“Si tenés nabos en Diputados y tenés nabos en Senadores, ¿que te va a salir?”, se quejó Jorge Rosario Boasso, concejal récord en reelecciones. El ahora candidato a la cámara baja nacional sigue caliente tras la decisión adoptada por su partido (la Unión Cívica Radical) y por su espacio (Cambiemos), de excluirlo de la competencia interna las pasadas Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (Paso), en las que se vio obligado a participar con el sello prestado Unite. Entrevistado para Biopolítica, el ciclo audiovisual que se puede ver todos los sábados en redaccionrosario.com, el cinco veces edil habló de sus orígenes militantes en la universidad, sobre su experiencia en el Concejo y de la presente campaña. Y llamó a “no votar marcas”. “Después no se quejen cuando tienen diputados horribles y espantosos”, advirtió.

—¿Dónde ubicás el inicio de tu historia política?
—Historia partidaria: en el año 82, con la aparición de Raúl Ricardo Alfonsín. Digo partidaria porque fue el momento en donde me afilié a la Unión Cívica Radical (UCR), yo antes no había participado en partido político alguno y a partir de ese momento empecé a militar.
Además, también fui presidente del centro de estudiantes de la facultad durante dos años, pero sin identificación partidaria.
Por otro lado, mis comienzos laborales fueron cuando se inició el Pami. Luego, cuando me recibí, hice mi carrera de abogado y en 1986, en plena época del alfonsinismo, me designan como director de la región Rosario de la Dirección Nacional de Recaudación Previsional (Dnrp), la vieja caja de jubilaciones.
Así hasta que en el 91 se disuelve la Dnrp y se crea el Ansés. En ese momento paso de ser director de la Dnrp a primer director del Ansés de Rosario y después me promueven a director regional. Fui el primer director de la región Noroeste tuve seis provincias a cargo del Anses, estoy hablando allá en el año 91, 92.

—¿En tu familia, la política tenía un lugar, había una identidad partidaria marcada?
—Mi padre participó y era afiliado al viejo Partido Demócrata Progresista (PDP). Él falleció cuando yo tenía 14 años, cuando mi visión y conectividad con él se interrumpe. Pero de chico recordaba que tenía reuniones partidarias, mi madre me mostró muchas fotos, recuerdo una que tuvo con Lisandro De La Torre. Él fue juez de Paz en el Trébol. Evidentemente al viejo le gustaba la política, sin haber tenido ningún cargo. Era del viejo PDP, digo del viejo porque, y con todo respeto, el actual PDP es inexistente.

—¿Cómo llegás a ser candidato a concejal por primera vez?
—Yo llegué a un punto máximo de la carrera administrativa, había alcanzado la categoría 25. Mi carrera fue de ascenso con mérito, siempre fueron cargos que independientemente de la jerarquía eran cargos de planta, por eso cuando me presento de candidato a concejal en 1993 yo tenía el cargo máximo de planta. Hoy en día hasta politizan esos niveles.
En esa época tenía militancia en los centros de estudios, participé mucho en el Centro de Estudios Leandro Alem, que estaba en calle San Lorenzo casi Entre Ríos. En aquel momento regía la Ley de Lemas, y recuerdo que construí una de las tres listas que se presentaron, uno de los tres sublemas de las elecciones de 1993. En primer lugar estaba Federigo Steiger, en la otra Emeterio Pastor y yo fui una de las que logró el piso suficiente como para ingresar como concejal. Y así, ininterrumpidamente por cinco elecciones más, fui reelegido como concejal.
Nunca pensé en los inicios que iba a estar tanto tiempo en el Concejo. Por hache o por be, o por distintas circunstancias se fue repitiendo. Me presenté en su momento como candidato a intendente, como el 2011. Soy el concejal que, por ahora, entro en la historia como el que más períodos tuvo en la ciudad de Rosario. También recuerdo que ingresé de cualquier forma, con ley de lemas, sin ley de lemas, una sola vez en conjunción con lo que fue la Alianza en aquel momento. Fui también con la Lista 3 radical, fui con el Frente para el Cambio. Como a mi me tocaba competir en los años donde no se elegía ni gobernador ni intendente ni presidente, nos las teníamos que rebuscar y puedo decir que ingresé de cualquier forma, con cualquier rótulo, con cualquier carcasa.

