El estandarte que flamea en manos de un considerable segmento de la oposición tiene color blanco. La convergencia tecnológica de Clarín, el poder de fuego del Partido Judicial, y la maquinaria mediática terminaron por convencer a muchos de que ya la lucha se torna inútil.

No resulta difícil imaginar cómo los enviados del César moderno interpelan a políticos, gremialistas, jueces, fiscales y periodistas. “¿Para qué te vas a poner al Grupo en contra? Ya ves cómo les va a los que lo desafían. Y esto recién comienza”.

Palabras más o menos, los términos son esos. Simples, llanos, asequibles, incluso lógicos, si de lo que se trata es de observar la realidad a través del prisma del poder establecido.

Podrá decirse que si se llegó a ese momento, la respuesta es lo de menos. Quienes decidieron enfrentar, a lo que de, a ese poder, ni siquiera reciben esas visitas de cortesía, ni aceptan acceder a ellas. Pero lo que importa es que la irradiación de ese poder es tan inmensa, tan avasallante, de tal magnitud, que la entrega de bagajes, banderas y pertrechos a esos enviados casi suena razonable. Tal es la dimensión de la infamia, tan colosal es la opresión, que cuesta imaginar hasta la más módica de las resistencias.

Sin embargo, también puede constatarse que los principales blancos de la brutal embestida que lleva adelante la triple alianza integrada por Cambiemos, el Partido Judicial y los medios hegemónicos decidieron no rendirse, tal vez por imperio de la necesidad, o acaso por haber entendido que si el enemigo tiene que apelar a tamañas tácticas es porque no se considera invencible ni mucho menos.

El Partido Judicial no descansa

La semana comenzó con un festival de procesamientos e imputaciones. El lunes, dos jueces federales anunciaron sendos procesamientos a dos ex funcionarios kirchneristas.

Por un lado, el magistrado todo servicio Claudio Bonadio dictó el procesamiento del ya hostigado Julio de Vido, por presuntas irregularidades en el otorgamiento de subsidios a empresas de colectivos para el pago del gasoil.

Y en un curioso enroque, Luis Rodríguez, el mismo juez federal que la semana pasada decidió rechazar los pedidos de detención y desafuero que solicitó el fiscal Carlos Stornelli contra De Vido, fue quien avanzó contra Sabbatella, por presunta “administración fraudulenta” en la ex Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca).

Los dos ex funcionarios kirchneristas están en la mira del macrismo y del Grupo Clarín. Uno porque fue quien planificó y ejecutó la obra pública durante los mandatos de Néstor y Cristina Kirchner, rompiendo la lógica de los lobbystas y constructoras que desde siempre manejaron a su antojo las licitaciones como patria contratista. El otro es, para los medios hegemónicos, el Monje Negro al que se opusieron salvajemente por haber sido designado como aplicador de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

Pero las piruetas pro oficialistas del Partido Judicial no quedaron circunscriptas a esos dos personajes. El fiscal federal Federico Delgado pidió la imputación de la primera precandidata a diputada nacional de Unidad Ciudadana en la provincia de Buenos Aires, Fernanda Vallejos, por una supuesta “omisión maliciosa” al no declarar –según el acusador– empleos públicos.

Es notable el origen e itinerario de la denuncia, puesto que Vallejos fue imputada a raíz de un artículo publicado en el portal de Internet Borderperiodismo.com, que dirige un abogado, José Magioncalda, titular a su vez de la ignota organización Ciudadanos Libres por la Calidad Institucional.

¿Quién es el denunciante Magioncalda? En su momento promovió cacerolazos contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, pero eso es lo de menos: el año pasado le pidió al gobierno de Mauricio Macri que brinde la cifra de desaparecidos. Ante tamaña barrabasada, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación difundió un comunicado donde afirmaba oficialmente que los desaparecidos no son 30 mil, por pedido de la ONG de Magioncalda.

De modo que el fiscal pidió dar impulso a la investigación en contra de Vallejos basado en la nota que publicó un abogado negacionista con una ostensible simpatía partidaria con el oficialismo. Un verdadero bálsamo de institucionalidad y republicanismo.

