Grandes empresarios apoyan a Macri y se entusiasman con que el gobierno profundice su plan de ajuste tras los comicios legislativos. Cambiemos devuelve favores y ya busca bajar el techo de las paritarias para 2018.

Más allá del resultado que obtenga en las elecciones legislativas del 22 de octubre, y pese a seguir siendo minoría en el Congreso, el gobierno de Mauricio Macri está decidido a aplicar la segunda etapa de su programa económico basado en el ajuste, el endeudamiento y la apertura importadora. Cambiemos admitió que después de los comicios –y no antes para mitigar el impacto político– habrá nuevos aumentos de tarifas y naftas, mientras prepara reformas en el plano laboral, previsional y tributario, con el objetivo de reducir costos empresariales y achicar el déficit fiscal y comercial. A la vez, macrismo y empresarios cierran fila detrás de la pretensión oficial de fijar un límite del 15 por ciento para las discusiones salariales en las paritarias 2018.

Luz, gas, transporte, combustibles aumentarán después de las elecciones y se harán sentir en los alicaídos bolsillos de los asalariados, que desde la llegada de la alianza PRO-UCR a la Casa Rosada vienen perdiendo la carrera contra la inflación. Esto tiene , como ya se evidenció, efectos nocivos sobre el mercado interno. Aunque para el jefe de Gabinete Marcos Peña, llamar “tarifazos” a las subas desproporcionadas que se aplicaron y a las venideras en servicios públicos es una “percepción subjetiva”.

Para las horas siguientes al conteo de votos, empresarios del combustible tendrán sus estaciones de servicio listas para un aumento de precios en naftas y gasoil de entre 8 y 10 por ciento promedio, en sintonía con la evolución del tipo del cambio y el valor internacional del barril de petróleo. Si bien el gobierno nacional liberó los precios en el mercado de los combustibles, se espera que YPF, Shell y Axion marquen la cancha y sean referencia. Llenar el tanque es y será cada vez más difícil. Además, se sabe, los incrementos en los surtidores siempre repercuten en toda la cadena de producción alimenticia, con lo cual habilitarán una nueva ola remarcadora en las góndolas de los súper.

La Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (Umet) lanzó el Observatorio de Tarifas. En su primer informe determinó que desde que asumió Macri y recortó subsidios a los servicios públicos la boleta de gas trepó en promedio 1.000 por ciento, mientras que la electricidad llegó a 600 por ciento. Si bien las subas están calculadas en Buenos Aires, el aumento contagio se expandió por todo el país debido al mayor costo en la generación y distribución eléctrica. En cambio, las actualizaciones salariales en ese mismo lapso de tiempo no superaron el 60 por ciento. Y por otra reducción de aportes estatales, tras el veredicto de las urnas se esperan nuevas subas que, según el reporte mencionado, podrían alcanzar hasta un ciento por ciento hacia fin de año, para dejar aún más atrás los ingresos de los trabajadores frente a la escalda inflacionaria. Para peor, el Presupuesto 2018 también prevé quita de subsidios a los servicios públicos.

En el caso del gas, el incremento se divide entre lo que se pagará por la producción y por la distribución. Si bien el macrismo cobra más caro el gas a pedir de las empresas, estas no reinvierten para producir más, como se prometió al justificar los tarifazos. El diario digital Redacción Rosario publicó un informe del Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (Oetec), donde se calculó que entre enero y agosto de 2017 la desaceleración en la producción de gas fue del orden del 63 por ciento con relación al año pasado.

Mientras, el gobierno amarillo despliega una feroz política de endeudamiento, que seguirá en niveles desorbitantes después del 22. En dos años de gestión, Cambiemos habrá aumentado en alrededor de 100 mil millones de dólares el stock de deuda externa del Estado nacional.

