El obispo Oscar Ojea, flamante presidente de la Conferencia Episcopal, se refirió al proyecto de reforma laboral de Mauricio Macri y le marcó la cancha: “Para la doctrina social de la Iglesia el trabajo no es una mercancía”.

Ojea, a quien en el ámbito eclesiástico ubican en sintonía directa con el Papa Francisco, fue elegido para encabezar la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), y en ese marco, como nueva nueva conducción de la Iglesia, solicitó una audiencia con el Presidente.

Ojea, cabe consignar, antes de encabezar el Episcopado, se desempeñó durante dos períodos al frente de Cáritas. Luego de su elección, el obispo mantuvo un primer contacto con los medios de comunicación, y en ese contexto, opinó en torno de la iniciativa oficial de reforma laboral: “Que no se vulneren los derechos”.

Pero el obispor de San Isidro no se quedó con esa definición. La cargó de sentido político al señalar que existe en esta coyuntura nacional una preocupación de la jerarquía eclesiástica por los pobres, y que “para la doctrina social de la Iglesia el trabajo no es una mercancía sino un ordenador de la vida”.

Ojea, además, manifestó que es necesario “conservar los puestos de trabajo y que no se vulneren los derechos laborales”, advirtiendo que los obispos permanecerán “al lado de estas situaciones”, una línea muy distinta a la que cracterizó la labor pastoral de su antecesor, el cardenal Mario Poli.

Ojea, quien estará al frente de la jerarquía católica durante los próximos tres años, se presentó en la conferencia de prensa de este lunes junto a Poli, quien quedó como vicepresidente primero; al secretario general Carlos Malfa, obispo de Chascomús, y al cura Jorge Oesterheld, que ocupará el cargo de vocero y secretario de prensa del Episcopado, como ya lo había hecho cuando el cardenal Jorge Bergoglio era el titular de la CEA.

Según publica el diario Página 12 en su edición de este lunes, Ojea expresó que una de las preocupaciones de los obispos es “trabajar para que nadie quede excluido” y “contribuir como pastores al diálogo de los argentinos”.

El perfil de la nueva conducción de la Iglesia argentina está en completa sintonía con la línea que desde Roma impulsa Francisco, fundamentalmente respecto de la renovación que debe haber en la jerarquía católica. Por eso no sorprendió cuando Ojea definió: “Como toda renovación, la conversión pastoral que iniciamos hacia una Iglesia más misionera, más simple, a veces será lenta o generará resistencias, pero los obispos renovamos el compromiso a ese llamado de Francisco”.

El nuevo jefe de la Iglesia nacional, además, agregó: “Nuestro lugar (el de los obispos) es de pastores, no de técnicos ni de políticos. Queremos contribuir al diálogo, junto al pueblo, juntos a nuestros hermanos los pobres. La deuda social es enorme”.

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