Como broche que de todas formas no cierra lo que se avizora como una escalada sin cuartel a medida que avance la campaña camino a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (Paso) de agosto y las elecciones legislativas de octubre, finalmente se concretó el pedido de indagatoria en contra de la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó.

De hecho, el fiscal Eduardo Taiano acusa a la Procuradora General de abuso de autoridad, coimas, tráfico de influencias y negociaciones incompatibles con la función pública por el presunto fraude en la compra de un edificio.

Además del regodeo de medios como Clarín, que en tándem con el impresentable Pablo Tonelli –diputado nacional e integrante del Consejo de la Magistratura– llegó a plantear en un título “Desde el oficialismo no descartan destituir a Alejandra Gils Carbó por decreto”, el que arremetió sin filtro contra la funcionaria fue el propio presidente Macri.

El mandatario, sin que se notara en su rostro la más mínima sombra de vergüenza republicana, asestó un golpe discursivo que seguramente deleitó al núcleo duro que lo sostiene: “Ella (por Gils carbó) insiste en permanecer en el cargo; lo lógico además es que el Presidente proponga un Procurador y el Congreso lo apruebe”.

De nada sirve que el cargo de la titular del Ministerio Público Fiscal sea inamovible, y que ese carácter se lo confiera nada menos que la Constitución. Macri revuelve la olla de sustancia putrefacta en que se basa su orden y su corpus ideológico e intenta imponer una “lógica” que arrasa con toda juridicidad y marco legal.

Para ello, el Presidente no dudó en arrojar frases cargadas de patetismo político y jurídico, como por ejemplo que la Procuradora General de la Nación “no es imparcial, es una militante política que ha obstruido la investigación de los hechos de corrupción del gobierno anterior” y que “ha desatado con fiscales que ella movió y designó irregularmente, decenas de causas contra nuestro gobierno, sin fundamento”.

En otro de sus desencajados arrebatos, Macri llegó a rozar la inmoralidad: “Es una militante K, que viene del gobierno anterior… realmente, si de algo puedo estar orgulloso, es haber traído un equipo que trabaja con honestidad”.

Réplicas de quienes no se rinden

Gils Carbó viene resistiendo el embate destituyente del gobierno nacional en su contra desde el mismo día en que Macri asumió, y a nadie sorprende que cada vez que ese ataque recrudeció se haya plantado con firmeza.

Contrariamente a lo que el precandidato a senador nacional Florencio Randazzo viene predicando respecto de que todos quienes son acusados de algo por “la Justicia” deben salir a proclamar su inocencia a los cuatro vientos, la Procuradora General ha sido muy prudente en los 18 meses que lleva en el gobierno la alianza Cambiemos, y en raras ocasiones ha realizado declaraciones públicas.

Sin embargo, esta semana que concluye concedió un reportaje al diario El Cronista, en el que desde el título dejó en claro que dará batalla: “Nunca he cedido a las presiones ni voy a renunciar”.

Un día antes de que se concrete el pedido de indagatoria en su contra, la titular del Ministerio Público aseguró que ése “sería un acto totalmente inválido”, y como consecuencia de ello su posible cesantía por decreto del Poder Ejecutivo, como especulan medios hegemónicos y todo el arco político-judicial que la odia.

La jefa de los fiscales adelantó que podría recurrir a “acciones judiciales” porque no puede “acatar un acto de invalidez que expondría a los fiscales a que fueran destituidos por decreto”.

Consultada por el periódico respecto de si ella tiene información sobre las versiones de que sería citada a indagatoria, Gils Carbó respondió: “Bueno, lo vienen anunciando los medios desde hace dos meses. Es más, desde que tiraron esta denuncia anónima por debajo de la puerta de un fiscal, ya al otro día en algún medio empiezan a decir que me van a citar a indagatoria, cuando no había ninguna prueba. Y lo de la combinación indagatoria-decreto lo dijo nada menos que (Joaquín) Morales Solá, lo viene diciendo Clarín, el diputado Tonelli viene alentando la legitimidad de sacarme por decreto, olvidándose completamente de la Constitución. Esas presiones son evidentes y dan a pensar que esta semana puede haber un llamado a indagatoria”.

