Las elecciones primarias resolverán algunas internas y posicionarán las candidaturas definitivas para renovar nueve bancas santafesinas en Diputados. Sobreoferta de listas, que no es igual a diversidad. Postulantes desconocidos que apuestan a las “marcas” de sus partidos. El justicialismo quiere volver, en un escenario de posible dispersión del voto.

Con distintos objetivos y ejes de campaña, las principales fuerzas políticas miden este fin de semana, valga la redundancia, su fuerza electoral. El potencial que, además de dirimir las internas –en los casos que existen–, las posiciona con mayor o menor caudal de votos para enfrentar los comicios generales de octubre.

El proselitismo de las Paso fue bastante austero en comparación con otras elecciones similares y el clima político recién comenzó a instalarse en los últimos días, como es habitual. En Santa Fe coinciden, con distintos regímenes electorales, la votación para seleccionar los postulantes definitivos que en sesenta días pelearán por nueve bancas en la Cámara de Diputados del Congreso nacional con la de las nóminas de concejales, doce intendencias y más de 300 presidencias comunales.

Sobreoferta

En el caso de las elecciones nacionales, se votará con el viejo sistema de boleta sábana y cuarto oscuro. Allí, los electores santafesinos encontrarán la nada desdeñable cantidad de 56 boletas de precandidatos a diputados.
La oferta electoral, en este caso, no es demostrativa de la diversidad o amplitud de miradas, que las hay, sino que en alguna medida es representativa del negocio pyme de partidos desconocidos para las mayorías que inscriben un sinnúmero de listas a los efectos de percibir unos mangos por la impresión de boletas.

Como informó el eslabón, el frente Espacio Grande anotó doce listas internas para las Paso, lo cual evidencia la dificultad para construir consensos más o menos perdurables en la poco conocida fuerza política.

El Partido Popular, que no es el español, inscribió seis listas de diputados nacionales. Entre ellas la que encabeza Amalia Granata, que vive en la ciudad de Buenos Aires pero nació en Rosario y quiere ser congresista por la provincia cuyo Registro Civil la inscribió.

Unite por la Libertad y la Dignidad –no es un imperativo de este periódico a sus lectores sino el nombre de un partido político– anotó, por su parte, nueve listas. Una le sirvió al concejal radical Jorge Boasso para poder ofrecer su propuesta, luego de que lo expulsaran de la interna de Cambiemos por presuntas irregularidades con el papeleo electoral. Unite… es el nombre que se da en Santa Fe el Modín, la fuerza política fundada por el carapintada Aldo Rico una vez que depuso las armas.

Según la autoridad electoral –estos datos no les interesan a nadie pero siempre se utilizan en los anuncios de comicios– hay 2.715.363 santafesinos que están habilitados para votar. Para eso se dispusieron 1.409 locales de votación, en los que se distribuirán 8.038 mesas. Listo.

No se sabe

Una de las características más saliente de las Paso de este domingo en Santa Fe es la incertidumbre sobre su resultado. La ausencia de certeza es, por lo general, un don de los comicios que las ciencias estadísticas procuran reducir, a veces con fortuna, otras no. Pero, particularmente, la danza de encuestas previas –cuyos resultados ya no se pueden publicar– exhibió guarismos tan disímiles, y hasta opuestos, que hace más arduo orejear, previamente, qué puede suceder en las urnas.

Lo que se puede objetivar, antes de pasar al análisis de qué se juega cada fuerza en este turno electoral, es la cantidad de escaños que se renuevan y a quién pertenece cada uno.

Es así: de las nueve bancas que se ponen en juego tres corresponden al PRO. Las que ocupan Luciano Laspina, Gisela Scaglia y el reutemista amarillo Ricardo Spinozzi. Los dos primeros buscarán su reelección en la Cámara baja.

Por el radicalismo –que ahora forma parte de Cambiemos, si nacionalmente se mira la cosa– deja su banca Mario Barletta, quien será el próximo embajador argentino en Montevideo, por decisión de Mauricio Macri, que antes lo bajó de la lista de diputados.

El socialismo-Frente Progresista renueva dos lugares: los de Hermes Binner y Alicia Ciciliani (quien también busca revancha).

Además, se renueva la banca de Ana Copes, del PDP, que entró a Diputados por el Frente Progresista y salió por Cambiemos, sin que nadie añadiera a su apellido el maledicente prefijo “borocotizada”.

Finalmente, el justicialismo pone en juegos dos lugares, los de Josefina González –que busca su reelección mientras se repone de un grave siniestro vial– y la del también kirchnerista Eduardo Seminara.

¿Té para tres?

Como en las dos últimas elecciones, en Santa Fe no se espera, en la previa, una polarización entre dos términos, sino que es más factible un escenario de tres tercios entre el Frente Justicialista, Cambiemos y el Frente Progresista.

Es decir que el escenario más probable en la provincia no replica el de Buenos Aires, donde Cambiemos eligió polarizar con Cristina Fernández y desdibujó la figura de Sergio Massa, del Frente Renovador, rebautizado 1País y genetizado por Margarita Stolbizer.

De todos modos, y atento a que se trata de una elección de medio término y para cargos legislativos, la dispersión del voto entre varias candidaturas expectantes conforma, también, un escenario posible tras el recuento de votos.

Allí pueden tallar –se verá el domingo a medianoche– las figuras de Carlos Del Frade por el Frente Social y Popular, de Caren Tepp por Ciudad Futura, de Diego Giuliano por el Frente Renovador y de la izquierda del FIT a través de Octavio Crivaro, entre otros.

