Empresarios exigen públicamente al gobierno de Macri que apure una reforma laboral a lo Brasil o “se perderán millones de empleos”. El establishment pide profundizar un modelo de ajuste que en casi dos años destruyó, según datos oficiales, más de 33.000 puestos de trabajo en el sector privado.

En nombre del establishment empresarial, el CEO de Mercado Libre, Marcos Galperín, pidió públicamente una reforma laboral en la Argentina como la que se aprobó en Brasil: un cambio de raíz regresiva en el mercado de trabajo que profundiza la precarización de las condiciones de empleo, comprime salarios y quita poder a los sindicatos.

El mensaje que lanzó el director ejecutivo de la plataforma de compra y venta por Internet, una de las empresas más grandes del país, fue un apriete directo al gobierno “amigo” de Mauricio Macri para que apure el proyecto que tiene en gateras o caso contrario “se perderán millones de empleos”, según amenazó. Así, el poder empresario reclama consolidar un modelo de ajuste que en lo que va de la gestión Cambiemos llevó a la destrucción de más de 33.000 puestos de trabajo en el sector privado.

“Viendo la reforma laboral brasileña, Argentina puede imitarla, salirse del Mercosur o resignarse a perder millones de empleos”, escribió en las redes sociales el influyente CEO de Mercado Libre, y su mensaje virtual recibió los “me gusta” de otros empresarios locales que buscan mantener el tema en el tope de la agenda del gobierno para que definitivamente avance con una reforma laboral después de las elecciones de octubre. Una reforma que, en efecto, se aplica a cuentagotas.

Desde Cambiemos reconocen que se estudia una reforma laboral, pero se ventila poco el proyecto en la previa del acto comicial del 22 de octubre. En el borrador que fue anticipando el Ministerio de Trabajo de la Nación figuran varios cambios destinados a abaratar despidos, rebajar costos laborales y reimplantar un sistema de pasantías, entre otros puntos que no hacen más que hachar derechos y conquistas.

El Senado brasileño le dio luz verde a una polémica reforma laboral que flexibiliza las normas de contratación de empleados y las rescisiones de contratos y determina la ventaja de los acuerdos colectivos de trabajo sobre la legislación. Empresarios del vecino país, como en la Argentina, creen que el paquete de reforma laboral puesto en marcha por el presidente Michel Temer mejorará la competitividad de las empresas y traerá crecimiento económico, algo bastante improbable si la variable de ajuste son los trabajadores y sus salarios.

Parte del sindicalismo argento muestra los dientes y se apresta a resistir en la calle una potencial reforma laboral después de las elecciones, porque entiende que un cambio estructural en las reglas de juego en el mercado de trabajo provocará más ajuste y despidos. Otro sector gremial, en tanto, mantiene abierto un canal de diálogo con funcionarios del gobierno, que quieren comerle el coco a los dirigentes de los sindicatos de mayor peso y convencerlos de las “ventajas” que representará una modificación de las relaciones laborales.

Macri y Macron, ajuste y represión

Trazando un paralelismo, el gobierno francés de Emmanuel Macron decretó una reforma laboral que busca aceptación a fuerza de bastonazos y uso de gas lacrimógeno. Miles de trabajadores salieron días atrás a las calles de las principales ciudades del país galo a rechazar la flexibilización laboral que impone cambios en el Código del Trabajo.

Los sindicatos franceses, liderados por la Confederación General del Trabajo (CGT), iniciaron una serie de huelgas y manifestaciones en contra de la reforma laboral de Macron, que respondió a las protestas con violencia y represión policial.

La CGT francesa considera que la reforma laboral significa un retroceso en materia de derecho del trabajo y un golpe a las conquistas sociales. El secretario general de la CGT, Philippe Martínez, sostuvo que con la movilización se busca que la clase obrera y la ciudadanía en general muestren su rechazo a la reforma laboral, que tiene como único fin “responder a las exigencias de las grandes empresas”, según reprodujo el portal de noticias de Telesur.

Diga 33.000

La resistencia de los trabajadores franceses a la reforma de Macron se proyecta como un reflejo de lo que puede ocurrir en la Argentina si finalmente el gobierno de Macri y el poder empresario plasman los cambios que se proponen en materia laboral. Mientras, el coro de periodistas y economistas afines al gobierno de Macri repite que “la economía está mejor”, aunque la supuesta mejoría no irradie en el mercado de trabajo.

“En la actualidad, la mayor parte del debate sobre los problemas económicos gira en torno a la inflación, el déficit fiscal y el tipo de cambio, pero se habla poco sobre el principal problema que tiene este modelo: el empleo”, se advirtió en el último informe que publicó el Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala.

“Al analizar el desempeño del empleo registrado total, se observa que los casi 160.000 puestos de trabajo generados en lo que lleva recorrido el gobierno de Cambiemos se deben al aumento de los monotributistas, y en menor medida, al sector público y el empleo doméstico; mientras que el empleo privado, que es el componente más relevante, lleva destruidos más de 33.000 puestos de trabajo”, señaló el reporte titulado El cambio llegó al empleo.

Entre las claves de lectura del documento se destaca que “esos 33.000 asalariados privados surgen de una destrucción neta de 73.251 puestos en rubros con salarios superiores a la media, frente a una creación de 40.277 puestos en ramas donde los salarios se ubican por debajo de la media. Es decir, no sólo se observa una caída absoluta del empleo privado registrado sino además un cambio significativo en su composición, donde priman la generación de puestos con menores salarios”.

“En gran medida –continuó– eso se debe al comportamiento del empleo industrial, la rama más golpeada, que lleva destruidos 61.500 puestos de trabajo y su dinámica no parece encontrar un piso. La explicación se encuentra en una combinación de factores: la apertura de las importaciones, sumado a la suba inicial de los costos provocada por la devaluación y el incremento de las tarifas”.

El informe que realizó el economista Juan Manuel Telechea aclaró que “si bien con este tipo de análisis no alcanza para concluir fehacientemente que exista un quiebre estructural en la evolución del empleo industrial, debería servir para desestimar que esto se deba sólo a los efectos recesivos de la devaluación de fines de 2015. También debería servir para mostrar algo que no es novedoso pero que vale repetir, y que es que la política macroeconómica tiene impactos considerables a nivel microeconómico, los cuales a su vez se retroalimentan”.

La cruzada del espíritu neoliberal ya muestra sus consecuencias. Una reforma laboral a lo Macri intensificaría las políticas de ajuste y sumergiría en la desgracia flexibilizadora al conjunto de los trabajadores.

Fuente: El Eslabón

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