Las políticas económicas del último año y medio mermaron notablemente el consumo de las clases baja y media. El Eslabón habló con gestores locales para dar un panorama y saber cómo se las ingenian desde lo artístico para no bajar las persianas.

Dieciocho meses de freno en diversos rubros de la economía. Despidos y cierres de espacios productivos, sueldos bajos y flacas paritarias se sumaron a los feroces tarifazos y a la inflación que sigue pegando. Cambios de paradigmas políticos que afectaron a la cultura local. Sin embargo, muchos espacios resisten y se las ingenian para retener al público, aún a pesar de que eso signifique congelar sus ingresos.

Sandra Sola es la dueña de Stop In Brazil, un bar cultural que gestiona hace 11 años y en el que difunde expresiones artísticas. Es también una activa participante de las reuniones de Espacios Culturales Unidos de Rosario (Ecur). Y afirma que esta es la “peor época desde que abrió el local”.
“Este año y medio a nivel laboral fue pésimo, se nota muchísimo la recesión. Tengo el mismo ingreso de hace tres años atrás, pero en ese momento tenía tres mozos trabajando conmigo. Hoy somos una persona más y yo. Y mucha veces me ayuda mi pareja por no poder poner más a nadie”, asegura.

Para la titular, la situación de su bar antes de Cambiemos era distinta, y también cambió la situación con los artistas que se presentan en ese espacio. “Hoy por hoy, más que el 100 por ciento de la puerta no le puedo dar a los músicos. Olvidate, no tengo la plata. El incremento de la luz y los alquileres se fueron al carajo. Terrible. Estoy hace 11 años y este es el peor período de todos. Los gastos son atroces, de un mes a otro la luz te sube 1500 pesos en un lugar que abre jueves, viernes y sábados”.

Por su parte, Sonia Irene Herrera que desde 2014 integra la cooperativa que gestiona Pichangú, el bar cultural ubicado en Salta y Rodríguez, cuenta el panorama del lugar. El espacio que nació de la crisis de 2001 sigue manteniendo hoy la afluencia de público de años anteriores pero sus sueldos están en modo pause. “Este año cumplimos 7 años de trabajo cooperativo, autogestionado. En su momento fueron 4 los fundadores, hoy en día somos 13 los socios activos que llevamos adelante el espacio, y con los años venimos creciendo tanto en la organización como en lo económico. Respecto al cambio de gobierno, el aumento de precios es un impacto que repercute directamente en lo que son los sueldos y el trabajo. De alguna manera nuestros sueldos quedaron congelados, hemos notado que trabajamos igual o más, pero por el mismo sueldo”, se lamentó.

El autor y director teatral Néstor Zapata, a cargo del espacio Arteón aceptó que “en general ha habido una merma en cuanto a la asistencia de espectadores” en el circuito, pero marcó diferencias con respecto a los rubros culturales que allí se presentan. “Con el cine nosotros mantuvimos los espectadores porque tenemos las entradas más baratas que en el circuito comercial, prácticamente a la mitad. Y además tenemos como un público cautivo, por el tipo de cine que exhibimos: cine de culto, cine arte, y cine nacional. Además hacemos funciones con descuentos, y funciones gratis los martes y los jueves para la tercera edad y asociados al Pami, que lógicamente llenan las salas”.

Uno de los boleteros del Complejo Monumental le confió a El Eslabón que “el año viene flojo”, pero fue optimista con respecto a la asistencia de público en las vacaciones de invierno, tal vez el punto más alto de la temporada. El titular de estas salas, el empresario Daniel Grecco, hace meses que da cuenta de la poca venta de entradas en su complejo, aunque lo relaciona directamente a la seguridad de la plaza Montenegro.

Con respecto al teatro, Néstor Zapata del Arteón admite que se siente la baja de espectadores porque se compite con las compañías de Buenos Aires, y ahora se elige por una cosa u otra: “Precisamente cuando el espectador tiene que decidir dónde poner esos pesitos para la distracción, elige mucho las carteleras de Buenos Aires o los elencos con actores y actrices que están en la televisión”.

Consumo cuidado

Con respecto a los tarifazos en los servicios, Zapata afirmó que “afectaron mucho”. “Otra pelea son los alquileres y los gastos centrales”, expresó, aún teniendo su espacio una tarifa preferencial en el costo de la luz que hace años les concedió la Empresa Provincial de la Energía.
“Eso nos permite calefaccionar el lugar y llevar a cabo las proyecciones. Los alquileres son bravos también, nosotros tenemos un contrato por diez años pero ya se está por vencer, aunque se ajustan los montos cada seis meses y hay que sumarle los gastos centrales que compartimos con la galería”.
“Al bar suele venir gente de 30 años para arriba. Y de los amigos que venían jueves, viernes y sabados, y te tomaban 3 ó 4 porrones, hoy vienen los sábados y con suerte te toman dos cervezas, porque la situación es mala para todos”, cuenta Sandra Sola, de Stop in Brazil, quien no sólo tiene que pelear con la situación económica actual sino también con las agresiones que sufre desde un hotel lindero, con el que tiene un expediente abierto en la justicia y promesas inconclusas del ejecutivo local, según cuenta.

“Para mí, si no nos unimos entre todos, sinceramente no va a pasar nada. Juntarnos con los del Ecur todas las semanas, lo hacemos con la idea de crecer entre todos, estamos todos en las misma, tenemos que pagar la luz, los gastos, pero lo peor es que estamos perdiendo fuentes de trabajo”.

Más notas relacionadas
Más por Juan Pablo de la Vega
Más en El Eslabón

Dejá un comentario

Sugerencia

Se realizarán las jornadas de Innovación Narrativa en Rosario

La actividad es impulsada por la Escuela de Comunicación Social de Facultad de Ciencia Pol