Los antichavistas denunciaron fraude, pero esta vez no se lo creyeron ni ellos mismos. Están divididos y sus peleas internas resultan ya indisimulables. Henrique Capriles dejó la Mesa de Unidad Democrática.

El chavismo arrasó en las elecciones regionales. Y la oposición quedó imposibilitada de sostener muchas de las mentiras y las maniobras sobre las que se basó su accionar: está debilitada, dividida y desconcertada. Las mentiras del bloque dominante se cayeron a pedazos. Aunque todavía cierta prensa hegemónica al servicio de las corporaciones continúa repitiendo que “el 80 por ciento” del pueblo de Venezuela quiere que se vaya el chavismo, la realidad no se cansa de desmentir esta afirmación.

El oficialismo ganó 18 gobernaciones (obtuvo un 54 por ciento de los votos) y la oposición 5 (con un 45 por ciento de los sufragios). Y la oposición, como de costumbre, denunció fraude. Pero esta vez no se lo creyeron ni ellos mismos.  

Cuatro de los cinco gobernadores electos por la oposición juraron ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), el órgano que los antichavistas desconocen. Fue un golpe muy duro para el antichavismo, que se quedó sin argumentos y comenzó a desmoronarse y dividirse. Además, EEUU aprobó el regreso de varios de sus diplomáticos a Venezuela. Habían sido retirados en julio, durante los días de violencia golpista desatada por la oposición contra el gobierno venezolano.

Ante tanta adversidad, la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD) se partió, y uno de sus principales dirigentes, el ex candidato presidencial Henrique Capriles, anunció su salida de la agrupación en protesta por la decisión de cuatro gobernadores opositores electos de subordinarse a la ANC.

Capriles fue uno de los grandes derrotados en las elecciones del 15 de octubre. El chavismo ganó en el estado de Miranda, considerado “la joya de la corona” porque está gobernado el propio Capriles, uno de los máximos líderes antichavistas.

El dirigente se fue de la MUD dando un portazo y condicionó su retorno al retiro de Henry Ramos Allup, veterano líder de Acción Democrática (AD), al que pertenecen los cuatro gobernadores que juraron ante la ANC. “Cuando se está enfermo hay que operar y sacar el tumor. En la Unidad hay que hacer lo propio”, aseguró Capriles, que consideró que la MUD debe “refundarse”.

“No estoy dispuesto a continuar, y hablo a título personal, no comprometo a mi partido, pero mientras esté en la Unidad el señor Ramos Allup yo no voy a seguir en esa mesa, no voy a ser parte de una oposición, un sector de ella, porque no es la Unidad como concepto, son algunos a quienes les tiran un hueso y lo agarran”, señaló Capriles.

Allup intentó despegarse de la actitud tomada por los cuatro gobernadores opositores electos, y aseguró ayer que esos dirigentes “se auto excluyeron” de AD, partido que dominó la política venezolana hasta la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999.

Pero Capriles, que pertenece al partido Primero Justicia (PJ), acusó a Allup de “lavarse las manos” puesto que en AD, consideró, “no se mueve una hoja” sin su aval.

“Los cinco gobernadores sostuvieron entre ellos reuniones y plantearon que primero serían juramentados ante los Consejos Legislativos y luego ante la Constituyente”, dijo Ramos Allup.

Por su parte, Allup intentó repeler los ataques de Capriles, lamentó las divisiones dentro del espacio opositor y descartó expulsar a los gobernadores electos que juraron ante la ANC.

“Muchos ven esto como una oportunidad de oro para tirotear a Acción Democrática. Debo lamentar que ante la crisis del país nos disparemos entre nosotros. Lamentablemente yo no voy a discutir con nadie, lamento mucho que algunos voceros de Primero Justicia hayan decidido atacarme a mí”, señaló el dirigente de AN.

Los dirigentes opositores que causaron la discordia son Laidy Gómez (electa en Táchira), Antonio Barreto (Anzoátegui), Ramón Guevara (Mérida) y Alfredo Díaz (Nueva Esparta). Los cuatro pertenecen a AD, el partido de Allup. El único gobernador electo que se negó a jurar ante la ANC fue Juan Pablo Guanipa, que ganó en el estado de Zulia y pertenece a PJ, el partido de Capriles.  

“Asumimos el costo político para defender el voto de nuestros electores”, señaló la gobernadora de Táchira, Gómez, que en un primer momento, apenas se conoció el resultado de las urnas, mostró una estrategia confusa: por un lado, como el resto de la oposición, tachó a la elección de “fraudulenta”, pero al mismo tiempo festejó su triunfo como gobernadora electa.

Fuente: El Eslabón.

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