La política económica de Cambiemos, recostada en la valorización financiera, cae como un potente misil destructor en el mercado laboral argentino, donde los despidos avanzan a pasos agigantados al tiempo que se deteriora la capacidad de compra de los trabajadores, en un contexto de creciente vulnerabilidad social. El gobierno neoliberal de Mauricio Macri realza una leve tregua de la recesión en medio de la campaña rumbo a las elecciones de octubre, donde destaca desaceleración del alto nivel inflacionario, freno en la caída de la actividad económica y una tenue recuperación industrial. La observación del macrismo, propagada por los medios de comunicación amigos, parece querer proyectar una “linda foto” en medio de una película de terror.

Al estilo del ex árbitro de fútbol Francisco Pancho Lamolina, frente a la gigantesca ola de despidos en el sector privado el gobierno de Macri aplica el conocido “siga, siga”. Además de marcar el camino con las cesantías en el ámbito público, derritiendo la “grasa militante”, la gestión de Cambiemos, con la obsesión de bajar salarios y reinstalar el disciplinamiento obrero, con notable odio de clase, pone a los trabajadores como principal variable de ajuste al reducir políticas de empleo a su mínima expresión. En la primera mitad de 2017 se contabilizaron más de 22 mil despidos y suspensiones en diferentes puntos del país, especialmente en el sector privado y, en particular, en la rama industrial.

Así lo relevó un informe del Centro de Economía Política Argentina (Cepa). “El dato llamativo es que el 25 por ciento de los despidos en el primer semestre del año está relacionado con el cierre de empresas y plantas fabriles. Las pymes no resisten los tarifazos, la caída de ingresos que sufre la población, la apertura importadora y por eso bajan las persianas. Empresas grandes flexibilizan y también cierran algunas plantas, como el caso de Sancor o PepsiCo, donde priorizan la rentabilidad empresaria”, sostuvo Hernán Letcher, director del Cepa y concejal del partido bonaerense de San Martín, quien busca renovar su banca por el frente Unidad Ciudadana, en declaraciones al programa Poné la pava que se emite por Radio Gran Rosario. El informe destacó que uno de cada tres despidos industriales en ese período se dio por cierres definitivos.

La destrucción de puestos de trabajo es una realidad cotidiana que no puede ocultarse detrás del festival de denuncias por –algunos comprobados, otros supuestos– casos de corrupción contra funcionarios del gobierno anterior. Después de un 2016 plagado de retrocesos socio-laborales, el primer semestre del año comenzó con el cierre de la planta gráfica de AGR-Clarín, que dejó 380 empleados en la calle, y concluyó con el cierre de la planta de PepsiCo, con 600 despidos.

Este último conflicto en la localidad bonaerense de Florida, partido de Vicente López, permanece latente. En rigor, fuerzas de Infantería reprimieron duro el jueves pasado a un grupo de trabajadores que ocupaba las instalaciones de la multinacional PepsiCo en defensa de los puestos laborales. Y el segundo semestre no arrancó mejor: en las últimas semanas se anunciaron cientos de despidos en el complejo nuclear Atucha emplazado en la ciudad bonaerense de Zárate, entre otros conflictos laborales.

Letcher, del Cepa, analizó el contexto económico nacional tras conocerse que la inflación de junio, según el Indec, fue de 1,2 por ciento. “La inflación se mantiene en niveles altos con relación a los ingresos de los trabajadores. Es preocupante que cuando uno va al supermercado corrobora que su salario le alcanza para comprar menos cosas que antes, porque el salario no aumentó de la misma forma que lo hizo la inflación”, indicó el economista.

Y continuó: “Se percibe que no hay voluntad política para modificar los malos indicadores económicos. Los compromisos asumidos por Cambiemos implican aplicar flexibilización laboral y ajuste fiscal. Por eso los recortes en el plan Progresar, en la asignación universal por hijo, en la supresión de pensiones por discapacidad. Si el oficialismo gana los próximos comicios legislativos profundizará el ajuste con apoyo electoral, y si pierde habrá algunos sectores que presionarán para que el gobierno haga lo que vino hacer, que es impregnar fuerte un proyecto neoliberal en la Argentina, con graves consecuencias para el grueso de la población”.
IPC en campaña

Después de cambiar la metodología de medición, al dejar atrás el IPC Gran Buenos Aires e incorporar un índice de precios de alcance nacional, el Indec informó, como se señaló arriba, que la inflación promedio de junio fue de 1,2 por ciento en todo el país, el menor nivel del año. Según el organismo oficial, la suba de precios acumulada en lo que va de 2017 es de 11,8 por ciento y en doce meses llega a casi 22 por ciento. El oficialismo, en medio de la campaña, celebró los resultados, aunque a esta altura la “meta” del 17 por ciento sea inalcanzable. Si bien el gobierno presentó la noticia como una “desaceleración de la inflación”, lo cierto es que la suba de precios concluirá el año en un promedio del 25 por ciento, después del 41 por ciento interanual de 2016.

