El Club Social y Deportivo El Eslabón, de Sarmiento al 2000, estuvo intervenido y a punto de desaparecer hasta que un grupo de vecinos se organizó y prácticamente lo refundó. Hoy cuenta con más de 300 socios y se encuentra en plena ampliación de sus instalaciones.

Desde 1918 y durante medio siglo, en la manzana limitada por las arterias Mitre, Pasco, Sarmiento e Ituzaingó –donde hoy está enclavada la Plaza Libertad– funcionó el Mercado de Frutas y Hortalizas Abasto, la mayor feria de productores de la ciudad. El frenético crecimiento urbanístico de la zona obligó a la Municipalidad, que había adquirido esos terrenos, a decidir tras largos debates su traslado y los puestos fueron reubicados en 1968 en el por entonces flamante predio de San Nicolás y 27 de Febrero. En 2004, gracias a una iniciativa de nostálgicos vecinos, la zona comprendida entre las avenidas Pellegrini y San Martín, el bulevar 27 de Febrero y calle Moreno, pasó a ser conocida –y oficialmente denominada– como El Abasto.

Allí, en el corazón de ese populoso (y con nombre bien tanguero) barrio, se erige desde hace 77 años un club tocayo de este humilde semanario.

Calle con árboles

“El club tiene 77 años de historia y nació por iniciativa de un grupo de puesteros que laburaba en el Mercado del Abasto que estaba en la otra cuadra, en lo que hoy es la plaza Libertad”, reseña Gastón Torres, actual presidente del Club Social y Deportivo El Eslabón, y se explaya: “Se fundó el 18 de marzo de 1940 y siempre estuvo vinculado a las actividades de bochas, en las que ha tenido muy activa y buena participación tanto en los torneos locales como en los de la Federación Santafesina. Con el correr del tiempo, y con los recambios institucionales, las actividades comenzaron a ser cada vez menores hasta que se decidió vender las canchas de bochas y construir un gimnasio, aunque se utilizaba más que nada para hacer actividades más bien sociales, se alquilaba para hacer fiestas y demás”.

Gastón, junto con varios amigos del barrio, intentó en su momento acercarse a la institución sita en Sarmiento 2041, pero chocó con una cruda realidad. “De alguna manera siempre hemos intentado vincularnos con el club pero nos encontramos que las actividades habían prácticamente desaparecido y se había convertido en un lugar de encuentro de timberos”, recuerda con un dejo de bronca Torres, y acota: “Lamentablemente en los últimos 10 años, por malas administraciones y por problemas internos entre familias, el lugar fue vaciado. Hubo denuncias cruzadas de los distintos grupos que trabajaban adentro, por lo que la Justicia provincial junto con la Inspección General de Personas Jurídicas decidió intervenir el club. En ese momento, se realizó un reempadronamiento, para pasar al proceso de lo que se llama la normalización y ahí resolvimos que era tiempo de comprometernos con el club y empezamos a participar”. Ese proceso tuvo su punto cúlmine en la Asamblea Extraordinaria del 24 de julio de 2015, en la que se eligieron las nuevas autoridades y se conformó la Comisión Directiva actual que lidera Gastón.

“A partir de ahí nos encontramos con un montón de dificultades, sobre todo de tipo edilicio porque la institución había estado vacía dos años y venía de 10 años de deterioro. Así que nos encontramos con una situación compleja, y con muchas deudas”, repasa el presidente. “Así que nos pusimos a trabajar, marcando las prioridades, para ver cómo levantábamos la institución y cómo movilizábamos al barrio para poder captar socios. Primero comenzamos a reunir la documentación y poner en condiciones las instalaciones, para luego convocar a quienes tenían algún tipo de deuda para resolver y poner en regla la situación”, recuerda Torres, y se entusiasma: “Y después vino la etapa más linda y reconfortante que fue abrir las puertas para que se convierta en una institución deportiva, con sus distintas actividades”.

