Virginia Grisolía encabeza la lista de pre candidatos a concejales del Frente de Izquierda y de los Trabajadores. Militante del Partido Socialista de los Trabajadores (PTS) y de la agrupación Pan y Rosas, la joven (28) dirigente que se presenta por segunda vez a disputar una banca en el Palacio Vasallo, recibió a Biopolítica en el local que su espacio tiene en pleno centro rosarino (Corrientes al 800). “Construimos una referencia para aquellos jóvenes, trabajadores y mujeres que se han cansado de los partidos tradicionales, que no tienen nada que agradecer por la precarización laboral, la desocupación, la violencia de género”, apuntó.

—¿Desde qué momento se hace presente la política en tu vida?
—Me acerqué a la política cuando empecé a estudiar Antropología, en la Facultad de Humanidades y Artes, una vez que salí de la secundaria. Yo fui a la Soldados Argentinos. Ahí conocí un mundo nuevo, porque en mi secundaria en algún momento, con una idea muy vaga, quisimos hacer un centro de estudiantes pero nos encontramos con que los docentes dijeron que no, que no se podía. Pero en la universidad empiezo a conocer las distintas corrientes políticas. Humanidades es una facultad que históricamente ha sido muy politizada. La mayoría de las corrientes, fundamentalmente de la izquierda, son parte de esa facultad, y ahí es donde conocí a mis compañeros del PTS.
Recuerdo que en 2008, en medio del conflicto entre el campo y el gobierno de ese momento, yo tenía una posición no muy definida, como que era una pelea entre los de arriba, y me preguntaba qué pasaba con los trabajadores del campo. Y me encontré con una charla debate que había organizado el PTS, en la que participó Cristian Castillo por el PTS, además de Juan Giani y Carlos del Frade, y ahí escucho la posición del partido, que tomaba una postura independiente, tanto de las patronales agrarias y la Sociedad Rural, como del gobierno kirchnerista. Ahí me dije: «Esta es la posición con la que empatizo».
También me acerqué mucho a la militancia por los derechos de las mujeres. Conozco la agrupación Pan y Rosas, me entero de los encuentros de mujeres. Recuerdo que me impactó muchísimo ver videos de las mujeres trabajadoras, haciendo asambleas dentro de la fábrica Zanón de Neuquén, una fábrica bajo control obrero.

—¿En tu familia la política estaba presente, tenía algún lugar?
—Me encuentro con la política sobre todo afuera de casa. No porque haya una negativa, al contrario. Hoy mis viejos aceptan, no necesariamente comparten mis ideas, pero sí me apoyan mucho. Son laburantes los dos, han cuestionado a los gobiernos, fundamentalmente por lo que viven como trabajadores que han pasado diferentes crisis, que las recuerdo de pequeña. Sé que en 2001 cobraban con tiquets de supermercado, y todas esas cuestiones marcan una idea de en qué lugar está cada uno, más allá de que después no había una clara definición ni militante, ni muy política en ninguno de ellos. Son de los que a veces dicen «son todos chorros» como definición, porque terminan cuestionando al conjunto de los gobiernos en última instancia de por cómo viven los trabajadores. Mi papá está desocupado, trabajó en diferentes fábricas, y mi mamá es empleada.
En casa el noticiero siempre estaba prendido, todas las noches comíamos mirando la tele, escuchando lo que ellos debatían sobre sus posiciones del día a día.

—En la campaña hacés referencia a tu lugar como trabajadora de un call center, ¿tenés o tuviste ahí una experiencia de militancia gremial?
—Es muy difícil. Hemos tenido experiencias con los compañeros allí dentro, en relación a diferentes problemas que ha habido, como por ejemplo cuando no nos depositaron aguinaldos. Hemos hecho asambleas, tratamos de organizar como uno puede en un lugar muy complicado, porque es fácil que te dejen en la calle, porque son patronales muy acostumbradas a la precarización, a que la juventud entra y sale, y da lo mismo. Hemos tratado de hacer algunas cuestiones, no necesariamente desde el sindicato. Se cuestiona bastante que somos parte de un sindicato que no nos corresponde, porque somos trabajadores de telemarketers pero estamos en Comercio. La gran mayoría son mujeres, muchas de mis compañeras tienen hijos. En 2015, cuando también fui candidata a concejal, ya trabajaba ahí y voy a seguir trabajando hasta el día de las elecciones.

