Pedro se acuerda que cuando estaba por terminar la primaria, jugaban a la pelota y se ponía con todo. Se raspaban las patas y nadie mezquinaba. Había un zurdo que vivía cerca pero que no le gustaba jugar al fútbol. Era bajista y decía que algún día iba a formar un conjunto de música.
Pedro esperaba el comienzo de clases porque sabía que iba a tener un conjunto de ropa nueva. Así se le decía al ambo de saco azul y pantalón largo gris. De media estación, porque no daba para comprar uno de verano y uno de invierno.
En matemáticas, en primer año, apareció la Teoría de los conjuntos, que era algo novedoso pero que Pedro lo entendía y varios pibes del barrio también. Al poco tiempo, Pedro formó parte de un conjunto, la Juventud Peronista, que como todos los conjuntos, pertenecía a otro conjunto, que pertenecía a otro conjunto más grande, que era el nacional y popular. Cuando empezó la dictadura, dos por tres mandaban un comunicado conjunto y agarrate porque te podían anunciar cualquier cosa, como una brutal represión que significaba un gran costo para el conjunto de los argentinos. Casi todos esos comunicados conjuntos de las tres fuerzas, fueron lamentables.
Cuando volvió la democracia, la palabra conjunto volvió a un cauce natural y el conjunto de ropa interior significaba que era para las pibas. En los 90, vino una banda de facinerosos que se metieron, medio de contrabando, a tomar paquetes de medidas muy parecidas a las de Martínez de Hoz y que te rompían el conjunto. Desde hace unos cuantos años, filosofea Pedro, “conjunto” significa “compañeros juntos”. Pero después creyeron en el conjunto del cambio y ahora el conjunto de medidas que están anunciando son muy parecidas a la de Martínez de Hoz y Cavallo. Pero sólo el conjunto de compañeros juntos (y de los que no lo son también, porque las medidas los afectan a ellos también y sólo se beneficia una minoría), dice Pedro volviendo a aquella teoría, los números van a cerrar pero con la gente adentro y empezaremos a recuperar el camino hacia un patria mejor. Hay que convencerlos, reflexiona Pedro mirando la casa en la que vivía ese vaguito que soñaba con tocar en un gran conjunto musical.