Ante un nuevo aniversario del natalicio de Ernesto Guevara, el eslabón repasa la historia de un club cordobés que lleva el nombre del revolucionario rosarino. No cobran cuota societaria y no compran ni venden jugadores.

Aunque nació en Rosario, el 14 de junio de 1928, el Che vivió muchos años en Alta Gracia, Córdoba. Ernestito, que así es como le decían sus padres, padecía afecciones respiratorias y los médicos le recomendaron a la familia instalarse en las montañas, donde el aire y el clima son más favorables. En Jesús María, localidad ubicada a unos 90 kilómetros al norte de Alta Gracia, se fundó, en 2006, el Club Social Atlético y Deportivo Ernesto Che Guevara.

Pablo Luna, vicepresidente de la institución, hace memoria: “La idea nació un poco porque en la zona había pocos clubes en ese momento y muchos chicos querían jugar en un club de la liga. Así que se mezclaron dos factores, uno de la necesidad del fútbol y otro las ganas de homenajear al Che Guevara”.

Un fútbol revolucionario

Entre las cosas que le dejó Rosario, antes de llevar a Cuba su rebelde aventura, está la simpatía por Central. Y si bien no era un futbolero de raza, su presencia en los estadios es casi infaltable, en banderas, remeras o en tatuajes.

La deuda pendiente en el mundo de la redonda era denominar con su nombre a un club. “El fútbol nos aglutina casi todo el tiempo, pero nuestra idea es también transmitir el mensaje del Che, que podamos hablar sobre él. Poder estudiarlo y comprenderlo, para que no sea un club que tenga sólo el nombre. Pasamos películas, organizamos actividades con charlas de gente que sabe sobre el Che, sobre la revolución cubana, sobre la actualidad de Cuba”, repasa Pablo, quien prácticamente vio parir este proyecto.

“Arrancamos con Primera y Reserva, hasta que después se fue extendiendo a las demás categorías de inferiores”, rememora el vice, y continúa: “Al principio nos costó bastante, entrar a la Liga, buscar entrenadores, preparadores físicos. Otro de los requisitos era tener fútbol de inferiores y femenino, y nosotros fuimos uno de los primeros dentro de la Liga en tener fútbol de mujeres. Hoy contamos con siete categorías”.

De todas formas, el directivo lamenta que “aún seguimos alquilando la cancha para jugar”, ya que la que tienen para entrenar no está habilitada por la Liga. “Nos hemos mudado varias veces: hemos estado en Colonia Caroya, en Jesús María, que son dos ciudades que están pegadas”, dice.

Sobre el nombre del revolucionario, –cuya cara también ilustra la piel del mejor jugador de todos los tiempos, como Diego Armando Maradona– el entrevistado reconoce que “no es fácil llamar a un club así en una localidad como Jesús María, donde está la Sociedad Rural, el Festival Nacional de Folclore, la gendarmería”, y argumenta: “No es como ponerle San Martín o Belgrano, a quienes yo respeto mucho, pero son dos figuras que no están discutidas e hicieron una revolución hace más de 200 años. En cambio, lo del Che es mucho más actual. Y si bien todo el mundo lo conoce, las miradas sobre él son dispares”.

“Por eso, tratamos de respetar todas las posturas, no obligamos a nada a los chicos, a ninguna actividad que vaya por afuera del fútbol. Pero sí tenemos una posición”, avisa.

La camiseta no se mancha

La cara de Ernesto Guevara, que recorre el mundo en distintas remeras, también está estampada en la rojinegra de este club, mientras que en la espalda luce la frase “Hasta la victoria siempre”. Y como no podía ser de otra manera, sin publicidad que la rodee. “No tenemos sponsor en la camiseta, que las vendemos mucho porque tienen la cara del Che. Muchos se enteran y las compran por redes sociales. Hasta hemos vendido en Europa, además de varios lugares de Argentina y otros de Sudamérica”, revela Luna, y enumera otras particularidades de esta institución que busca “no salpicar” la figura de su emblema: “Muchos se prenden y nos apoyan porque –entre otras cosas– nos diferenciamos con los demás clubes: no cobramos cuota a los chicos, no compramos ni vendemos jugadores. Al que se quiere ir, le damos el pase y listo”. Y en este sentido, el dirigente de la institución apadrinada por el folclorista Raly Barrionuevo, aclara: “Tratamos de ser independientes, de no acordar de ninguna manera con empresarios ni con cualquier gobierno. Muy de vez en cuando, alguna empresa nos da unos chorizos para que hagamos, pero sin pedir nada a cambio”.

Sin el capital de empresarios ni de los propios socios, los y las camaradas se la rebuscan gracias al trabajo voluntario de grandes y pibes que “se prenden vendiendo pastelitos, locro, además tenemos un bufet y cobramos entrada en los partidos de la Liga”, según relata Pablo, y agrega: “Los técnicos no tienen un sueldo, lo que significa un problema, aunque a medias, porque por lo general son padres de familia que no vienen de otros clubes, ni estaban recibidos de DT”. Y a pesar de estos inconvenientes, se agranda: “Hemos logrado buenos resultados, con varias categorías campeonas”.

Entre los beneficios, el vicepresidente destaca el convenio con el Centro Oftalmológico Ernesto Che Guevara, ubicado en la ciudad de Córdoba “que cura a la gente de las cataratas de forma gratuita”, y añade: “También tenemos un acuerdo con el Yo sí puedo, que es un lugar al que van quienes no saben leer ni escribir, que son adultos mayores y tienen la posibilidad de ir a aprender. Esos son métodos cubanos y por eso estamos en contacto con ellos”.

Che, decime por qué

Ni Pablo Luna ni el club del que es dirigente están enrolados bajo las banderas de algún partido político del país. “En Argentina no tenemos una posición política concreta. No pertenecemos a ningún partido político y tampoco tenemos un contacto directo con la embajada de Cuba o el gobierno cubano. Lo nuestro es totalmente independiente”, aclara. Pero la figura de su máximo referente lo cautivó desde que empezó a caminar los barrios de su ciudad natal. “Lo del Che lo tengo desde siempre. Me nació hacer algo socialmente y poder transmitir lo que él hizo sobre las desigualdades sociales que están al día”.

“Así empecé a contactarme con gente, hasta que llegué a Mónica Nielsen, (presidenta y fundadora del club) que empezó con esta historia y además, como me gustaba jugar al fútbol, se unieron las dos pasiones”, relata, y cierra: “Creemos en una mejor redistribución de la riqueza; que la salud, educación y esos derechos sean públicos y para todos. Eso lo queremos transmitir desde el fútbol. Trabajamos mucho en barrios donde otros clubes no trabajan, porque siempre han sido lugares excluidos a los que les cuesta mucho pagar una cuota”.

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