Macri habla de energías renovables pero se centra en las tradicionales. El autoabastecimiento deja paso a los negocios. Represas con menos generación, venta de acciones en Metrogas y reducción en la producción de hidrocarburos, un combo a medida del sector privado.

La semana que culmina dejó como saldo tres noticias de ésas que ponen los pelos de punta a los especialistas en desarrollo energético autónomo. Por un lado, luego de años de denuncias por presuntos negociados del anterior gobierno, Mauricio Macri aprobó la construcción de las represas Presidente Néstor Kirchner y Gobernador Jorge Cepernic en la provincia de Santa Cruz. En segundo término, YPF adelantó que venderá su participación mayoritaria en Metrogas, la concesionaria que atiende a 2,3 millones de usuarios. Para rematar, un nuevo estudio del Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (Oetec) indica que la producción de hidrocarburos “no detiene su acelerado e inducido desplome”.

Los tres anuncios tienen beneficiarios claros. La matriz energética, tan reprochada por no haber sido modificada por el kirchnerismo, se afianza y profundiza con la administración de Cambiemos, sólo que en torno de una política de tarifas y generación de energía que favorece a los conglomerados multinacionales y va en desmedro de los usuarios.

Con China no se jode

El Gobierno nacional, como se dijo, aprobó la construcción de las represas Presidente Néstor Kirchner y Gobernador Jorge Cepernic en Santa Cruz mediante la Resolución Conjunta 3-E/2017. Allí se dispone que se adopten las recomendaciones del informe de impacto ambiental aprobado en audiencias públicas.

La aprobación se realizó a través de los ministerios de Energía y Minería y de Ambiente y Desarrollo Sustentable, con la firma de sus titulares, José Aranguren y Sergio Bergman, dos actores que tienen roles importantes en lo que supone la trastienda de las dos megaobras públicas.

Si bien la resolución destaca el cumplimiento de lo ordenado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que supeditó el inicio de los trabajos de ambas represas a la realización de las mencionadas audiencias públicas, lo cierto es que prácticamente desde que asumió, el presidente Macri tuvo diferentes actitudes frente a la concreción de las obras.

En diciembre de 2015, recién asumido, Macri no planteó audiencia pública alguna, y más bien prefirió realizar una consulta privada, puesto que le requirió su opinión sobre el impacto ambiental nada menos que a la ONG fundada por Douglas Tompkins, el magnate norteamericano ya fallecido que adquirió decenas de miles de hectáreas en la Patagonia y en los Esteros del Iberá, entre otros territorios.

El lunes 21 de diciembre, a sólo 10 días de haber asumido, Macri recibió en la Casa Rosada a Cristine Mc Divitt, viuda de Tompkins, quien había muerto el 8 de ese mes en un accidente mientras manejaba su kayak en el Lago General Carrera, en Chile.

Según publicó el diario Clarín, junto a la viuda de Tompkins asistió a la reunión con Macri “Sofía Heinonen, la bióloga y máxima autoridad de Conservation Land Trust (CLT), la ONG fundada por el norteamericano que se dedica a crear áreas protegidas a través de tierras que compran en Corrientes y Patagonia para regenerar y finalmente donar al Estado”.

El matutino señaló que de aquel encuentro “participaron el Ministro de Medio Ambiente, Sergio Bergman, el vicepresidente de Parques Nacionales, Emiliano Ezcurra, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el Ministro de Turismo, Gustavo Santos” Y agregó que la señora “Mc Divitt ratificó el compromiso de seguir trabajando para donar 150 mil hectáreas y crear el Parque Nacional Iberá”.

La cordial charla, siempre según Clarín “derivó hacia otros temas: Macri quería saber más sobre la cuestión ambiental, un terreno repleto de frentes abiertos pero sin (o casi sin) agenda predeterminada”.

Debe haber sido por eso que Macri les preguntó a las dos mujeres “cuáles eran las urgencias ambientales que ya no pueden esperar. Heinoen fue al hueso. Le dijo que se necesita declarar ya a través de una ley la emergencia de la fauna en extinción, ya que existen cerca de 30 especies con una población inferior a los mil ejemplares”. Clarín, sin embargo, apuntó otra pregunta, aduciendo que “Macri quería saber algo más”. El interrogante que acuciaba al mandatario recién estrenado era el siguiente: «¿Qué piensan de las represas sobre el río Santa Cruz?».

El diario de Héctor Magnetto indica que “después de un silencio breve, los representantes de CLT manifestaron su rechazo al proyecto. Contestaron que les parecía una aberración, que iban a provocar un daño ambiental irreparable y que creían que se podía producir mejor energía de manera más barata, menos dañina y más eficaz. Alguien recordó que los estudios de impacto ambiental se habrían aprobado de manera irregular”.

Pero Macri replicó: «Hicimos un estudio y vimos que las represas están en el puesto número veinte entre las mejores formas de conseguir energía. Es decir, antes hay 19 opciones más viables, limpias y económicas». Y remató: «Vamos a intentar pararlas»».

Según Clarín, “Bergman confirmó todo lo sucedido durante el encuentro, y agregó: «Todos sospechamos que detrás de esas represas hubo un negociado. Pero lo que está haciendo, antes que manifestar una voluntad, es pedir opiniones a gente idónea e incuestionable desde el punto de vista ambiental. Lo que pueda pasar, aún está por verse»».

El diario, apoyado en la imprecisa acusación del ministro que la semana pasada se disfrazó de planta, recordó que ambas represas habían sido “adjudicadas hace dos años (por 2013) a un consorcio encabezado por Electroingeniería, la china Gezhouba Group Corporation e Hidrocuyo”.