Pobreza CEO

De cajón, el establishment empresarial reunido en el Coloquio de Idea en Mar del Plata defendió el rumbo económico adoptado por Cambiemos y sin disimulo pidió más reformas pro mercado para después de las elecciones. Uno de los ejes de las exposiciones fue la reforma laboral bajo mirada flexibilizadora. En la misma semana funcionarios del gobierno escucharon definiciones parecidas en la asamblea del Fondo Monetario Internacional realizada en Washington.

Con la venia de algunos dirigentes sindicales, que creen posible discutir “salarios razonables”, y apañados por el gobierno de los CEOs, empresarios con la Idea fija en el neoliberalismo aprovecharon la ocasión para impulsar a la baja las futuras negociaciones salariales en paritarias, además de ahuyentar la posibilidad de revisar incrementos de emergencia a esta altura del año contemplados en la denominada cláusula gatillo.

El presidente del Coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (Idea), Gastón Remy, dijo que sería “lógico” negociar paritarias en 2018 en torno al 15 por ciento, de acuerdo a la proyección oficial inflacionaria para el año que viene. Cambiemos espera que la pulseada con empleados estatales actúe de caso testigo. Desde otros sectores gremiales, en tanto, alertan que la profundización del ajuste busca sustentarse en la hemorragia de los despidos.

Así las cosas, gobierno y empresarios abroquelan su estrategia de recortar poder adquisitivo de los trabajadores y van por paritarias de no más del 15 por ciento, el nuevo techo salarial que pondrá a prueba el macrismo el próximo año.

En 2017 hubo paritarias que estuvieron encima de la inflación y se pudieron compensar pérdidas salariales anteriores. Pareciera que a partir de 2018 los números van a ser más ajustados con las pautas oficiales, en torno al 15 por ciento, siempre dependiendo cada sector”, sostuvo Remy imitando las fábulas amarillas de economistas oficialistas que repiten a coro que la inflación está bajando. Pese a la contracción del consumo y las importaciones, los precios siguen subiendo.

Un informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda contradice los dichos del titular de Idea. Los salarios negociados en paritarias por los trabajadores en relación de dependencia en los últimos dos años muestran un retroceso del 7,3 por ciento frente a la inflación. En 2016 la paritaria promedió el 32 por ciento y la inflación el 41. Y en 2017, el costo de vida anual calculado por estadísticas privadas se estima en 25 por ciento, por encima o igual que la cifra promedio de aumentos salariales negociados en paritarias.

El presidente del Coloquio de Idea y CEO de Dow Argentina dijo que el costo laboral en el país “es alto”. Y agregó: “Hay que mirar integralmente nuestra estructura, las tablas impositivas y la competitividad en toda la cadena de valor. Estos ejes se tienen que debatir uno por uno y transformarse en cambios”.

En la misma dirección, el ministro de Modernización, Andrés Ibarra, pronosticó que la paritaria estatal estará “muy por debajo de años anteriores”. Ibarra aclaró que todavía no empezó el debate salarial con los gremios del sector público, pero anticipó que el número estará por debajo de los años anteriores por el descenso en el proceso inflacionario.

Según el Presupuesto que el Ejecutivo envió al Congreso se espera para 2018 una inflación promedio del 15,7 por ciento, pero el Banco Central fijó como objetivo un 10 por ciento, de enero a enero. El BCRA había fijado una meta inflacionaria para este año entre 12 y 17 por ciento. Sin embargo, cuando faltan todavía tres meses para finalizar el año y nuevos tarifazos en carpeta, el IPC de la CGT y la CTA ya pasó ese máximo. El Instituto Estadístico de los Trabajadores proyecta que en diciembre el denominado IPC de los Trabajadores marcará un 25,5 por ciento.

A partir del planteo oficial para empezar a rasurar pretensiones salariales en las paritarias 2018, contribuyendo a la distribución regresiva de los ingresos, trabajadores estatales acusaron al gobierno de Macri de querer “bajar salarios” al intentar un aumento de no más del 15 por ciento cuando la inflación “será del 20 o más”.

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