Referente provincial de la Federación de Tierra y Vivienda (FTV) y el Partido Miles, que orienta a nivel nacional Luis D’Elía, el pre candidato a concejal de Unidad para la Victoria Juan Carlos Rodríguez se hizo un rato, en medio de la campaña, para reconstruir su historia militante, desde los primeros pasos en la Juventud Peronista Secundaria a la explosión del 2001, del nacimiento del kirchnerismo hasta el presente de “resistencia al macrismo”. En un galpón que hace las veces de sede de la organización, ubicado en plena zona oeste de la ciudad, el dirigente dialogó largo y tendido con Biopolítica y destacó: “Estuvimos con Néstor y Cristina desde la primera hora”.
—¿Cuándo y dónde se inicia tu historia política?
—Mi historia en la política arranca en el año ‘84, principios del ‘85. Mi hermana era militante de la Juventud Universitaria Peronista, eran momentos de mucha ebullición, de mucha militancia, recién llegada la democracia; y empecé a militar en la Juventud Peronista Secundaria. Después pasé por la Renovadora, después la JP liberación, pero siempre por ahí.
Muchos no conocen esto, que yo milité en la JP, que mi viejo fue peronista de sangre, toda su vida, que escondimos los libros debajo de los pisos de mi casa en Venado Tuerto, porque se llevaron a Beltramino, que era vecino nuestro. Tuvimos a los milicos arriba de la vivienda nuestra, se llevaban amigos y demás que militaban. Nos bancamos un montón de situaciones.
La secundaria la arranqué en una escuela privada, el Colegio Boneo de Gorriti al 600, duré tan sólo un año, no eran muy proclives a la militancia. Después hice toda mi secundaria en la Escuela Nº 251 de Empalme Graneros. Ahí nos agarró la inundación del ‘86 y ahí fui secretario, vocal y terminé los dos últimos años como presidente del centro de estudiantes.
—¿Cómo continuó tu militancia a la salida de la secundaria?
—Seguí en la JP y después hubo un corte en mi militancia, que fue en la época del menemismo, donde apenas asumen (Carlos) Menem con (Jorge) Triaca y el grupo Bunge & Born nosotros nos fuimos a casa. La verdad que fue una etapa muy complicada, porque la campaña de Menem nosotros la militamos mucho, en la primera, y después terminó siendo lo que fue y nos volvimos. Luego un grupo de compañeros de acá de Rosario nos vinieron a buscar para lo que fue la composición del Frente Grande, primero al Grupo de los Ocho, que eran los ocho diputados que se fueron del menemismo con Germán Abdala a la cabeza.
Militamos en ese entramado hasta la conformación del Frente Grande. Fue realmente una militancia linda pero que también terminó con un problemón. Nosotros nos fuimos antes que el Chacho Álvarez renunciara, ya con lo que fue la Alianza, que fue un desastre. Tuvimos que irnos de ahí y en el peronismo no encontrábamos un lugar de vuelta.
—¿Dónde estabas cuando fue la explosión de 2001?
—Primero, en 1999 más o menos, casi llegando al 2000 trabajaba en el Estado, en el área de minoridad y era delegado de ATE. Un día vino un compañero, un amigo, Julio López, que me invita a participar de la Federación de Tierra y Vivienda. Luego, cuando se produce el Matanzazo en Buenos Aires, con esos 17 días cortando las vías del ferrocarril y la ruta 3, ahí nosotros empezamos a contactar a Luis D’Elía. Acá estábamos de protesta en protesta también. El 2001, a mí la crisis y la explosión me encuentra fuertemente militando en la FTV. Me acuerdo de los primeros levantamientos de la gente, ver cómo conteníamos los barrios sin que se desbordaran, ordenando la entrega de alimentos, viendo la situación, fue todo un caos. La policía actuaba sin ningún tipo de tapujos, lo del Pocho (Claudio Lepratti) fue así, pero también fue así lo de Walter Campos en Empalme Graneros, donde justamente estábamos nosotros.
El de la FTV fue y es un laburo estrictamente social, territorial, de capacitación, de alfabetización, de llevar alimentos, lamentablemente algo muy parecido de lo que se empieza a ver ahora en todos los barrios de la ciudad.
—¿Cómo se paró la FTV, ante esa nueva etapa política que comenzó con Néstor Kirchner?
—Estuvimos con Néstor desde la primera hora. En el Matanzazo Edgardo Depetri le pasa el teléfono a Luis (D´Elía) y le dice «quieren hablar con vos», y del otro lado de la línea estaba nada menos que Néstor Kirchner, que ya tenía una historia más o menos con el Frenapo, había sido el único gobernador que bancaba ese proyecto de seguro de empleo y formación. Luis medio que ni sabía pronunciar el apellido. Esa vez, Néstor le dijo: «Yo voy a ser presidente y esta historia la vamos a cambiar». Posterior a eso Luis convoca a una mesa nacional y había tres opciones, una muy austera que era la del socialismo y espacios de centro izquierda, la otra era Elisa Carrió que se metía como un factor de centro izquierda y la de Néstor Kirchner. Por amplia mayoría se votó bancar la candidatura de Néstor Kirchner.
