Trabajadores de la empresa GGM de la ciudad bonaerense de Las Flores ocuparon la planta abandonada por la patronal desde marzo y quieren crear una cooperativa siguiendo el modelo de la ex Gatic de Pigüé.

Los trabajadores de la empresa GGM de la ciudad bonaerense de Las Flores resolvieron el martes 18 de julio ingresar a la planta abandonada por el patrón Guillermo Gotelli y permanecer allí a la espera de respuestas a su reclamo de preservar la fuente laboral. En función de este objetivo, los empleados de GGM barajan la posibilidad de conformar una cooperativa de trabajo y hacerse cargo de la reanudación de la actividad.

“Ocupar, resistir, producir”, es el histórico lema de las empresas recuperadas de la Argentina, acuñado en aquellos años de fin del siglo XX y comienzo del XXI en que la autogestión se perfiló como una alternativa válida a la crisis de decenas de empresas. Y si bien los trabajadores textiles de Las Flores ya llevan varios meses de resistencia a través de distintas medidas, incluidas un corte de la ruta nacional número 3 y la permanencia las 24 horas frente a la planta, ahora resolvieron conjugar el primer verbo de aquella consigna y por eso ingresaron a la fábrica, donde montaron ollas populares y coordinan futuras acciones para lograr el objetivo de volver a la producción y el trabajo.

La decisión de ingresar a la fábrica se tomó este último martes al cabo de una asamblea realizada por la tarde. “Vamos a quedarnos en la planta, no estamos suspendidos ni despedidos, vamos a quedarnos adentro, porque hay familias que la están pasando mal”, dijo José Pedamonte, dirigente del Sindicato Obrero de la Industria del Vestido y Afines (SOIVA).

Entre los motivos por los cuales los trabajadores resolvieron profundizar su lucha con esta nueva medida, se cuenta la falta de novedades sobre las negociaciones entre la patronal y autoridades municipales y de la provincia de Buenos Aires. “Nos dijeron que iba a haber una reunión con Gotelli, los gremios y el Ministerio de la Producción, pero quedó todo en la nada, seguimos esperando”, indicó Mario López, delegado de los empleados textiles.

Consultados por la prensa sobre si habían evaluado las consecuencias legales que podía tener la medida adoptada, Pedamonte fue claro: “No estamos pensando en cuestiones legales, estamos pensando en subsistir. Los trabajadores hace tres meses que no cobran prácticamente nada. Acá el primero que está haciendo algo ilegal es el señor Gotelli, que ha dejado abandonados a los trabajadores”, remarcó.

Pedamonte y López ratificaron que la conformación de una cooperativa de trabajo para recuperar la empresa es una de las alternativas que barajan. Y en este sentido reafirmaron que hay expectativas en el vínculo abierto con Textiles Pigüé, la cooperativa que recuperara la planta de esa ciudad bonaerense que hasta el año 2004 también perteneciera, como la de Las Flores, a la empresa Gatic.

La alternativa de la autogestión es respaldada por el intendente de Las Flores, Ramón Canosa, quien tiene previsto viajar a Pigüé para conocer directamente la experiencia de la cooperativa allí conformada, que logró la titularización de la fábrica y funciona con 130 trabajadores.

El conflicto en Las Flores lleva varios meses y afecta de modo directo a casi 300 operarios, a los que la patronal les debe millones de pesos de salarios, pero además impacta en proveedores y prestadores de servicios también afectados por la falta de pagos.

“La idea de la cooperativa se fortalece cada vez más porque no hay otra alternativa”, dicen los trabajadores de GGM, que desde marzo dejó de operar en su planta y dejó también de pagar los salarios.

Gotelli se había quedado con la fábrica hace 13 años luego de la quiebra de Gatic, la firma que producía calzados y prendas de marcas como Adidas, famosa por lo de sus tres tiras. En aquel momento, Gotelli también quiso quedarse con la planta de Gatic en Pigüé, pero allí los operarios prefirieron el camino de la autogestión. Hoy, en Las Flores recuerdan aquello desde esta realidad durísima: “En aquel momento nosotros no nos animamos a la cooperativa; y ahora mirá, estamos en lo mismo”, resumió Pedamonte.

La paralización en marzo fue corolario de un largo conflicto por incumplimientos de la patronal cada vez más onerosos para los trabajadores. Y en ese devenir, el Ministerio de Trabajo de la provincia jugó un rol “horrible, dilatando todo de reunión en reunión y sin apurar nunca al empleador”, hasta llegar a este presente en el que Gotelli “no aparece; y tampoco hay otro empresario interesado”, resumieron en Las Flores, ciudad de unos 21 mil habitantes ubicada 200 kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires.

“Nosotros vamos desplegando todas las posibilidades, y la de ellos es una buena experiencia, exitosa”, dijo Pedamonte en referencia a Textiles Pigüé. La intención de avanzar con la autogestión para recuperar la empresa también es respaldada por la Red Textil Cooperativa (RTC), integrante de la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT), desde la que justamente se señaló el emparentamiento entre lo que pasa ahora en Las Flores y lo que pasó en Pigüé. “En nuestras espaldas llevamos años de autogestión y la experiencia de empresas sociales que generan trabajo genuino. Es el caso de la Cooperativa Textiles Pigüé –fábrica quebrada por el mismo Gotelli que hoy pretende dejarlos en la calle–, recuperada por sus trabajadores, que hoy sostienen la producción. Los casos son muchos y se repiten a lo largo y a lo ancho de nuestro país. Se puede vivir de una cooperativa. Confíen en nosotros, que vamos a acompañarlos en este desafío que inician hoy”, afirmó Joaquín Fernández Sancha, presidente de la RTC y consejero de la CNCT.

Ahora, lo que hay que resolver es de qué modo los trabajadores de Las Flores se quedan con la planta y las maquinarias. Y en esto es decisiva la actitud que sostengan las autoridades políticas. La planta y las máquinas tienen, obviamente, su valor. Pero también es millonaria la deuda de Gotelli con los empleados y con proveedores y prestadores de servicios, como el propio Estado en sus distintos niveles y empresas y entidades de la localidad, como la cooperativa eléctrica, acreedora por dos millones de pesos. En principio, el intento de las autoridades y los trabajadores es llegar a un acuerdo con la patronal que evite la vía judicial, por la que de todos modos los empleados tienen la carta del pedido de quiebra con continuidad en manos de la cooperativa.

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