El presidente Mauricio Macri echó al embajador en Paraguay, un diplomático de carrera, y la decisión está vinculada -aunque no reconocida- con las relaciones de la diputada Elisa Carrió con agentes de inteligencia argentinos.

Macri oficializó el traslado a la Argentina del hasta este lunes embajador en Paraguay Eduardo Zuaín, a través de un decreto publicado en el Boletín Oficial.

Zuaín se había desempeñado como ex vicecanciller del gobierno de Cristina Kirchner, pero fue nombrado por Macri como embajador en Asunción. Ahora, por medio del decreto 465/2017, el Poder Ejecutivo oficializó el traslado al país del ex embajador.

El viaje a la capital guaraní

La decisión parece ser la consecuencia de un episodio poco claro, coprotagonizado por Carrió, la segunda de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Silvia Majdalani, y un espía y ex militar argentino que opera en Paraguay.

En mayo de este año, la diputada Carrió había denunciado -acusación que luego desestimó- “una persecución de los servicios de Inteligencia” de Macri, según publicó el diario La Nación.

Y en una nota titulada “El espionaje ilegal a Carrió llegó hasta Paraguay, y hay sospechas sobre el rol de la AFI”, el diario Clarín informó que “accedió al contenido de un informe de inteligencia sobre un viaje de la diputada a Asunción”.

“En el más preciso de los partes de inteligencia respecto a las actividades de la líder del ARI” -publicó Clarín- se podía observar que “Carrió se reunió allá (en Paraguay) con un mayor retirado de Inteligencia del Ejército argentino que se llama Alejandro Camino”.

En el mismo informe de inteligencia citado en el artículo de Clarín, se establece que “la diputada mantuvo reuniones con él (Camino) y con su hermano. Se dificultaba seguirla porque había constantemente dos autos de inteligencia nacional (paraguaya) con Carrió”.

El parte de los servicios argentinos relata que “la diputada se alojó en el hotel Guaraní, que se reunió con Camino en un bar, que durante toda la reunión tuvo un paquete de cigarrillos arriba de la mesa, y que el militar «sería su jefe de inteligencia»”. O sea, el hombre en el que Carrió delega sus propias operaciones de inteligencia.

Lejos de negar lo que surgía del informe de inteligencia, Carrió reconoció todo, pero le dio a Clarín su versión, que como siempre involucra al kirchnerismo. “Todo es cierto. Viajé a Asunción en abril (casi tres meses atrás), para reunirme con gente de inteligencia de allá -que efectivamente me custodió durante mi estadía- y un fiscal anticorrupción. Fui a buscar información sobre los vínculos (de) Aníbal Fernández, el (Omar) «Caballo» Suárez (un sindicalista actualmente procesado como supuesto miembro de una «asociación ilícita») y su empresa Maruba con el narcotráfico en la línea del río Paraná”.

“¿Quién pudo haber sido el autor del parte de inteligencia sobre la visita de la diputada a Paraguay?”, se pregunta a sí mismo Clarín. La que responde es Carrió, quien “asegura que siguiendo el hilo detrás de los amanuenses y fotógrafos furtivos se encuentra la subdirectora de Inteligencia, Silvia Majdalani”, según el diario de Héctor Magnetto.

Pero Clarín avanza un casillero más, y cita como presuntas fuentes a “un agente y un ex agente de la AFI, uno de sus ex directivos durante esta administración (la de la mano derecha de Macri, Gustavo Arribas) y otra fuente de Inteligencia que reporta en una fuerza federal” para revelar a quien define como el “embajador de los espías argentinos en Asunción”.

Así, a través de un vocero sin rostro, Clarín corrió el velo del dispositivo de inteligencia argentina en el país vecino: “El delegado de la AFI allá se llama Luis Guinle, es una persona de íntima confianza de Majdalani”. La misma fuente, que el diario asegura que conoce personalmente al personaje sindicado como “embajador” de los servicios, agrega: “Guinle es de Rosario. Viene del Ejército, y está vinculado a otra persona cercana a Majdalani que se llama Álvaro González. Estuvo preso un año por temas de Inteligencia. Y reporta directamente a la Turca. Son íntimos. Es el delegado en Paraguay”.

