Cambiemos presentó en el Congreso el segundo plan de Presupuesto durante su gestión de gobierno: una proyección de lo que va a recaudar y cómo va a distribuir esos recursos el próximo año. La denominada ley de leyes del macrismo de raíz neoliberal vuelve a reflejar la orientación de su política económica, con ajustes en áreas sensibles y redirección de partidas destinadas al pago de intereses de la deuda externa, que es el rubro que más aumenta.

En tren de quejas, desde el gobierno de la provincia de Santa Fe, legisladores nacionales y provinciales y candidatos de diferentes fuerzas políticas expresaron su malestar porque la propuesta “no contempla el pago de la deuda por coparticipación” de impuestos que Nación mantiene con la provincia, un reclamo que tiene aval de la Corte. Además, “tampoco prevé la ejecución de grandes obras de infraestructura” en territorio santafesino, protestaron a coro.

En términos comparativos, los dos presupuestos de la gestión Cambiemos reflejan un cambio radical de lógica económica con respecto a los del ciclo kirchnerista, donde, más allá de los cálculos de referencia sobre la actividad económica, el valor del dólar o el índice de inflación, se pone énfasis en el achique del gasto público, estimado por el arco opositor en 2,6 puntos del PBI, unos 320.000 millones de pesos menos, con transferencia regresiva de ingresos.

Los dos últimos presupuestos hacen eje en la política financiera y el endeudamiento desenfrenado que reeditó la alianza PRO-UCR, dejando atrás el desarrollo productivo, el empuje al mercado interno y el fomento al empleo.

La tijera amarilla pasará por los subsidios en servicios de energía y transporte, que se traducirán en incrementos de tarifas para los usuarios. También recortará programas productivos en las áreas de agricultura e industria y habrá menor financiamiento para los ministerios de Ciencia, Vivienda y Trabajo.

Nación cree que esto le permitirá exhibir el año próximo una considerable baja del déficit, una obsesión del gobierno que no se cumple por los desequilibrios propios de su política económica.

La economista Julia Strada, del Centro de Economía Política Argentina (Cepa), advirtió sobre el peso de la deuda al analizar el Presupuesto 2018 que presentó el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, en la Cámara de Diputados. “El gobierno de Macri acrecentó la deuda en unos 100 mil millones de dólares. El 40 por ciento de ese endeudamiento fue a la fuga de capitales. Otra parte fue a las reservas del Banco Central, pero esos dólares no son nuestros, sólo abultan reservas”, señaló Strada.

En declaraciones al programa Poné la pava (radio Gran Rosario), la economista del Cepa recordó que “en el presupuesto de este año se contemplaba un 10 por ciento de los recursos al pago de los intereses de la deuda, y ya se ejecutó un 14 por ciento. En contraposición, hubo partidas subejecutadas, es decir, no se gastó dinero en áreas clave de desarrollo y esos fondos fueron a parar al pago de la deuda”.

El macrismo presentó el proyecto de Presupuesto pero busca patear el debate en el recinto para después de los comicios del 22 de octubre, para sacarlo de la agenda electoral.

El Presupuesto esboza, entre delirios y fantasías, un crecimiento económico del 3,5 por ciento a la espera de las promocionadas pero poco concretadas inversiones y una inflación anual promedio del 10 al 12 por ciento. Además, anticipa que el valor del dólar se irá alrededor de 20 pesos.

“La meta de inflación no la cumplieron y no la van a cumplir. Se proyecta un crecimiento del 3,5 por ciento y una inflación del 10, no parece muy compatible. Es un presupuesto optimista. En Argentina sucede algo único: baja el consumo y sube la inflación. Esto por la fenomenal especulación y concentración económica que hay. Pero no estamos en 2001. Pese a haber perdido poder adquisitivo, los salarios se siguen discutiendo en paritarias gracias a la pelea sindical, y eso también empuja a los empresarios a aumentar los precios”, analizó Julia Strada.

El proyecto del gobierno establece para 2018 un aumento de casi el 30 por ciento en la carga de los servicios de deuda con respecto a este año, producto de la fuerte emisión desde que Cambiemos desembarcó en la Casa Rosada con su programa económico basado en el ajuste y el endeudamiento. “La prioridad no es la obra pública ni las prestaciones sociales, es pagarles a los acreedores la deuda que el mismo gobierno contrajo”, sostuvo el diputado kirchnerista Axel Kicillof.

“¿De dónde sale la plata para pagar los intereses crecientes de la deuda?”, preguntó el ex ministro de Economía. Y se respondió: “En 2018, se van a dejar de gastar casi 34.000 millones de pesos en subsidios. Pero se van a pagar 62.166 millones más en intereses. Podría decirse que el aumento de las tarifas sale del bolsillo de los ciudadanos y va a parar al bolsillo de las grandes empresas y de los grandes especuladores. Lo único que parece salirle bien en materia económica a Macri es endeudarse a un ritmo desenfrenado. Y lo puede hacer porque Argentina fue uno de los países que más se desendeudó del mundo en el período 2003-2015”.

Bota apretada

Deuda externa sí, deuda con Santa Fe no. Ese parece ser el lema de la Casa Rosada. El Presupuesto 2018 rebaja transferencias a las provincias vía coparticipación federal de impuestos. En este sentido, la exclusión del pago de la deuda fiscal a Santa Fe no parece un olvido o una cuestión aislada. El Frente Progresista plantó queja al advertir que la ley de leyes “no contempla” el pago de la deuda por fondos coparticipables a la provincia. Por eso, el gobernador Miguel Lifschitz, en medio de una campaña electoral que se recalentó después de las Paso y en una relación cambiante con la Rosada, amenazó con reeditar la pelea judicial por la deuda histórica.

En 2015 la Corte falló a favor de Santa Fe –también de Córdoba y San Luis– por una demanda a partir de la retención del 15 por ciento de los fondos coparticipables que se utilizaban para financiar a la Ansés. La deuda que Nación mantiene con la provincia se estima en 50.000 millones de pesos.

“El gobierno nacional fue ágil para pagar a los buitres pero no le paga a Santa Fe”, bramó el ministro de Economía provincial Gonzalo Saglione. “La propuesta de cancelación de la deuda que hicimos compromete apenas el 0,28 por ciento del Presupuesto”, acotó y acusó a Nación de “discriminar” a la provincia en la asignación de recursos.

El plan de obras públicas que aparece en la letra del Presupuesto pasa por alto grandes obras de infraestructura para la provincia financiadas por el Estado nacional, como por ejemplo el puente entre la ciudad de Santa Fe y Santo Tomé sobre el río Salado, el puente Santa Fe-Paraná o el acueducto Desvío Arijón. El ministro Saglione, en rueda de prensa, dijo que tampoco figura la garantía del crédito de 80 millones de dólares que tomó la provincia para financiar acueductos.

Oficialismo y buena parte de la oposición santafesina cerraron fila en el reclamo por los “pocos recursos” que el macrismo destinará a las arcas provinciales el próximo año. “El Presupuesto de Macri significa un ajustazo terrible para Santa Fe, que empeorará la situación económica y de empleo”, consideró el diputado nacional del FpV Marcos Cleri. Y agregó: “Se achican fondos para educación, no hay inversiones para rutas y ni una sola obra para Rosario”.

Fuente: El Eslabón

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