Menos de nueve meses después de su pronunciamiento medioambiental ante CLT, Macri cambió de enfoque respecto de las represas, algo que se hizo público el 9 de septiembre de 2016, cuando el diario El Cronista señaló, desde el titular de un artículo, que “el Gobierno relanza las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic”.

¿Qué había cambiado? Su inminente viaje para participar del G-20 y su posterior  visita a China.

La nota de El Cronista no pudo ser más ilustrativa: “El viaje a China, la intención de encaminar la relación con el gigante asiático y una readecuación del contrato; hicieron que en los próximos días la administración Cambiemos anunciará la puesta en marcha de la construcción de las dos represas en el sur del país”.

¿Cuáles fueron los cambios? Lo explica el mismo medio: “La modificación del contrato original sin necesidad de suscribir uno nuevo– implica que el proyecto contará con menos turbinas. Pasa de las 11 originales a ocho–, por lo que la represa Kirchner, que tenía previsto seis turbinas, finalmente estará equipada con cinco, y la Cepernic se reducirá de cinco a tres. Este cambio implicará una modificación en la cantidad de generación de energía, que pasará de las 1760 Mw que iba a generar originalmente a 1290 Mw de potencia”.

Las obras las realizará, y en eso no hubo cambios, Gezhouba Group Corporation, pero de golpe quedaron en el camino 470 Mw, casi el 27 por ciento de la generación de fluido eléctrico, con el lógico impacto negativo en el Sistema Interconectado Nacional.

Además, al plazo de concreción de la obra pasó de 66 a 80 meses, de tal modo que de cinco años y medio para construir dos represas con 17 turbinas, el consorcio tardará casi siete años para erigir las dos obras pero con 11 turbinas.

Lo cierto es que el monumental negocio se llevará adelante con esa merma, y luego de haberse cumplido la evaluación del «impacto ambiental» requerido por la Corte Suprema de Justicia, que había suspendido provisoriamente la construcción de las represas haciendo lugar a una medida cautelar que presentaron organizaciones ambientalistas.

En síntesis, la argumentación de que los gobiernos kirchneristas generaron un monumental déficit de oferta energética, con lo cual se quieren justificar los sucesivos tarifazos, se cae a pedazos. El macrismo no quiere generar más sino menos energía eléctrica.

YPF vende sus acciones en Metrogas

El martes pasado el gobierno de Macri anunció que la petrolera de bandera se apresta a vender sus acciones en Metrogas, la mayor distribuidora de gas del país, que presta servicio a unos 2,3 millones de usuarios en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba) y 11 municipios del conurbano bonaerense.

La decisión de la petrolera estatal de iniciar un proceso de venta de su participación controlante en Metrogas se da en un momento en que el esquema tarifario se encuentra en expansión, luego de años en que, según la concesionaria, no pudo distribuir dividendos por no tener utilidades.

Según la agencia oficial de noticias Télam “fuentes del mercado” le señalaron que “para encarar el proceso de desprendimiento de sus acciones en la mayor distribuidora de gas de país, YPF cerró el viernes 25 de agosto un contrato con el Citigroup”, aunque no detalla el contenido del mismo.

En abril de 2013, el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) aprobó la compra por parte de YPF de hasta el 70 por ciento de las acciones, por lo que pudo tomar control de Metrogas.

El entonces interventor del Enargas, Antonio Pronsato, sostuvo que el ingreso de YPF a la concesionaria representaría “un sustancial beneficio para el usuario del servicio de distribución de gas natural, ya que permitirá aplicar a Metrogas una gestión responsable, no sólo en lo económico-financiero, sino también asumiendo principios sociales de los que depende el bienestar de las generaciones actuales y futuras”. Ése es el esquema que el macrismo quiere desmontar.

La caída de la producción de hidrocarburos

Mientras tanto, un nuevo informe del Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (Oetec) indica que, “sumando sus producciones, Neuquén y Chubut, las dos principales provincias hidrocarburíferas… entre el primer semestre de 2015 y el primero de 2017 acumula una impresionante caída del 12 por ciento”.

En el estudio, Oetec expresó: “YPF está en deliberada y franca decadencia desde la asunción de Mauricio Macri, la producción de hidrocarburos en el país no detiene su acelerado e inducido desplome, a pesar de tener los precios del gas en boca de pozo más caros del mundo y un tarifazo cuyo incremento difícilmente sea superado a escala planetaria”.

El análisis del observatorio deja un amargo sabor: “A los efectos de ilustrar la gravedad de lo expuesto se dedica el presente informe. Neuquén es la primera productora de gas del país, con un 48 por ciento del total extraído a nivel nacional en 2016 (y segunda de petróleo). Chubut, por su parte, es la primera provincia petrolera, con 29 por ciento del total extraído en 2016. Por tratarse justamente de las primeras productoras, lo acontecido en ellas luego de año y medio de gestión macrista constituye un parámetro fundamental no ya de la debacle energética y la estafa del tarifazo, sino de la obligada fabricación de una crisis en el sector hidrocarburífero necesaria para la ejecución de la actual y salvaje política neoliberal”.

Oetec también recordó las palabras del ministro de Energía  Juan José Aranguren durante la inauguración de la Primera Jornada Nacional de Eficiencia Energética: «La gente acepta el cambio cuando reconoce una necesidad. Y esa necesidad la puede reconocer en medio de una crisis». En eso está el gobierno de Cambiemos, en generar la crisis que le permita ganar cada vez más dinero a las concesionarias.

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