—¿Qué lecturas y referencias te han marcado en tu formación política?
—En relación al marxismo, los primeros textos que empecé a leer fueron los que dan en la universidad, que suelen ser lo clásico, como la Crítica de la Economía Política de (Karl) Marx, o la Ideología Alemana. Uno de los primeros que agarré yo fue el Manifiesto Comunista, que leí infinidad de veces, porque cada vez que lo leía me resultaba algo nuevo, entendía alguna cosa más, y me parecía muy atrapante para acercarse a las ideas del marxismo y la idea de pensar una sociedad sin explotación, sin opresión. Referentes como León Trotsky, con el programa de transición que se propone para disputar una idea de conciencia de la clase trabajadora y poder elevarla a tener mayores aspiraciones. Y por supuesto, Rosa Luxemburgo como una referente revolucionaria de una época muy difícil pero muy importante para la historia. Hace poquito presentamos una biografía gráfica de ella, que muestra su pasión por la vida, la botánica, la naturaleza, y las peleas que daba en un mundo dominado por los hombres. Ellos son referentes de lectura. También diferentes libros o autoras como Silvia Federici.

—El FIT no sólo está compuesto por el PTS ¿Cómo definís al Frente de Izquierda y de los Trabajadores?
—Desde 2011 se conforma con el PTS, el Partido Obrero e Izquierda Socialista. Creo que es un frente que expresa la unidad de la izquierda, siendo la cuarta fuerza a nivel nacional. Es un frente electoral que muestra esta independencia de los gobiernos y es una alternativa para los trabajadores. Con referentes a nivel nacional como Nicolás del Caño, Néstor Pitrola, Myriam Bregman; y diferentes referentes en otras provincias, como Octavio Crivaro acá, que es nuestro pre candidato a diputado nacional por Santa Fe. Y se ha mostrado además como una gran referencia para aquellos jóvenes, trabajadores, mujeres que se han cansado de los partidos tradicionales, que no tienen nada que agradecer por la precarización laboral, la desocupación, la violencia de género. Hacemos estas denuncias, pero esta es una agenda que trabajamos diariamente. Por eso apoyamos luchas como PepsiCo, peleas que damos con los trabajadores, que no tienen que ver con una agenda electoral sino cotidiana.

—¿Con qué diagnóstico de la ciudad y qué ideas encaran la campaña?
—Lo primero que hay que destacar en el diagnóstico es la creciente desocupación. Rosario es una de las ciudades del país donde más ha crecido el desempleo. Hace poco vimos una noticia que ante 20 ofertas laborales hubo una presentación de 5.500 curriculums. Son números impactantes, que afectan mucho más a la juventud y a las mujeres. Han cerrado talleres ferroviarios, hubo suspensiones en General Motors, situaciones como la de Mefro Wheels o Sancor a nivel provincial.
Hay golpes muy duros que está haciendo el Partido Socialista en la provincia y que es el mismo que gobierna en la ciudad. Yo veo lo que cuesta conseguir trabajo, con jóvenes que van de agencia en agencia y nunca son llamados.
Desde el Frente de Izquierda venimos planteando una campaña de reparto de las horas de trabajo, de que se trabaje seis horas, cinco días a la semana, por supuesto sin reducir el salario porque sino no le sirve al trabajador. Todo esto como forma de terminar con la desocupación. Entendemos que no es algo que se resuelve fácilmente. Es atacar los intereses de los empresarios. Y es lo que los gobiernos no están haciendo. No lo hace Macri, quien gobierna para los intereses de los empresarios, como vimos en PepsiCo, donde envió el desalojo y la dureza de la represión. Hablamos de multinacionales que ganaron mucho en el país y que cuando tienen que ajustar lo hacen contra los trabajadores. Esto se suma al proyecto de flexibilización laboral o a fallos judiciales contra los trabajadores. Problemas muy grandes que también afectan en la ciudad y que también lleva a cabo el Partido Socialista de la provincia, más allá de cualquier relato progresista que intenten tener. Pero los trabajadores pueden decir lo contrario como realidad.
También forma parte de nuestro diagnóstico la situación de las mujeres, la violencia de género. Con la importancia de la problemática sólo hay dos refugios para quienes sufren la violencia de género, siendo que la provincia está al tope del ranking de violencia de género en el país.
Cuando nosotros pensamos en una banca, tanto en el Concejo como en la legislatura nacional, pensamos que tiene que haber una izquierda que tiene estas demandas y esta agenda.
Dicen que no hay plata, que hay que endeudarse. Pero plata hay en la ciudad, esta es una ciudad que se benefició de la especulación inmobiliaria, del boom sojero, ¿y esa plata dónde está? La plata existe, el tema es que no se está destinando para las necesidades de los trabajadores, las mujeres y los jóvenes, sino que se destina siempre a favorecer a los empresarios.

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