniciativa de una diputada, organizado por el Ente Cultural Santafesino, y con auspicio y asesoramiento de la única fábrica que existe en el país, comenzó el primer Torneo Provincial de Bolitas.

El genial Alejandro Dolina, en su texto La decadencia de la bolita, incluido en el libro Crónicas del Ángel Gris, indaga sobre la desaparición del tradicional juego de canicas. En dicho y delirante ensayo, mientras “los psicólogos, antropólogos, electrotécnicos y aún los contadores”, culpan a “la influencia de otros entretenimientos de emoción más sostenida, como la televisión, el billar japonés, el cerebro mágico o las palabras cruzadas”, los “Hombres Sensibles” aseguran que es “el resultado de una conjura universal”.

Pero lejos de haber desaparecido, el jugar a las bolitas parece estar más vivo que nunca con la realización, en un centenar de localidades santafesinas, del primer Torneo Provincial de esa legendaria y fantástica diversión.

“La bolita ha perdido terreno con respecto a otros juegos, eso es indudable, pero nunca desapareció”, asegura Adrián Ñañez, titular de Tinka, la única empresa que fabrica esas pequeñas esferas de vidrio en todo el continente. Pero aclara: “Al ponerlo así en carpeta, con un torneo, yo advertí que se iba a generar un movimiento muy grande y que se iban a sorprender, pero no me creían. Y miren lo que ocurrió el domingo pasado y la expectativa que se creó en toda la provincia”. Ñanez se refiere al inicio del certamen, que se llevó a cabo en Serodino y que contó con una gran cantidad de inscriptos, de todas las edades, y cientos de curiosos.

El actual líder de la empresa oriunda de San Jorge que, desde 1953 produce las bolitas de cristal que empuñaron y empuñan millones de niños y no tan niños –y no sólo en nuestro país–, se encarga de remarcar que la realización de este primer campeonato de bolitas fue gracias a la iniciativa de la diputada provincial Claudia Giaccone. “El año pasado pudimos sacar la ley en la Cámara para declarar a San Jorge como Capital Nacional de la Bolita, algo que en un principio fue motivo de algunas burlas”, señala la legisladora del Frente para la Victoria, y argumenta: “Nosotros defendimos la importancia que tiene para esa ciudad el ser sede de una empresa única en el país y en Sudamérica, que exporta, que da trabajo y que encima remite a un juego que tanto nos marcó en nuestra infancia”.

Tras contar que en su Casilda natal se pasaban las tardes jugando en la vereda, la pre candidata a una diputación nacional por Santa Fe, reconoce: “Yo no era muy ducha, pero recuerdo perfectamente la satisfacción de llegar a casa con más bolitas de las que había llevado, y también la frustración de volver sin ninguna”.

Hoyo en uno

“Los chicos ya no tienen las rodillas sucias. Los pantalones de medidas infantiles no tienen bolsillos. El pavimento y las baldosas lo cubren casi todo. Mandeb quizás tenía razón, existe una conjura universal. Alguien tiene que ocuparse de indagar las razones de este complot y –si es posible– desbaratarlo. Y hay que encontrar los quinientos millones de bolitas perdidas”. Otra vez se equivoca para bien, el Negro Dolina, porque Tinka hoy produce algo así como dos millones de ese preciado objeto de la infancia de muchos de nosotros.

“Después de visitar en varias oportunidades la fábrica en San Jorge y ver el esfuerzo que realizan, y como una manera de visibilizar esa fortaleza que tiene Santa Fe, esa cultura de trabajo, propusimos en el Ente Cultural organizar un torneo provincial”, repasa la diputada Giaccone. El trofeo, que se puso en juego desde el domingo pasado, lleva el nombre de Copa Doctor Ernesto Masters, en homenaje a “un hombre que vive en Las Parejas y que organizaba allí algunos campeonatos de bolitas”, según se encarga de remarcar Adrián Ñanez, gerente de Tinka, y añade: “Masters solía venir a la fábrica a comprar bolitas y siempre insistía con armar un torneo grande, porque reúne a la familia y permite que los chicos interactúen entre ellos. Soñaba que vuelvan este tipo de juegos, y por suerte este año lo pudimos empezar a concretar”.

“Lo que vi el domingo en Serodino, fue una verdadera fiesta, gente de todas las edades jugando, chicos siendo árbitros de los grandes y, lo mejor de todo, que cuando terminó el torneo ¡seguían jugando!”, resalta la legisladora provincial que aspira a una banca en la Cámara baja nacional, y destaca: “Pensemos que fue una jornada en la que los chicos salieron de sus casas y dejaron por un buen rato la Play, no había alcohol, los grandes con sus hijos y sobrinos arrodillados juntos en la tierra jugando. Lo lúdico es algo que despierta la creatividad, la habilidad, la estrategia y el conocimiento lógico. Y, sobre todo, con el otro. Sin tener que apelar a la computadora y a esos juegos en los que hay que matar justamente al otro”.

Los primeros tiros al opi y las primeras quemas se dieron la semana anterior en el Parque de la Tradición de Serodino. Este domingo continuarán en Montes de Oca y en San Cristóbal, y a lo largo del certamen serán más de 100 las localidades involucradas. En junio continuarán las competencias locales, cuyos ganadores clasificarán a los regionales, que se desarrollarán en julio, y los vencedores de los mismos avanzarán a la gran final que será en agosto, en San Jorge, donde quienes accedan a esa instancia podrán además conocer las instalaciones y la historia de la fábrica Tinka.

La competencia está dividida en cinco categorías: de 6 a 8 años; de 9 a 11; de 12 a 14 años; de 15 a 39, y de 40 en adelante. Y para conocer en detalle la modalidad del juego, el reglamento y el cronograma de disputa, se puede ingresar al portal del Ente Cultural Santafesino.

El mundo es redondito

“Esto nació en el 1953”, rememora orgulloso Adrián Ñañez, quien tiene a su cargo la empresa Tinka, única fabricante de bolitas en Sudamérica. “Al principio de esa década, mi padrastro Víctor Hugo Chiarlo, que todavía vive, junto con Domingo Vrech (ambos empleados de una famosa cristalería de aquella época: Saica), pidieron una licencia sin goce de sueldo y salieron a buscar alguien que apostara con dinero al proyecto de fabricar bolitas de cristal. Con apenas 22 y 23 años, partieron en tren a Rosario y se contactaron con Juan Manavella, que era uno de los titulares de la ya desaparecida firma Manavella y Cía. S. R. L., que por aquel entonces estaba en Córdoba al 1300. Este hombre, que era el único fabricante en Sudamérica de bolitas de mármol, se interesó y pidió una muestra. Cuando se la llevaron, le gustó y les entregó un dinero a cambio de la producción de 6 meses. Ese contrato, que está por aquí dando vuelta, fue renovado en dos oportunidades más, es decir que el vínculo duró dos años y medio, y a partir de ahí se liberaron y empezaron a vender por su cuenta, en Rosario, y sobre todo en Buenos Aires”, recuerda.

Por último, el actual titular de la empresa, admite: “Por supuesto que somos conscientes que esto ha perdido terreno con respecto a otros juegos informáticos, pero la bolita es un juego milenario y va pasando de generación en generación. Es un juego lindo, llamativo, que permite esa vinculación con el amigo o con el contrincante. En tantos años hemos pasado todo los tipos de gobierno y las economías del país. A veces estamos mejor a veces peor, pero la seguimos luchando para salir adelante”.

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