Organizado por el colectivo de músicos de Tocolobombo, el 10, 11 y 12 de noviembre se encontrarán diversas experiencias percusivas en formato de talleres, concierto y cajoneadas, con la premisa de que nadie se quede afuera.

Con un fuerte espíritu de intercambio y difusión, y a través de músicas y danzas latinoamericanas de raíz negra, repiquetea el Sexto Festival Rosario Repercute gestionado por la Asociación Civil Tocolobombo. El evento se desarrollará durante tres días en Rosario, en esta edición con eje en la producción local.

En diálogo con este medio, Marco Bortolotti, de Tocolobombo, que se sumó a la coordinación del festival en 2013, en su segunda edición, asegura que este año, el encuentro “mantiene la misma forma de ser: está organizado por músicos y docentes locales que hacemos un esfuerzo titánico para generar un evento fuerte relacionado a la percusión y, especialmente, abierto a la comunidad, no sólo a la comunidad musical o del mundo de la percusión, sino con la intención de que sea un mojón para la difusión de las actividades que hacemos durante el año y de la percusión en general”.

“El foco de este año es la producción local –cuenta Bortolotti-, como también la cajoneada, vamos a trabajar con mayoría de grupos locales que vienen investigando, tocando y trabajando en relación a la percusión de raíz popular, y en este festival condensamos todo con artistas locales, acorde al correr actual de nuestro país”, explica, y agrega: “En otras ocasiones hemos podido articular más porque había otras condiciones en el país; de todas maneras, siempre reforzamos lo local, hemos convocado a músicos de Entre Ríos, Corrientes, Córdoba, con la idea de lograr la mayor federalización. Lo hacemos como algo sin fines de lucro, como una militancia, como una trinchera cultural”.

Tres jornadas a puro golpe

Para la sexta edición del festival se espera la visita del músico congoleño radicado en Estados Unidos, Thobos Lubamba, quien brindará el taller “Música tradicional del Congo”, en Distrito 7, el viernes 10 a las 17, un primer módulo; y el sábado 11 a las 12, el segundo. Durante la noche del viernes, además, Thobos brindará un recital en el mismo espacio a las 21, recital que también contará con la presencia del grupo femenino local Chiquita Machado, que está en plena presentación de su nuevo disco homónimo; y de Ma’nimba, un colectivo rosarino de percusión y danza del noroeste africano. Hacen música tradicional de la zona de Guinea, de una etnia que se llama malinké. Hace años que trabajan y estudian esa cultura. La movida ha crecido mucho en latinoamérica por la visita de maestros guineanos y senegaleses, fundamentalmente a Buenos Aires y Córdoba; Rosario ha recibido un poco esa influencia también. Desde hace años a esta parte, se ha empezado a construir instrumentos autóctonos de esas regiones en nuestro país”, detalla Marco. El sábado 11 a las 21 habrá un muestra del taller “Percusión para niñxs”, que anualmente brinda la asociación civil para el gremio de Coad; también se presentará “Armas de percusión masiva”, una experiencia de percusión con señas; La Pegada; Bloco Samba Reggae, y Jarana Paraná: “Músicos jóvenes que están en ascenso, abordando la cumbia desde una mirada litoraleña”, según el concepto de Bartolotti. El domingo 12, de 12 a 15, en la explanada del Centro de La Juventud, San Martín y el río, habrá cajoneada y legüereada en homenaje a Rafael Santa Cruz, a cargo de Sebastián Benedetto y Victoria Virgolini. Los organizadores están invitando al público a llevar su cajón y su bombo legüero.

“En casi todas las muestras se aborda la percusión desde las matrices latinoamericanas, desde el tambor, siempre con el eje puesto en tocar colectivamente, es música comunitaria, tocar con otros, como en otras tradiciones puede ser el coro, acá nadie queda afuera: o toca o danza”, explica Bortolotti. Del homenaje a Rafael Santa Cruz, agrega: “Era un consejero nuestro. Es un referente máximo en Perú. Nos apoyó mucho cuando arrancamos. Él organizó el festival del cajón que suma, cada abril en Lima, unos 1500 cajones en la plaza mayor. Nosotros, en homenaje, juntamos todos los años unos 70 cajones, y en esta oportunidad sumamos los bombos legüeros para hacer una integración. La idea es juntar las músicas que representan esos instrumentos, con una matriz influenciada desde la colonia. Con la música peruana, uno puede sentir cosas de la zamba, la chacarera o la cueca, una matriz afro española, criolla, hay un mestizaje cultural que compartimos con los peruanos”.

Los frutos

A más de un lustro de la primera edición del festival, el músico y docente reflexionó sobre el resultado de años de toque, investigación y encuentros.

“Toda esta movida de la percusión popular creció en Rosario en estos últimos años, y lo nuestro no es un proyecto artístico meramente, sino es proyecto de gestión cultural. Tratamos de juntar todas las aristas de la percusión como para potenciarlas y difundirlas aún más. Queremos que todos se interesen, desde el que toca la batería hasta el que hace candombe o está en la batería de batucada. La idea es cruzar esos mundos que a veces están aislados o que suelen generar tribus. Otros años hemos organizado charlas debates y, por ejemplo, integrantes de murgas porteñas terminaban conociendo más a fondo las realidades o lo que piensan lo que hacen candombe afrouruguayo o batucada. Se arman intercambios muy interesante, espacios que casi no ocupan las instituciones formales de música o de antropología, porque muchas veces se asocian estos instrumentos o ritmos al estudio antropológico. De todas maneras, hace cuatro años apareció la primer carrera de percusión latinoamericana que comanda Carlo Seminara, en el profesorado de música, un hito en Argentina. Siempre la percusión se consideró como algo menor, como algo accesorio, resultado de la mirada europea, cuando paralelamente la percusión mantiene lazos sociales importantísimos”.

Se podría decir que la percusión y sus ritmos de raíz fueron relegados por fuertes cuestiones culturales y políticas, considerando también la histórica segregación al pueblo africano. “En nuestro país viene de la mano con el proyecto de Estado-Nación que hubo acá. El bombo legüero se cristalizó como en un museo y no importó su origen, es argentino y punto: somos todos blanquitos. Viene de esa raíz, es como el bombo de murga, es un instrumento que heredamos de Europa, pero sigue estando relegado. «Esos son de la barra brava», parecen sostener algunos. El único que se lo apropio es el peronismo, y una apropiación que no es sólo musical”.

 

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