El llamado se produjo, pero antes la funcionaria se refirió a la causa por la cual se la pretende destituir ilegalmente, el pago de una comisión en el trámite de compra del edificio de la Procuración. Gils Carbó respondió en forma directa y clara: “No había ninguna posibilidad de prever, ni para mí ni para los veinticinco… no dos o tres, ¡veinticinco! funcionarios de distintas áreas que controlaron el trámite, que un pariente de un funcionario de esta Procuración habría cobrado una comisión de tres millones de pesos, que son 176 mil dólares”.

Es más, la Procuradora abundó en datos sobre ese caso: “Hubo absoluta transparencia. Ni ellos ni yo pudimos haber detectado algo que no surgía del expediente, que tampoco podía ser presumido, porque ganó el mejor precio, porque está todo en regla, no hay absolutamente ninguna irregularidad en el trámite. Por eso tal vez la comisión bicameral no quiso que yo fuera. ¿Qué me iban a decir si la Justicia descartó el planteo por el traslado de fiscales y en esta denuncia, con toda la información del expediente, no pudieron los diputados oficialistas hacerme ningún tipo de acusación? Habrá que darle color con una citación a indagatoria, para lo cual se ha ejercido una gran presión sobre el fiscal”.

Como si fuera poco, la funcionaria advirtió que ante la “fuerte campaña con la lucha contra la corrupción”, no ve que esté “acompañada en los actos” al asegurar que el Ministerio Público Fiscal, es “uno de los principales organismos para investigar la corrupción” y sin embargo “tuvo el más grande recorte presupuestario de que se tenga memoria”, lo que “impacta en la designación de cargos para afrontar las causas”.

El Cronista le recordó que en la discusión del régimen penal para empresas, la oposición frenó un artículo que habilitaba hacer acuerdos de delación sin darle intervención a la Procuradora, y le planteó: “Cambiemos dice que usted obstruye causas contra ex funcionarios”.

Y antes de que Macri dijera la sarta de barbaridades en torno de una presunta conjura de Gils Carbó para tapar “la corrupción K”, con la transparencia de quien no teme carpetazo alguno, Gils Carbó, sin pelos en la lengua, replicó: “Esa cláusula tenía un nombre: Odebrecht. Ese tema no es ajeno a mi intento de expulsión. Sería tener un procurador para otra vez tener alguna injerencia en casos particulares. El Presidente dice que quiere que se vaya Gils Carbó para poner a un hombre de su confianza. ¿Con qué autonomía investigarían los fiscales desde Correo Argentino hasta Los Sauces, desde Avianca hasta la denuncia de (Alberto) Nisman? No ha habido ni un solo fiscal en mis cinco años de Procuradora que haya salido a decir, y vaya si buscaron, que yo le ordené obstruir o torcer una investigación”.

En el reportaje, El Cronista le planteó a Gils Carbó si cree que hay presiones sobre Taiano, ante lo cual respondió: “Veo las presiones públicas. Los fiscales generalmente recibimos presiones públicas y también privadas. Las privadas las desconozco. Se ve el armado de medios. Y eso lo conocemos todos los fiscales. Lo que lo protege a uno es hacer lo correcto. Nunca he cedido a las presiones ni voy a ceder en este momento. No voy a renunciar”.

Como el diario insistió y le preguntó “¿Y si el Presidente firma un decreto para removerla?”, Gils Carbó fue lapidaria: “Sería un acto totalmente inválido. Si es necesario haría acciones judiciales. Yo no puedo acatar un acto de esa invalidez porque expondría a los fiscales a que fueran destituidos por decreto”.

Otro que rápidamente salió al ruedo a resistir el ataque político, mediático y judicial fue De Vido. En un diálogo con el programa Rompiendo Moldes, que se emite en radio Rebelde, entre otras declaraciones, el ex ministro de Néstor y Cristina se despachó de esta manera: «Siempre estuve a derecho, no necesito ningún salvavidas. No conozco personalmente al juez (federal Luis) Rodríguez».

