La noticia comenzó a circular el martes 27 de junio pasado con la caída del sol. Las cinco personas que trabajarán en el Municipio para cumplir con la ordenanza de Cupo Trans ya estaban seleccionadas. Primó lo único que puede primar en una situación así: el rumor, la ansiedad, la especulación. Y también la alegría, porque significaba que el Día del Orgullo iba a ser el día en que una lucha de años se materialice en nuevas realidades. El miércoles 28, la intendenta Mónica Fein puso la firma a los decretos que oficializaron las cinco incorporaciones. Desde ese momento, Sabrina Crespo, Daniela Ottone, Ariana Osuna, Paula León y Alejandro Burgos pasaron a ser parte de los trabajadores y trabajadoras del Estado, pero sobre todo a tener derechos que históricamente fueron negados a su comunidad: un trabajo estable, obra social, jubilación, etcétera.

“Es un Día del Orgullo muy especial. Desde la ciudad estamos aportando una gota al mar de luchas para que esto sea distinto”, remarcó Laura Capilla, secretaria de Desarrollo Social de la Municipalidad ese miércoles por la mañana. “Desde hace años trabajamos la problemática del trabajo en el colectivo trans. No es fácil, por suerte un grupo de organizaciones trabajaron con concejales de distintos bloques en una ordenanza que compromete y convoca al ejecutivo a que ingrese por año un cupo de personas trans. Es una acción concreta que esperamos se contagie a otras ciudades, provincias y a la Nación, y también a espacios privados”.

Capilla estuvo a cargo de explicar el desarrollo del proceso de selección, que no fue distinto a ninguno que se establezca para cualquier trabajo. La elección comenzó a fines de enero de este año con la apertura del Registro Único de Aspirantes. El primer paso cerró en marzo con 62 personas anotadas: 46 mujeres y 16 varones. Después, y hasta mediados de junio, se sucedieron distintas entrevistas y reuniones para terminar de decidir quiénes ocuparían los cinco cargos distribuidos en el Área de Diversidad, de violencia de género, y en las secretarías de Producción y de Gobierno.

La selección tiene la característica de llegar a la mayor cantidad de realidades posibles. Son cuatro mujeres y un varón de entre 27 y 47 años. No es un dato menor que dos personas sean mayores de 40 –o sea, que pasen el promedio de vida trans– y que encima una de ellas sea varón trans, población más invisibilizada aún. Tampoco es menor que vivan en barrios de la ciudad, desde Domingo Matheu hasta Empalme Graneros. La realidad que sí comparten fue la de las dificultades a la hora de acceder a un trabajo real. Las historias van desde amables rechazos del tipo “ya te vamos a llamar”, hasta la experiencia de que rompan el curriculum en la cara. Incluso una de las chicas, Sabrina Crespo admitió no haber entregado siquiera su currículum: “Porque siempre pensé: ¿para qué?”, explicó, simple.

La ordenanza de Cupo Laboral Trans se aprobó en mayo del año pasado. No hubo votos negativos. Sólo el PRO se abstuvo. La idea del Cupo, sin embargo, empezó a gestarse en 2011: entre la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario y la Ley de Identidad de Género y Salud Integral. Michelle Mendoza, referente de la Comunidad Trans y una de las principales impulsoras de la ordenanza, recuerda que las primeras reuniones se gestaron en el primer piso del Centro Cultural La Toma, y continuaron de oficina en oficina, partido por partido, cada año. “Cuando empezó el proceso de selección, y empezamos a hablar de nombres, de personas que yo conocía y tenían una historia, sentí realmente que la ordenanza era real. Y con eso vino la nostalgia de todas las reuniones que tuvimos. Especialmente de las primeras, cuando sólo era un sueño”, contó a el eslabón.

Mendoza destacó y celebró todo el proceso, que, a pesar de sus tiempos, mantuvo vivo el espíritu de la ordenanza. Esto es: no darle trabajo a todas las personas trans en el Municipio, sino poner al Estado como ejemplificador. Que sea un paso para que otras instituciones, públicas y privadas, incorporen a personas transexuales. Pero también hizo hincapié en que la masividad y la difusión de la real aplicación del Cupo Trans ayuda a que otras pibas y pibes empiecen a proyectarse desde otra mirada.  

“El Cupo Trans también actúa como reparación histórica”, remarcó Michelle. La imposibilidad de acceder a un trabajo –a cualquiera que no sea la prostitución– es histórica. Cuando no se trata de discriminación, que continúa siendo un impedimento, se trata del arrastre de la marginalidad: muchas personas trans no pudieron terminar la escuela primaria o secundaria, tienen antecedentes penales por detenciones arbitrarias o los viejos códigos de falta, etcétera. Una pelea de las organizaciones de la diversidad fue que el Registro Único de Aspirantes no tenga en cuenta esos antecedentes, entendiendo la exclusión de años como una deuda del Estado con la comunidad trans.

Jackeline Romero, otra referente e impulsora del Cupo Trans, destacó lo emotivo de la conquista. “Fue un momento hermoso. Yo tengo casi 50 años, ya pasé las barreras de la supervivencia y ver a esas chicas con trabajo digno, me emocionó”, destacó la también presidenta de Red Diversa Positiva. Romero hizo hincapié en que todavía falta y que la brecha entre las realidades es muy grande. “Hay compañeras que piden el plato de comida. La pregunta es, ¿cómo equiparamos? El cupo es un paso, pero no hay quedarse en los laureles”.

La celebración de Romero es obvia, su alegría también. Así se la vió el miércoles pasado por la mañana, y así se la escucha por el auricular del teléfono un día después. Habla, sin embargo, con recaudos. “Falta. Yo pasé las cosas más terribles como trans, pero ahora no es la gloria. Los travesticidios y crímenes de odio no existían con esta crudeza y vamos perdiendo de a poco las conquistas que ganamos. Las políticas de este gobierno nacional no nos están permitiendo avanzar, sino cuidar lo que tenemos”, remarcó. Jackeline, además, hizo hincapié en que la comunidad trans no está mejor por las leyes (por Matrimonio Igualitario e Identidad de Género), porque básicamente, éstas todavía no se cumplen. “El Ministerio de Salud no cumple con las cirugías”, ejemplificó. Además, destacó que todavía hay derechos básicos a los que la comunidad no puede acceder, no sólo el trabajo sino, por ejemplo, la vivienda. “No nos consideran. Y eso también es travesticidio”.

Fuente. El Eslabón

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