—¿A qué lo atribuís?
—A que soy un burro de laburo, un apasionado, porque no tengo horario y eso fue siempre así desde el primer día hasta hoy. Si te fijás siempre en mi producción yo me aboqué realmente al trabajo en querer ser el mejor concejal o uno de los mejores concejales. Creo que la forma de no defraudar a quienes me votaron era siendo un buen concejal. Por eso, yo no estoy de acuerdo cuando vos elegís a alguien en un cargo y se dedican a otra cosa. Si elegís un diputado tiene que ser un buen diputado, si elegís un senador tiene que ser un buen senador. Si elegís un concejal no tiene que dormir en la banca ni pavonear sino tiene que ser eficiente, presentando proyectos que traten de solucionar los problemas de la gente, pelear por ellos, debatir, fijar posiciones.
Y lo hice siempre y sin decrecer, porque en general hubo otros que estuvieron dos o tres períodos pero con producción decreciente, es como que se iban agotando las ideas. El caso mío siempre fue una producción alta y te diría estable y creciente en el año siguiente. La gente lo vio y también sintió el amor que tengo por Rosario. Muchas veces podría haberme presentado a otros cargos, como algunos que creen que hay ser concejal pasar a diputado provincial y así, como si fuese un escalón. Y no, preferí quedarme en Rosario y seguir peleando por esta querida ciudad, en donde nací.
Me llamo Jorge Rosario, tengo el rótulo en el nombre, mi madre me esperaba el 7 de octubre, el dia de la Virgen, entonces ahí por cuatro horitas la engañé y nací el 8, pero me bautizó Jorge Rosario.

—¿Qué lecturas y referencias te han marcado políticamente?
—Me fueron marcando, ninguna en particular y todas un poco. Por supuesto me marcó Alfonsín con su canto de libertad y ese himno de democracia y republicanismo que derramaba por doquier. Y fui revalorizando prohombres como (Arturo) Illia que la historia lo termina juzgando como uno de los mejores presidentes de su historia por indicadores, por todo lo que se te pueda ocurrir, por honestidad, por hombría de bien, por conducta ética y además como una reivindicación histórica. Fue uno de los presidentes con mejores indicadores de gestión que tuvo la historia argentina.
Me marcó mucho el año que estuve en Italia. Fui becado e hice un curso de posgrado en derecho del trabajo y la seguridad social en la universidad La Sapienza de Roma. Ahí me di cuenta que nosotros no éramos el ombligo del mundo. Me interioricé por la política italiana que en muchos aspectos es parecida a la nuestra, en un momento donde la socialdemocracia era muy fuerte y hay muchos aspectos de la socialdemocracia que a mi me atrajeron y me atraparon.

—¿Qué balance haces de tu experiencia en el Concejo Municipal?
—Tuve momentos políticos durísimos, hubo épocas sanguinarias en el Concejo de Rosario, como la época de las expulsiones de Evaristo (Monti), dónde luego vino la vendetta conmigo y pretendieron hacer lo mismo y no lo pudieron lograr, porque la Justicia a los treinta días me estaba reponiendo.
Había vendettas políticas que iban más allá del debate político, en un momento donde no existía el adversario, había enemigos. Por eso digo que se avanzó muchísimo, por suerte, en la Argentina y en Rosario. Donde se pasa del otro como enemigo, a el otro como adversario.
Después vino el «vayanse todos», una conjunción de esa política sanguinaria, cruel, de vendetta, típico de mafia, de vengarse del otro que creo que habra pasado algo parecido en todo el país, que derivó en ese clamor popular de «vayanse todos». Las clases políticas no le daban respuestas evidentemente a la satisfacción de sus necesidades. Me parece que lo que pasó aquí era una célula, un granito, sumado a lo que ocurría en otros lugares del país y que me parece que llevaron a esa explosión.
No todos los momentos fueron iguales. En una larga carrera como la mía de concejal, vi de todo y compartí con todos. No sé cómo subsistí con todos, algún mérito habré tenido. Porque la verdad que pasé por el Concejo de 44 miembros, estuve en el consejo de 22 miembros y estoy en el consejo de 24, 25 miembros.