El ex titular de Planificación Federal agregó, en medio del retintín oficialista y massista en torno del desafuero de los legisladores: “Nunca me protegí con los fueros. Es una campaña iniciada por Macri y seguida por Lilita Carrió. Carrió dijo el otro día que «ojalá que no me maten». Jamás hice uso de los fueros”.

Asimismo, dejó picando varias pelotas, que hasta ahora nadie se animó a patear:

  1. “Tuve un allanamiento de siete horas. Quiero ver si alguno de los diputados que cacarean ahora resisten un allanamiento. Estoy seguro que no pasarían un allanamiento de 15 minutos”.
  2. “Todos recordamos cómo recibimos el yacimiento de Río Turbio. Pusimos a gestionar a una universidad, porque queríamos transparentar la gestión. Cuando nos fuimos en 2002 de Santa Cruz, la Universidad Tecnológica funcionaba en un edificio alquilado. Hoy tiene un edificio propio”.
  3. “Nosotros construimos una usina que está parada desde que asumió Macri. Se investigó el pago de sobreprecios y a nosotros nos sobreseyó el juez Claudio Bonadio”.
  4. “No hay nada más corrupto o impune que el gobierno de Macri”.
  5. “Ejecuté un presupuesto de 107 mil millones de pesos. El grupo de la familia Macri, que administraba su primo, Ángelo Calcaterra, es la tercera empresa en contratos recibidos del Estado. Que digan si me pagaron alguna coima”.
  6. “No le doy relevancia a la tapa de un diario (Clarín) que no es independiente, tiene claros intereses”.
  7. “Tenemos la posibilidad de votar en pocos días. Ahí vamos a definir si queremos seguir en este proceso de entrega nacional y persecución a la oposición política. Hace días intervinieron el gremio de un diputado opositor. Eso es este gobierno”.
  8. “En vez de anunciar renuncias a los fueros para la tribuna, deberían decir qué van a hacer con el endeudamiento brutal que sufre la Argentina. Qué van a hacer con los 5 mil despidos en Zárate. Qué van a hacer con la crisis social”.

Rendidos y dominados

Lejos, muy lejos de este tipo de retruques al sistemático ataque de las corporaciones a ex funcionarios del gobierno anterior o a cualquiera que se digne enfrentar frontalmente las políticas neoliberales del esquema de poder actual, se percibe una dirigencia que se ha convencido de que la derrota de diciembre de 2015 condiciona cualquier intento de establecer una estrategia opositora que incluya al sector político más estigmatizado pero con mayor caudal electoral que exhibe toda la oposición sumada.

En marzo de 2016, la diputada nacional socialista Alicia Ciciliani tuvo un arrebato de sinceridad claudicante que explica esa toma de posición de algunos sectores frente al núcleo dominante: “Hay que aceptar la derrota del pueblo ante el capitalismo financiero”.

No lo hizo en cualquier circunstancia, sino nada menos que con el propósito de justificar el apoyo del socialismo al acuerdo con los fondos buitre. Ciciliani sostuvo en aquella oportunidad que se estaba cambiando “una deuda cara y usurera por una deuda más barata y más accesible”.

El diario La Capital tomó nota de algunos dichos de la legisladora, quien llamó a “hacerse cargo del pasado” –en obvia referencia al kirchnerismo– y defendió en el recinto el apoyo de su espacio al proyecto de ley oficial que cierra el acuerdo con los fondos buitre: “Hoy para los cuatro socialistas que estamos acá sentados es un día difícil, un día donde (sic) tenemos que asumir la enorme responsabilidad de aceptar la derrota del pueblo argentino ante el capitalismo financiero internacional, derrota que es producto de decisiones políticas que el socialismo advirtió en esta Cámara”.

O sea que la proclama no era tan sólo que el pueblo había sido derrotado por el capitalismo financiero internacional, sino que era culpa del anterior gobierno y Ciciliani lo había anticipado.

Incluso tuvo el tupé de señalar que se sentía “orgullosa de pertenecer a esa coherencia que ha trabajado el socialismo y que ha advertido todos estos años de la necesidad de no caer en las garras del capitalismo financiero internacional”. Ella, y muchos legisladores como ella, votó un acuerdo que le reconocía a los buitres más de lo que reclamaban durante las negociaciones con el gobierno de CFK, pero el que había caído “en las garras del capitalismo financiero internacional” había sido el kirchnerismo.