Luego, cuando Néstor asume en 2003 y plantea no dejar las convicciones en la puerta de la Casa Rosada, nos dijimos. «¿che, este cumplirá?». Y la verdad que lo primero que hizo, a lo diez días, fue convocarnos a la casa de Gobierno, a la Mesa Nacional. Ahí nos habló de combatir la desocupación con obra pública, hecha con cooperativas. Estuvimos en las buenas y en las malas. Cuando la derecha quiso dar el zarpazo, o en la cumbre de los pueblos en el 2005, el no al ALCA, donde la FTV tuvo un rol protagónico. Luis viajó a Cuba, se reunió con Fidel.
—¿De qué manera explicaban en ese entonces el apoyo al Frente Progresista en la provincia y al kirchnerismo en la Nación?
—Fuimos fundadores del Frente Progresista Cívico y Social, fuimos los que propusimos que se llamara Social. Pero en aquellos tiempos Néstor nos habló de armar la transversalidad. Y en esa idea de transversalidad estaba que el Socialismo santafesino forme parte. Bancamos la candidatura de Miguel Lifschitz a intendente, cuando le ganó apenas con 5000 votos a (Norberto) Nicotra. Me acuerdo que en un acto estrictamente peronista, que se realizó en una iglesia evangelista de Provincias Unidas, llevamos la consigna “Néstor Kirchner presidente Hermes Binner gobernador”.
Pusimos mucha construcción dentro del Frente Progresista, hasta un punto que dentro de la conducción nacional, junto con la gente de gobierno, se vio que era imposible seguir, porque el Socialismo estaba buscando otro espacio, que era más de centro derecha.
Hoy seguimos pensando lo mismo, que el PJ para nosotros es un herramienta vetusta, como la UCR, con dirigentes que están obsoletos. Así sean jóvenes, sus ideales siguen siendo obsoletos. Son los mismos dirigentes en Rosario o en la provincia de Santa Fe, que cuando perdió Cristina, a los 20 días, a los meses y al año decían que Cristina debía ir a cuidar sus nietos. Nosotros en cambio empezamos a decir que Cristina es Perón.
—¿Qué lectura hacen del proceso que se inició tras la derrota de 2015?
—Muchos nos preguntan cuál fue el error del kirchnerismo, y nosotros lo que decimos primero es que errores hubo, no hay dudas, pero está claro que los logros fueron muchos más. Néstor y Cristina a nosotros, a los sectores más humildes, nos devolvió los sueños, nos devolvió la idea de que nuestros hijos puedan estudiar y no es poca cosa. Ahora, tras la derrota, se planteó una gran fragmentación en los distintos espacios.
¿Habrá que estar juntos de cara al 2019? No hay dudas, por eso nosotros tomamos la determinación de que a nivel provincial, para diputado nacional, el compañero es Agustín Rossi, que es la lista de Cristina en la provincia de Santa Fe. Pero para abajo no. Por una sencilla razón: en la interna va a quedar alguien que dice que Cristina es un fenómeno y hay alguien que dice que Cristina se tendría que haber ido a su casa.
Sin embargo vos escuchás tipos como Juan Manuel Abal Medina, que fueron cercanos al gobierno, o a (Sergio) Massa o a Diego Bossio, y vos decís «esos son traidores». No pudieron aguantar ni siquiera la resistencia.
Nosotros junto con el Partido Comunista y el Radicalismo Popular, pensamos que la mejor manera de expresar en política lo que hacemos es ir en una lista sin ninguna interna. Dijimos hay que jugar, armamos la lista, la verdad que quedó una lista más que piola, porque segundo y tercero van dos compañeros del PC con mucha historia, el Champa Galiotti y Priscila Castañeira, y en cuarto tenemos al hijo del Gringo Viale, ni más ni menos.
—¿Qué diagnóstico hacen de la ciudad y qué problemáticas quieren abordar desde el Concejo?
—En primer lugar no prometemos nada, más que el trabajo en conjunto con el vecino, cosa que vemos que hoy no vienen haciendo los concejales de la ciudad.
En segundo lugar, nuestro lema dice “Rosario es más grande”, justamente porque hace años que el Socialismo viene trabajando de los bulevares para adentro. Se arregla la calle Sarmiento, se embellece el centro, se hacen las garitas nuevas que valen una fortuna y después te encontrás con la zona oeste de la ciudad, que es la que más ha crecido, donde no llega el agua, la luz, las cloacas, los servicios, no llega el transporte. Bueno, en realidad esa es nuestra propuesta, cómo laburamos para hacer una Rosario más inclusiva, con mayor participación.
Si la gente me elige, no quiero estar trabajando en 1° de mayo y Córdoba, yo quiero estar donde corresponde, en los barrios, dando una mano con las pymes que se están fundiendo por los tarifazos, a los trabajadores en sus peleas cotidianas. Ocupándonos de los centros de salud, donde la atención empieza a ser mala, porque empieza a ser deficiente, no hay personal para atender la demanda de gente que, al estar desocupada, se queda sin obra social y a veces falta hasta ibuprofeno o paracetamol. O las vacunas, esas 19 vacunas del calendario, algo que hay que rescatar de Néstor, que cuando llegó había solo seis.
Ante la problemática de la seguridad, han llenado de policías y no mejora nada, no significa que con más policías vamos a tener más seguridad. Estamos en contra de las cámaras, está demostrado que no han resuelto ningún tipo de crimen, cada dos días hay un muerto, pero ninguno ha sido resuelto por una cámara de seguridad.
Nosotros entendemos que un concejal tiene que tener diálogo con el Ejecutivo. Ahora, también tiene el derecho de reclamar por los vecinos para que las obras se hagan.