En la provincia de Buenos Aires todo indica que ganó Cristina Fernández de Kirchner, pero el gobierno nacional clavó el conteo en el 95 por ciento de los votos, y en un escrutinio vergonzoso, dio ganador al candidato oficial.

A las 4.30 de esta madrugada, los resultados que brindó el oficialismo indicaban que Esteban Bullrich obtuvo el 34,19 por ciento de los votos y CFK el 34,11. Sin embargo, la mayor parte de los sufragios aún no cargados corresponde a la tercera sección electoral, donde la ex presidenta le sacó una importante ventaja a su principal rival.

La mezquina manipulación con que el aparato del régimen macrista intentó maquillar los resultados de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias que se llevaron adelante este domingo muestra que la herramienta fundamental de Cambiemos, su método para hacer política, es la mentira burda, que algunos pretenden disfrazar hablando de post verdad, para presentarla en forma más elegante.

Sin antecedentes desde 1983 a la fecha, esta madrugada se vivió uno de los episodios más bochornosos en un escrutinio. A lo largo de la interminable madrugada dominguera, el modo en que manejó el escrutinio el ministro del Interior Rogelio Frigerio es francamente aberrante.

Primero congeló la carga de datos antes de llegar al 90 por ciento del escrutinio; redujo la planta de personal que venía cargando esos guarismos que llegaban desde la tercera sección electoral, que a su vez dejó para contabilizar al final, con el único objeto de permitirle al presidente Mauricio Macri exhibir el tono triunfalista con que se dirigió al público en el búnker de Cambiemos antes de la medianoche.

A las 3.30 de la mañana, en la provincia de Santa Fe se llevaba escrutado apenas el 82,74 por ciento de las mesas, y la mayor parte de los votos que no estaban aún contabilizados pertenecían a Rosario, donde la performance del peronismo, según el precandidato Agustín Rossi, fue tan contundente que le sacó unos 5 puntos de ventaja a Cambiemos.

En un “país serio”, como les gusta decir a los funcionarios macristas, un ministro así tiene que ser eyectado in limine. En esta coyuntura, no sería extraño que el Presidente lo felicite y condecore.

El mensaje de las urnas

Yendo a la política propiamente dicha, las Paso realizadas este domingo dejan como sedimento la sensación de que el régimen macrista llegará a las legislativas de octubre con más oxígeno del que esperaba. Ésa no es una buena noticia para los sectores más vulnerables. pero de algún modo esa impresión es engañosa, porque dos de cada tres argentinos le dijeron no al régimen de Mauricio Macri. Ése es un hecho.

El macrismo se impuso en provincias en las que no lo había hecho en 2015, algo que resulta inocultable. Pero Santa Fe, Tucumán, Formosa, Salta, San Juan y otros distritos mostraron que la resistencia al criminal programa económico de Macri es mucho más que un suceso electoral.

Cristina es la dirigente peronista con más votos, y que alguien lo discuta. Hacia el interior del peronismo, es un dato que no resulta menor, porque hubo gobernadores como el de Córdoba, Juan Schiaretti, que se propusieron “jubilar” a CFK, pero ni siquiera pudo ganar en su provincia.

Tres datos elocuentes surgen de los resultados de estas Paso. El primero, que quienes dentro del peronismo quisieron dar por sentada la defunción política de Cristina Fernández de Kirchner fracasaron en el intento. El segundo, que Cambiemos registró una performance electoral que le permite autovalidarse para dar el siguiente zarpazo en su permanente política de transferencia de recursos de los sectores más vulnerables a los de mayor concentración de riqueza. El tercero, que sumados los votos a Unidad Ciudadana y los de Cumplir, es decir, el peronismo unido, hubiese vencido al macrismo bonaerense.

A la altura en que el porcentaje de las mesas escrutadas en la provincia de Buenos Aires llegaba al 78 por ciento, la suma de las listas de CFK y de Cumplir superaba a la de Cambiemos en casi cinco puntos. Está muy claro que la tozudez de Florencio Randazzo y de quienes lo acompañaron impidió que la diferencia entre peronismo y macrismo fuera mayor.

Los que pedían autocrítica, después del escenario que se vivió en la madrugada del domingo deberían poner las barbas en remojo.

Otro aspecto que debería ponderarse es que algunos de quienes hicieron mayor oposición a las políticas del gobierno nacional, sacaron más votos que quienes se mostraron en extremo tibios. Ese es un hecho político, al menos hacia adentro del peronismo.

Lo de Cambiemos, es un problema que involucra a muchos más argentinos que los que se piensa. Si a esta altura de la tragedia social que se está ejecutando en la Argentina algunos dirigentes no se dan cuenta de que la unidad no es un chamuyo de cafetín, si en esta hora de falta de pan en millones de mesas, los que querían medírsela ante la tribuna repleta no se dieron cuenta de que cuando la muestran el pueblo da vuelta la cara, el macrismo seguirá marcando la cancha aún perdiendo elecciones.

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