Es evidente que el gobierno de Mauricio Macri modificó a su favor la forma de medir la inflación con el único objetivo de obtener una cifra menor. De todos modos julio experimentará un rebrote inflacionario, motorizado por el aumento de los combustibles y la disparada del dólar. El último dato del IPC, a la vez, viene a confirmar que, como el año pasado, los trabajadores pierden sin cesar capacidad de compra. El Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), junto a gremios de la CGT y la CTA, presentó el índice inflacionario de junio, de 1,3 por ciento mensual.

En tanto, el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso) computó que la inflación supermercado de junio para Santa Fe fue del 2,27 por ciento, mientras que el índice de precios al consumidor acumulado roza el 28 por ciento en las góndolas de la provincia. Los incrementos mensuales de mayor fuerza fueron los rubros frutas y verduras (+5,81), panificados (+3,94), lácteos (+3,46) y galletitas (+2,42). La única baja analizada para este mes fue el rubro carnicería (-1,79%).

“A pesar de los esfuerzos obstinados que hace el gobierno nacional para sacar dinero de la calle, mediante altas tasas de interés, se gasta aproximadamente 100 pesos más mes a mes para comprar los mismos productos y no caer en la indigencia, con la consecuencia de que la economía se sigue enfriando sin encontrar solución al tema inflación”, se indicó en el estudio del Ceso Santa Fe.

No sustentable

Por su parte, el Centro de Investigación de Formación de la República Argentina (Cifra), dependiente de la CTA, subrayó en su último informe de coyuntura que “la tregua de la recesión” no será duradera: “En el marco de la aún crítica situación económica es probable que el ritmo de crecimiento y la inflación experimenten fluctuaciones de corto plazo. Los primeros meses de 2017 muestran un leve crecimiento económico y la desaceleración de la inflación. El sector primario, los servicios, el sector financiero y la construcción, impulsada por la obra pública, explicaron el cambio de tendencia, en tanto que la industria disminuyó el vértigo de la caída y en mayo anotó el primer crecimiento interanual después de 15 meses negativos”.

En este sentido, desde Cifra señalaron: Más allá de esta foto, la película refleja la escasa sustentabilidad del cambio de tendencia. En primer lugar, el cierre de un conjunto amplio de acuerdos paritarios por debajo del nivel de inflación esperada indican que el consumo no será la variable decisiva para sustentar el crecimiento, máxime si se tiene en cuenta la elevación del desempleo por encima del 9 por ciento en el país, y del 10 por ciento en varios de los aglomerados más grandes. En segundo lugar, son escasas las oportunidades de inversión productiva en el marco del sostenimiento de altas tasas de interés, la apreciación cambiaria y la compleja situación internacional en la que resalta la crisis de Brasil. Bajo estas circunstancias, los problemas en el sector externo se acentuaron en el marco del nuevo ciclo de endeudamiento, la valorización financiera y la fuga de capitales”.

En el capítulo dedicado a la inflación, el informe de Cifra hizo hincapié en que “una de las cuestiones que incide en la escasa sustentabilidad de la reactivación guarda relación con los resultados de las negociaciones salariales, en las cuales es más la excepción que la norma el cierre de las mismas por encima del nivel de precios. De 33 de las principales paritarias cerradas en lo que va del año sólo cuatro gremios alcanzaron niveles que probablemente superarán la inflación promedio anual (docentes de algunas provincias y Aceiteros), mientras que el resto cerró por debajo del 25 por ciento. Si bien el ritmo inflacionario se ha desacelerado después del salto que experimentó en 2016, lo cierto es que con la inflación acumulada a mayo es improbable que la inflación promedio anual de 2017 sea inferior al 26 por ciento”.

Fuente: El Eslabón

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