O sea, una guerra de servicios quedó al descubierto a partir de que uno de los bandos reveló la presencia de Carrió en Paraguay, entrevistada con un ex mayor del Ejército, agente de inteligencia, presuntamente para conocer pormenores de una presunta red de narcotraficantes”.

Versión Majdalani

Clarín aseguró haber intentado “escuchar a la número dos de la AFI”. Y sostuvo que “una fuente muy cercana a ella (Majdalani) respondió sin ambages: «Ni Silvia ni la Agencia jamás siguieron, espiaron o le sacaron fotos a Carrió»”.

La fuente cercana a la subdirectora de la AFI agregó: “No entiendo por qué ella tiene ese encono personal. Creemos que le hace muy bien a la democracia y a Cambiemos, que tiene las mejores intenciones. Pero a veces se embala con información falsa”. Y remató, en forma contundente, aunque debería tenerse en cuenta que se trata de la contundencia de los servicios: “De ninguna manera ordenamos un seguimiento a la diputada cuando estuvo en Paraguay. Si existe algo, no es nuestro”. Más allá de la verosimilitud de esa afirmación, la misma encierra algo irrefutable: hay operaciones “nuestras” y de las otras. Ése es el dispositivo de inteligencia que hoy administra Macri a través del multiacusado Arribas -en el centro del caso Odebrecht, por recibir presuntas coimas-, la señora Majdalani, y la legisladora Carrió, espía vocacional todoterreno.

¿Quién le teme y quién defiende a Lilita?

Poniendo rostro de circunstancia, entre frágil y desafiante, la Carrió miró fijo al conductor del programa Desde el Llano, pero lanzó un misil dirigido al principal despacho de la Casa Rosada: «¿Quién me va a defender a mí, señor Macri, que siempre pongo la cara por usted? Yo tengo que acusar a todos y defender a un montón más. Y a mí ¿quién me defiende?».

Joaquín Morales Solá, con cara de póker, en silencio, dejó que Lilita siguiera con su servicial catarsis: «Siempre me defiendo sola. Estoy cansada, tengo cansancio de la podredumbre, porque me la paso limpiando hace 20 años. Limpio un poco… y más mugre, y hasta los honestos se enojan con uno».

En dos twitters radioactivos, la Carrió volvió a cargar contra su propio gobierno. En uno, se victimizó: «Tengo un profundo cansancio moral, me cuesta creer en alguien». Pero en el segundo, pasados dos minutos en los que debe haber pensado que había estado flojita, el sablazo fue con el metal al rojo: “Nunca creí que me podría pasar esto en un Gobierno de Cambiemos”.

Clarín, soporte más que visible de Lilita, siempre formula las preguntas luego de contar con las respuestas: “¿Por qué estalló así la líder de Coalición Cívica-ARI?”. Y la contestación vino de la mano de -según el Gran Diario Argentino- “uno de sus colaboradores más estrechos”, quien arriesgó: “Está cansada de que el Gobierno siga defendiendo a (el titular de la Corte Suprema de Justicia Ricardo) Lorenzetti y que desde un sector de la Justicia y de la Agencia Federal de Inteligencia la operen y nadie la defienda”. O sea que, a la guerra entre bandas de servicios, el entorno de la diputada denunciadora serial le agregó lo que ya venía siendo un secreto a voces desde que ésta acusó al supremo por presunto “enriquecimiento ilícito”.

La reculada en chancletas

Apenas una semana después de esas estocadas, ya Carrió había logrado una entrevista con Arribas, el “Señor 5”, el jefe de la AFI. Y después del escándalo que armó, el diario La Nación tituló, el 31 de mayo: “Para Carrió, la AFI no la espió en Paraguay”.

Un habitué de los agentes de inteligencia, el panelista televisivo y escribiente de La Nación Mariano Obarrio, publicó: “La diputada Elisa Carrió aclaró que la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), que dirige Gustavo Arribas, «no hizo ningún seguimiento» ilegal de su viaje reciente a Paraguay, donde ella había ido a buscar información sobre el narcotráfico. La diputada dejó de pedir por ahora la renuncia de la subdirectora de la AFI, Silvia Majdalani”. Parte de esa frenada en seco la hizo pública un día antes en su cuenta de twitter.