—¿Por qué dejás el Concejo para ser candidato a diputado nacional?
—Primero porque creo ya largamente agotada mi carrera como concejal. Sentí que a lo mejor estaba agotada unos periodos antes, lo que no significa que en estos últimos períodos no le haya puesto la misma fuerza y energía que en los anteriores.
Por otra parte, soy el primer radical que se integró a Cambiemos, que se sumó a Mauricio Macri cuando todos los radicales miraban para el otro lado. Tan así que me saltaban a la yugular cuando acepte ser candidato a vicegobernador con Miguel del Sel. Me sumé a Macri cuando nadie ni en sueños pensaba que podía llegar a ser presidente de la república, que le podría haber ganado al kirchnerismo, al peronismo.
Creo que en esta oportunidad puedo ser muy positivo en la defensa de los intereses de la ciudad de Rosario y de toda la provincia de Santa Fe. Porque creo que los casi 250 diputados nacionales, más de la mitad pasan sin pena ni gloria. Hay que jerarquizar el Congreso rejerarquizar, con políticos con sapienza, con conocimiento. En nuestro país hay muchas asignaturas pendientes, y no todos están preparados. Esto no es elitismo, nada que ver. Tiene que ver con calentarse, con agarrar los libros que no muerden. No muchos soportan debates de una reforma tributaria, no muchos soportan debates de un sistema jubilatorio, no muchos soportan debates de un sistema de obra social, política social.
Hay quienes se esconden en las listas sábanas, se esconden algunos que surgen nada más que por haber sido obedientes al jefe político de turno. O porque a los jefes políticos de turno le siguen gustando los levanta manos que responden a sus intereses, y no a los intereses del país o de la provincia.
Creo que hay que realizar una reforma electoral. Por eso no me gusta que se termine votando a marcas, aun yo perteneciendo e integrando una marca, la gente tiene que votar diputados nacionales, no se está plebiscitando un gobierno, no se está eligiendo presidente de la nación. Después no se quejen cuando tienen diputados horribles y espantosos. No hay que votar a mansalva, a granel.

—¿Por qué pensás que te impidieron participar de la interna en Cambiemos?
—Cuando hicieron esa pregunta en determinados cenáculos, contestaron: «es indomable». Personas como yo, en determinados cenáculos políticos, molestan. Porque yo por más que pertenezca a un partido político, no significa que me convierta en un levanta manos.
Y por un egoísmo atroz de quienes se sentaron en la mesa de discusión para armar con el dedo una lista. Ninguno de los integrantes podía poner en peligro los intereses de los armadores de la lista. Mientras nos guiemos o sigamos construyendo de esta forma no hay Cambiemos. Yo estoy en Cambiemos, pero esos no son procedimientos para cambiar y se ha demostrado que lo que yo digo ahora que es lo mismo que lo que decía antes de las Paso. Quienes aprovecharon las Paso y tuvieron internas favorecieron sus armados, sus estructuras, como el peronismo. Los que prohibieron la competencia dentro de las Paso se vieron perjudicados, porque no me cabe ninguna duda que si yo hubiese participado en las internas de Cambiemos, cambiemos gana Santa Fe por el 37 por ciento sobre el kirchnerismo, entonces fijense el daño que hace todavía aquellos que se dicen o venden como la nueva política y tienen los peores métodos de la vieja política, deleznables y detestables.

—¿Qué modelo de país y qué ideas vas a defender desde la Cámara de Diputados?
—Un país que promueva el desarrollo económico con el desarrollo social, con justicia social. Un desarrollo económico que no redunde en una justicia social no tiene ningún sentido, y más para mi que soy profesor de derecho de la seguridad social y conozco lo que es política social. Creo que la política social es el mejor instrumento para redistribuir la riqueza de un país. El modelo que quiero no es un modelo de cien villas de emergencia en la ciudad de Rosario donde viven doscientas mil personas. Desde que soy concejal seguimos teniendo el mismo número de villas de emergencia que existían en el año 93.
Hoy en dia no se puede concebir que no existan los servicios básicos e indispensables para que la gente pueda vivir dignamente. Estoy disconforme con el querido país, pero no por una administración en particular, estoy disconforme con el punto al cual llegamos donde todavía tengamos tan abismales diferencias en clases sociales. Esto no significa que voy a promover que venga el comunismo, que no tiene nada que ver con mi pensamiento y mi filosofía.

—Nadie va a pensar que el comunismo pueda venir de la mano de una administración como la del presidente Macri…
—Yo creo que Mauricio tiene muy buenas intenciones, lo que pasa es que lo que yo estoy proponiendo va mucho más allá de la capacidad de competencia de un mismo presidente. olvidate que esté Mauricio, esté quien fuere, esto es toda una sociedad que debe ser co-autora de una sociedad con estas características. Vamos a un ejemplo mínimo, si yo quiero implementar una modificación del sistema tributario para que sea justo, no depende del presidente, depende de los 247 diputados nacionales más los senadores, por eso es importante tener buenos legisladores. Si tenemos ineptos en una y otra cámara ¿qué reforma tributaria vamos a implementar? Cuando tengamos que discutir un sistema de seguridad social, si tenés nabos en la Cámara de Diputados y tenés nabos en los senadores nacionales, ¿que te va a salir? Por eso digo que va mucho más allá de una persona.

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