Latifundios, gobiernos y fuerzas de seguridad y medios, manipulan y encubren la aplicación de la legislación vigente.
“Cuando me preguntan sobre la solución al problema de la situación mapuche, remarco que se debe aplicar la ley. El Estado debe reconocer las tierras que ocupan, como indica la legislación vigente”, explica Adrián Moyano, autor de los libros Komütuam, descolonizar la historia mapuche en Patagonia y Crónicas de la resistencia mapuche.
“Los que reclaman la vigencia del Estado de derecho soslayan que la ley 24.071, rige desde de marzo de 1992, aunque no se aplique”, indica Moyano, licenciado en ciencias políticas y periodista, radicado en Bariloche. En esa norma se retoma el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la ley 24.071 en Argentina y la declaración de Derechos Humanos de pueblos indígenas de Naciones Unidas
“La libre determinación no significa la creación de un Estado distinto, sino que los pueblos puedan decidir sobre sus espacios, administración y sin menoscabar a la soberanía estatal”, aclara y advierte: “Nunca buscaron centralizar su política, sino que son de una profunda horizontalidad”.
La Compañía
La Argentinian Southern Land Company Ltad, con sede en Londres, recibe una donación de diez estancias (unas 900 mil hectáreas) durante de la presidencia Juárez Celman”, indica Moyano. Según algunos historiadores, se trataba de cancelar deudas por costos de la campaña de la llamada “Conquista del Desierto”, a los tres años de finalizada.
Ese acaparamiento de tierras por maniobras de corrupción fueron ventilado en el mismo Congreso de la Nación. Ante las críticas a esa “conquista”, el mismo Celman había indicado que antes que dejar esas tierras en manos de “la injuria del tehuelche” prefiere que se forme “una Irlanda en la Argentina”.
La misma compañía, en julio de 1975, tiene inversores argentinos que compran el paquete accionario, y en 1982 –ante el conflicto con el Reino Unido– se nacionaliza tomando el nombre de Compañía Argentina de Tierras, hasta que en 1991, la compra el Edizione Holding International, propiedad de los Benetton.
Relación colonial
“Hay una relación colonial vigente, el Estado formado en el siglo XIX no se realiza sobre terrenos heredados de España. Recordemos que en 1810 la frontera estaba cerca de Buenos Aires y se realizaron acuerdos con lonkos”, remarca. “Pero, tras el avance del ejército se forman las colonias con originarios en Patagonia y el Chaco. Esa relación colonial nunca se revirtió y sigue en la actualidad”, afirma el investigador.
“El Estado desplazó de sus territorios a las comunidades, la comunidad Cushamen se halla sobre campos que ocupan desde el siglo XIX, fueron corridos de la zona bonaerense de Azul. Las colonias fueron establecidas en espacios no apetecibles para la oligarquía, pero hoy las demandan por los proyectos de megaminería y extracción de petróleo”, explica.
También Moyano sostiene que empresarios como “Lewis y Benetton recrean el vasallaje por su cercanía al Estado y las fuerzas de seguridad”. “Esta ofensiva contra el pueblo mapuche y otras comunidades originarias, se produce por la posesión de las reservas de petróleo y gas”, subraya. En ese marco, mencionó al polémico proyecto hidroeléctrico denominado “La Elena”, para la edificación de una gran represa en Corcovado, sobre territorios del río Carrenleufú, habitados por la comunidad Pillán Mahuiza.
“Se debe asumir que Argentina se fundó sobre un genocidio, y como todo genocidio es exigible una reparación. A partir de entonces será posible un diálogo de igual a igual», considera el investigador.
Komütuan
El último libro de Adrián Moyano se titula Komütuan. Descolonizar la historia mapuche en Patagonia, en el que analiza la relación del Estado de “sujeción colonial”.
“Komütuan puede entenderse como «mirar hacia adentro para…»” o «mirar con agrado para …». Para sacudirse los esquemas de la colonización, que me parece están en vigencia, no alcanza con proclamarse «descolonizado». Tenemos que cuestionarnos nuestros aprendizajes, las aseveraciones que tenemos naturalizadas y las formas de construir conocimiento. Me pareció importante incluir un vocablo en mapuzungun en el título porque la palabra escrita es un territorio muy propio del dominador. Es un acto de disputa”, define.
El autor indica que se basa en la obra de Walter Mignolo, semiólogo cordobés que profundiza el tema del poscolonialismo latinoamericano, como fundador del Grupo modernidad/colonialidad.
Ese paradigma marca que las independencias de los países colonizados, se transmutó en colonialidad: un imperialismo no ya de derecho pero sí de hecho. Y atañe a lo económico, pero también a diferentes esferas de la vida, como el ser, el conocer y el modo de organización.
“No es un discurso cesionista”
En tanto, desde la comunidad wichí Chowej Woos, Leko Zamora, afirma; “Nuestra exigencia a la libre determinación, no es un discurso secesionista. No es conformar un Estado distinto, no es separarnos del Estado al que políticamente estamos vinculados. No pueden acusarnos de atentar en contra de la integridad territorial nacional que a veces los representantes gubernamentales recurren para oponerse a nuestras demandas”.
“Pretendemos ejercer este derecho como una forma de participación directa en la vida política, económica y cultural. Practicar el derecho de elegir a nuestras propias autoridades para ejercer el control de los procesos sociales y culturales en nuestros territorios para desarrollar nuestra identidad, cultura, arte, costumbres, organizaciones, disponer de los medios materiales necesarios para el progreso de nuestras comunidades”, fundamenta Leko, también miembro del Instituto de Cultura de la provincia de Chaco.
“Queremos ejercer el derecho a intervenir en forma directa y permanente en todos los asuntos, planes, programas, proyectos que tengan relación con las vidas y destinos de nuestras comunidades, consolidar así el vínculo estrecho entre el pasado y la construcción de un futuro mejor”, anhela.
“En la normativa internacional se reconoce este derecho, pero el Estado nacional sigue obstaculizando este reconocimiento en la práctica. Esto se debe por el derecho que conlleva la autonomía a gozar de nuestras tierras y de sus recursos”, explica.
“La autonomía indígena es un derecho de los pueblos ancestrales de organizar y dirigir su vida interna, de acuerdo a sus propios valores, instituciones, y mecanismos, dentro del marco del Estado del cual forman parte”, indica
“La Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas (ONU, 2007) establece el derecho a la Autonomía o al autogobierno en las cuestiones relacionadas con sus asuntos internos y locales, así como a disponer de los medios necesarios para financiar sus funciones autónomas”, detalla Leko.
“Respetar la diversidad”
“La autodeterminación es nuestro derecho inalienable e imprescriptible. La autonomía implica el control de nuestros respectivos territorios, incluyendo el manejo de los recursos naturales. Por otra parte, la autonomía significa manejar nuestros propios asuntos, para lo cual constituiremos democráticamente nuestros propios gobiernos (autogobiernos)”, remarca.
“La gran mayoría de los argentinos tenemos sangre indígena, y es hora de pensar que como argentinos debemos respetar la diversidad, y no sólo a los hijos de europeos”, sentencia Leko, nacido en Puerto Tirol.
“Desde hace 200 años buscan transformar al salvaje en ciudadano, pero al quitarnos la tierra, muchos debieron ir cerca de ciudades, y allí se pierde la lengua y la identidad. Hay muchachos que no manejan el idioma, pero se sienten indígenas y quieren luchar”, culmina.
Fuente: El Eslabón.