De golpe, de no sentirse defendida por “nadie”, Lilita pareció ser temida por todos, que es lo que siempre tiene como principal objetivo. Obarrio, citando a “un allegado” a Carrió, escribió: “Lilita conversó con Arribas en forma reservada y quedó todo aclarado. La AFI no hizo un seguimiento ilegal en el viaje a Paraguay y Carrió quedó muy satisfecha”.

En su cuenta de twitter, Carrió publicó: “La AFI no hizo un seguimiento de mi viaje a Paraguay. Gustavo Arribas me presentó un informe satisfactorio”.

Y Obarrio hizo su aporte a la Operación Olvido: “La Casa Rosada vincula a un militar de inteligencia al que Carrió vio en Paraguay, Alejandro Camino, con el ex jefe del Ejército del kirchnerismo César Milani, detenido y procesado por crímenes de lesa humanidad”.

Ni en las películas de James Bond los finales resultan tan felices.

La eyección de Zuaín

«Trasládase desde la Embajada de la República en la República del Paraguay al ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, al señor Embajador Extraordinario y Plenipotenciario D. Eduardo Antonio Zuaín», señala el texto que lleva las firmas del presidente Mauricio Macri y del canciller Jorge Faurie, y que representa la eyección del diplomático, como último coletazo de las andanzas de Lilita Carrió en Paraguay en mayo pasado.

Zuaín había sido designado como embajador en Paraguay el 7 de enero de 2016 por el propio Macri y por la ahora ex  ministra de Relaciones Exteriores Susana Malcorra, tras haberse desempeñado durante el segundo mandato de la ex presidenta Cristina Kirchner como viceministro del canciller Héctor Timerman.

Y como se dice en este artículo más arriba, en mayo último, la diputada nacional y socia fundadora de Cambiemos Elisa Carrió denunció haber sufrido espionaje por parte de sectores de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) durante un viaje que realizó a Paraguay «sin pasar por la embajada argentina».

Este lunes, la agencia oficial de noticias Télam publicó lo siguiente: “Carrió había visitado a comienzos de mayo al «ministro anticorrupción» paraguayo y se entrevistó con Alejandro Caminos, a quien señaló como el «vínculo» que le permitió acceder a los funcionarios del vecino país en su investigación de supuestos hechos de corrupción en Argentina”.

Télam pone en boca de Carrió una explicación que de acuerdo a lo publicado por la Nación en mayo pasado, o bien sitúa a la legisladora muy cerca del ex jefe del Ejército, Milani, o exculpa a Zuaín de cualquier relación con Caminos: «Es (el ex militar de inteligencia) un especialista que no trabaja conmigo, no es asesor mío, es el vínculo que me permitió acceder a todos los ministerios de Paraguay sin pasar por la embajada argentina, porque no puedo investigar al kirchnerismo si el embajador fue el segundo de (el ex canciller Héctor) Timerman», sostuvo Lilita en aquel momento en alusión al desplazado Zuaín.

Queda claro que en este juego de ajedrez, que parece apuntar a reflotar en campaña -probablemente en los próximos días- viejas y desgastadas causas y denuncias de Carrió contra el kirchnerismo, Zuaín es un peón a quien el mismo que lo nombró -Macri- este lunes lo acabó sacando del tablero. Habrá que ver qué papel le asignan en las próximas jugadas.

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2 Lectores

  1. Stella BenAish

    03/07/2017 en 14:16

    La Sra Carrio es la misma de siempre una Sra de la Republica a traves de no haber ayudado en la desapiricion del Sr Nissman Esta Sra se puso en contra de nosotros pero no en contra de la Republica esuna ciudadana ilustre de la Nacion Argentina // esta Sra no es nuesstra de la ficcion es nuestra de la Republica porque es fiel a su pais ////

    Responder

    • Horacio Çaró

      03/07/2017 en 15:53

      ¿Cómo se relacionaría el republicanismo de Carrió con las reuniones en otro país con servicios de inteligencia enfrentados con otros agentes que ella denuncia que la persiguen, para luego desmentirse a sí misma, estimada Stella?

      Responder

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