Esa rendición no es patrimonio exclusivo del socialismo, claro está. El sector que lidera Sergio Massa, algunos diputados y muchos senadores que alguna vez formaron parte del Frente para la Victoria, acompañaron a radicales y macristas en ese episodio, que no fue el único en el que se jugó a la ruleta rusa parlamentaria con temas que hipotecan el futuro de varias generaciones.

Esta semana, la amenaza de desalojo con represión sobrevoló todo el tiempo en la planta de PepsiCo en Florida. Otra vez el dispositivo político-mediático-judicial logró que un fiscal y una jueza avalen el ingreso a sangre y fuego al establecimiento de la multinacional, tomado pacíficamente por los trabajadores.

El ataque se produjo en la mañana del jueves, y ni bien la soldadesca se aprestó rodeando las puertas de PepsiCo, se acercaron dirigentes como Luis Zamora, de Autodeterminación y Libertad; Leonardo Grosso, del Movimiento Evita, y fundamentalmente Myriam Bregman, Nicolás del Caño y Victoria Moyano, del Frente de Izquierda, que es el espacio que acompaña desde el cierre a los trabajadores y en cuyo seno militan los delegados.

Por las razones que se consideren, la notoria ausencia de la dirigencia gremial de la CGT, del Frente para la Victoria o kirchnerismo, y del resto de partidos o agrupaciones del campo nacional y popular fue significativa. Y ése es otro síntoma de rendición, incluso si se esgrime la conocida cerrazón de los referentes trotskistas cuando lideran un conflicto, adueñándose del mismo.

Si no están dispuestos a recibir puteadas de los delegados y gases y palos de la cana y la Gendarmería, más vale que se jubilen de la política. Los comunicados de solidaridad siempre sonarán a poco después de una salvajada como la que Macri y Vidal ordenaron desatar sobre los trabajadores sin trabajo.

Pero esta semana que se va, también, el secretario de Políticas Sociales del Movimiento Evita, Gildo Onorato, salió a destrozar a Jorge Taiana por acompañar a Cristina Kirchner como precandidato a senador nacional en la provincia de Buenos Aires.

El dirigente no tuvo mejor idea que olvidarse de dónde está el campamento enemigo y sentenció, con brutal funcionalidad a la estrategia del macrismo: “Duele que (Taiana) haya tomado una decisión personal que lo vincula nuevamente a casos de corruptos comprobados como (el ex vicepresidente Amado) Boudou”. ¿Era necesario? ¿Se lo pidió alguien? ¿Tomó nota Onorato del singular parentesco de su sentencia con el lenguaje de lapidación mediática de Clarín, La Nación, Infobae, y otros medios, que condenan socialmente a dirigentes debido a intereses que ya nadie desconoce? ¿Ése es el modo de buscar la unidad, ése el esfuerzo por determinar con claridad contra qué y quiénes debe darse la lucha? ¿Será que también, como otros dirigentes, se habrá convencido de que contra estos monstruos no se puede lidiar?

Mientras algunos siguen mirando Netflix, Cristina y Taiana estuvieron el martes pasado en Zárate, acompañando a los despedidos de Atucha y otras empresas de esa ciudad, Campana y Baradero. No toda bandera se destiñe a blanco.

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Un comentario

  1. Stella BenAish

    16/07/2017 en 13:15

    CUANDO EL TRABAJADOR NO VA CONTRA UN EMPRESARIO OPRESOR ESE NO TRABAJA VA CONTRA UN GOBIERNO EN CONTRA DE ESTOS EMPRESARIOS QUE ESCLAVIZAN OBREROS DE VERDAD A FAVOR DE ESTOS QUE HACEN LA VIDA A FAVOR DEL EMPRESARIO QUE LOS TIENE PRIVILEGIADOS /// VAYA Y DERROTE AL EMPRESARIO CARA A CARA///// COMPREMETASE CON SU PATRIA /// SAQUE AL EMPRESARIO //

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