También, claro está, la del concejal radical excluido de la interna de Cambiemos, Jorge Boasso, cuyo caso se desmenuzará más adelante.

Las fuerzas políticas que postulan lista única poseen otro objetivo en las primarias: superar el zócalo del 1,5 por ciento del padrón electoral, condición sine qua non para llegar a los comicios generales.

Los resultados de las últimas elecciones a diputados nacionales de medio término, las de 2013, dieron por ganador al Frente Progresista con el 42 por ciento de los votos. El PRO, que postuló a Miguel Del Sel, obtuvo el 27 por ciento y el justicialismo, con Jorge Obeid, 22 puntos.

Esas tres fuerzas son las que mayores chances presentan para este domingo, por su envergadura y desarrollo territorial en la provincia. Pero las sorpresas existen.

¿Quién es?

Una de las características de estas elecciones, con excepción del Frente Justicialista, es que las listas de precandidatos a diputados nacionales son encabezadas por figuras políticas poco conocidas para el electorado.
Cambiemos pasó del mediático y archipopular Del Sel en 2013 al ignoto Albor Niky Cantard ahora; el Frente Progresista de un ex gobernador e intendente de Rosario, Hermes Binner, a un ministro nacido en Arequito, Luis Contigiani, el Colorado.

Por esa razón, el gobernador Miguel Lifschitz se puso al hombro la campaña de su delfín, un cuadro político bien formado y de claro discurso opositor al gobierno nacional, pero desconocido para el gran público.

De ese modo, Lifschitz decidió atar la suerte electoral de Contigiani a la propia, con los beneficios y perjuicios que esa estrategia conlleva. Si obtiene un desempeño aceptable será el gobernador quien resulte triunfante; si hace sapo, el lodo es para Lifschitz.

Contigiani enfrentará, en las Paso, a la lista puramente radical-frentista que encabeza la concejala rosarina María Eugenia Schmuck. Producto de la falta de acuerdo al interior del Frente entre socialistas y ese sector de la UCR, que al quedar afuera presentó su propia nómina de precandidatos a diputados.

Sin la estructura del Estado con la que cuenta Contigiani, la campaña de Schmuck fue menos visible y más modesta.

Igual diseño electoral realizó Cambiemos. Con el radical Niky Cantard como primer candidato a diputado, cuyo nivel de desconocimiento entre los santafesinos es difícil de empardar, el macrismo apostó a instalar “la marca Cambiemos”.

Es decir, convencer al electorado que el que quiera votar el “cambio” y las políticas que lleva adelante el presidente Macri, busque entre las boletas el símbolo de la alianza oficialista, independientemente del candidato. Un experimento que implica una apuesta fuerte, cuyo resultado se conocerá el domingo a la medianoche.

Cantard lucha, en estos comicios, contra su desconocimiento y, de alguna manera, contra el fantasma de Boasso. El concejal radical debió presentarse por afuera de Cambiemos, de cuya interna fue empujado por presuntas irregularidades en los avales partidarios a su lista. En verdad, porque la Casa Rosada quería una sola lista por distrito para no dividir el voto oficialista.

Si Boasso logra un desempeño electoral bueno opacará la figura de Cantard que, como se dijo, tampoco es muy refulgente. ¿El Gobierno tomará esos votos como propios? Si el concejal se impone al postulante de Cambiemos, quedará en evidencia que la decisión fue desastrosa.

Por la vuelta

El Frente Justicialista ofrece tres alternativas a los votantes. Una está encabezada por el ex ministro de Defensa y ex jefe de bloque kirchnerista de Diputados, Agustín Rossi, quien a diferencia de los casos antes mencionado, posee niveles de conocimiento altos en Santa Fe. Lo cual, claro, no es una garantía de atracción de votos, pero perfiló otra campaña. El Chivo no necesitó darse a conocer ni explicar quién es, sino que encaró el proselitismo identificándose con Cristina Fernández y pregonando un perfil opositor al macrismo.

La lista que lidera es acompañada por La Cámpora y otras fuerzas que participan del kirchnerismo. Su posicionamiento, en línea con el de Cristina en provincia de Buenos Aires, es claramente opositor y hace eje en los descalabros económicos de Cambiemos, en beneficio de sectores concentrados y en detrimento de las mayorías.
En las Paso, Rossi enfrentará a la ex jueza penal Alejandra Rodenas, rodeada de los senadores provinciales del PJ y algunos intendentes, bajo el sello Nuevo Espacio Santafesino (NES).

La campaña de Rodenas se centró en la seguridad, por su perfil de jueza durante años, y, en ocasiones, pareció más inclinada a desgastar a su oponente interno que a establecer un discurso opositor.

Su prédica anticorrupción –absolutamente válida– la colocó, por momentos, como propulsora de un indiferenciado discurso con el oficialismo nacional, que en forma conjunta con los medios hegemónicos bate el parche de los presuntos ilícitos en la función pública, puesto que es el único parche que puede batir.

También en la interna del Frente Justicialista, pero con menor visibilidad, se presenta como precandidato a diputado nacional el ex legislador provincial Pablo Di Bert.

En un –posible– escenario de dispersión del voto entre varias opciones políticas, el justicialismo santafesino acrecienta sus chances en este turno electoral de hacer realidad la consigna “a volver, a volver, vamos a volver”.

Fuente: El Eslabón.

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