Barrios de clubes

Foto: Andrés Macera

Los vecinos El Abasto y República de la Sexta (Pellegrini, San Martín, 27 de Febrero y el río) comparten, además de tres de sus calles limítrofes, el albergar a una gran cantidad de instituciones deportivas y sociales. “Yo siempre me vinculé con los clubes de barrio. Fui socio de Temperley (Ayacucho al 2100) y de Sportsmen Unidos (1º de Mayo a la misma altura). Porque si bien yo vivía bien al sur, tenía a mi abuela en esa zona y siempre en las vacaciones iba para su casa y hacía toda la temporada de pileta ahí”, cuenta Torres. “Después arranqué con otras actividades deportivas, aunque no se me nota demasiado que haya hecho deportes (risas). Hice mucho básquet recreativo y judo. Y si bien esos clubes tienen una estructura ya consolidada, siempre me interesó el hecho de trabajar en instituciones barriales, como les ocurre a mis compañeros de comisión directiva”, afirma el actual presidente de El Eslabón, y aclara: “El nuestro no se parece a casi ninguno de los otros tantos clubes que hay en esta zona porque las dimensiones son bastante pequeñas. Ese espacio reducido no nos permite hacer deportes federados, como vóley o básquet, así que nuestro desafío más importante es realizar actividades vinculadas a lo recreativo, deportivo y social, y abrirlo al barrio para que la gente pueda aprovechar ese espacio”.

Gastón destaca que para llegar a este buen presente debieron hacer un esfuerzo muy grande: “Hicimos varias actividades a beneficio de la institución, como venta de pollos, rifas, kermés. La verdad que los socios tienen el mismo cariño por el club que tenemos nosotros, y aunque por suerte conseguimos el aporte del Estado, mucho tiene que ver también el compromiso de la gente del barrio”.

“Hoy tenemos alrededor de 300 socios, de los cuales 200 hacen actividades deportivas”, afirma orgulloso el dirigente, y detalla: “Logramos recuperar el espacio para el deporte. Tenemos más de 10 disciplinas deportivas y otros tantos talleres culturales. Hay patín artístico, gimnasia deportiva, taekwondo, kung fu y otras artes marciales; zumba, yoga, ahora estamos incorporando un taller de folclore. Lo que hemos logrado es que el barrio vuelva a vincularse con el espacio, que se sume a las actividades y que participe de la vida del club”.

Antes de despedirse, este hombre que mucho tuvo que ver en la recuperación del club del Abasto, al ser consultado sobre el orígen del nombre de la institución que actualmente preside, responde: “Hay muchas versiones con respecto al nombre pero en realidad, escrito no hay nada. La que nos parece que más se asemeja a la realidad, que nos han comentado varios socios viejos, es que tiene que ver con que como el Mercado estaba en la otra cuadra, para los trabajadores de los puestos el club era como un eslabón del Mercado, una parte en la que en vez de laburar se reunían y disfrutaban, como que era todo uno. Por eso decidieron ponerle El Eslabón, el mismo nombre que el diario de ustedes”.

Bajo la sombra

Foto: Andrés Macera

Cuando hace más de dos años atrás este semanario –atraído por el nombre que comparte con el club– fue en busca de una entrevista con autoridades para interiorizarse sobre su historia, se encontró con las puertas cerradas. El escaso –o prácticamente nulo– conocimiento del vecindario y comerciantes de la zona sobre las actividades de esa institución barrial, dejó con las manos vacías y sin nota a los cronistas.

Hoy la realidad es otra y las puertas están abiertas de par en par, con el barrio adentro. En esta ocasión, y aprovechando las vacaciones de invierno de los chicos, el mayor movimiento es de los hombres que ponen el lomo para realizar ajustes en la infraestructura del inmueble. “Desde el sábado pasado comenzaron las obras en el club”, cuenta Gastón Torres, y recuerda: “Cuando llegamos no tenía ni siquiera baños, así que con el compromiso de los socios, y el apoyo del gobierno provincial, pudimos mejorar las instalaciones, pusimos en funciones nuevamente una secretaría que ya no existía, y también recuperamos la terraza”.

El presidente revela que “de a poco vamos recuperando cosas que tienen que ver con la identidad del club, pero la idea también es mantenerlo abierto y recuperar el gimnasio que, en la foto de fundación, ya aparecía”.

En cuanto a los detalles del laburo que se está ejecutando, el máximo directivo explica que “ahora estamos sacando el techo para montar una estructura nueva, más moderna y liviana, acorde a los tiempos de hoy”, y concluye: “También estamos recuperando lugar en el fondo, donde el club tenía un escenario, así ganamos unos metros más de espacio, que es una de nuestras preocupaciones y la que nos impide practicar deportes federados, sobre todo por el ancho”.

Fuente: El Eslabón.

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