De 193 países representados ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 191 apoyaron el fin del bloqueo a Cuba. Sólo EEUU e Israel quedaron fuera, en minoría, exhibiendo una muy especial concepción de “democracia” y respeto del derecho internacional.

La Asamblea General de la ONU demandó por vigesimosexta ocasión consecutiva desde 1992 el fin del bloqueo contra Cuba, mediante una resolución apoyada por 191 países, que volvieron a dejar aislado a Estados Unidos con sus sanciones unilaterales, y a su eterno aliado, Israel.

El Imperio mostró de esta manera el endurecimiento de la relación con Cuba de la era Trump. En 2016, en un hecho histórico, durante el gobierno de Barack Obama, EEUU se abstuvo en la votación sobre el bloqueo a Cuba. Pero este año volvió al voto negativo, junto con otras medidas muy agresivas contra el pueblo cubano que desandan el camino que muy tímidamente había emprendido la administración anterior.

En una sesión plenaria, el principal órgano deliberativo de la ONU, el único que incluye en igualdad de condiciones y en forma democrática a los 193 estados miembros de la organización, reclamó una vez más el levantamiento del cerco económico, comercial y financiero vigente durante más de medio siglo.

La iniciativa adoptada exhorta a todos los países a no promulgar ni aplicar leyes y medidas contrarias a la Carta de la ONU y violatorias de los principios de la no intervención en los asuntos internos de las naciones y de la libertad de comercio y navegación internacionales.

En ese sentido, la resolución aprobada por la mayoría insta a los que ejecutan tales acciones a tomar las medidas necesarias “para derogarlas o dejarlas sin efecto”.

Asimismo, la iniciativa solicita al secretario general de la organización que en consulta con los órganos y organismos pertinentes del sistema de ONU, prepare un informe sobre el cumplimiento de la resolución.

Pero EEUU e Israel, fieles a la tradición de violar sistemáticamente las normas internacionales y el derecho, le dieron una vez más la espalda al organismo internacional. La actitud de estos dos países recibió el repudio de distintos gobiernos, organizaciones globales y regionales.

Por ejemplo, expresaron su enérgico rechazo a esa el Grupo de los 77 más China, integrado por 134 de los 193 miembros de la ONU; el Movimiento de Países No Alineados, con 120 Estados; la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático; el Grupo Africano; la Comunidad del Caribe; la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y la Organización para la Cooperación Islámica, entre otros.

También lo hicieron representantes de Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Sudáfrica, Rusia, China, Vietnam, Argelia, México y Colombia, entre otros países.

“Un acto de genocidio”

Por su parte, el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, denunció en la Asamblea General la vigencia del bloqueo y el empeño de la administración del presidente Donald Trump en su recrudecimiento, con el objetivo de revertir los progresos en las relaciones bilaterales logrados con su predecesor, Barack Obama.

Rodríguez señaló que constituye “una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos humanos de los cubanos, transgrede el Derecho Internacional y representa un acto de genocidio, porque busca la asfixia económica de un pueblo y rendirlo por hambre y desesperación”.

“Resultan incalculables los daños humanos que ha producido la aplicación de esta política. No hay familia cubana ni servicio social que no sufra las privaciones y consecuencias del bloqueo. La emigración cubana sufre también discriminación y perjuicios”, advirtió Rodríguez.

El canciller consideró que el cerco constituye “el mayor obstáculo para el desarrollo económico y social de la isla y para la implementación del Plan Nacional, en línea con la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible”.

La representante permanente de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, defendió esas sanciones, de una manera que muchos calificaron de arrogante y prepotente, propia de la vocera de un imperio, según informó Prensa Latina.

Haley llamó “una farsa política” al debate en la Asamblea General y manifestó que la Casa Blanca mantendrá el cerco económico, comercial y financiero, consciente de su aislamiento ante el planeta.

La funcionaria de EEUU mostró un gran desprecio por la democracia y el funcionamiento del organismo multilateral. Dejó en claro que el imperio se considera por encima de las leyes y las normas: Haley aseguró que su país “pierde el tiempo” en el foro.

Fuente: El Eslabón.

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