En la previa de la presentación de su disco en vivo, el cantor rosarino repasó los ecos de su Qué me van a hablar de offshore en plena pantalla de Canal 3: tuvo apoyo en las redes, pero también condicionamientos en los grandes medios.

La intervención televisiva que hizo en agosto el compositor con el Trío Escolazo, reversionando el tango Qué me van a hablar de amor, modificando el concepto para denunciar las políticas antipopulares de Macri, tuvo alto efecto entre sus seguidores, y también rechazo de medios hegemónicos. Leonel Capitano no se apichonó y se puso la campaña de difusión al hombro de lo que será la presentación de 3D, su nuevo disco, el 24 de noviembre a las 21 en Plataforma Lavardén.

—Se presentan intensas las semanas previas a la presentación ¿Qué se evocará en vivo, cuál es la expectativa?

—La particularidad es que el disco lo grabamos el pasado 3 de diciembre de 2016, en La Comedia. Son veinte temas, todos míos, tocados con gente amiga, Joel Tortul y Agustín Guerrero. Son veinte años de trabajo asumiendo la canción como arma y el tango como bandera. También se llama 3D porque representa 3 décadas con el tango. En vivo habrá mucho de ese disco y también vamos a hacer temas nuevos. Y habrá invitados especiales como el Cholo Montironi y Germinal Terrakius, que hará una semblanza del disco. Y habrá un invitado sorpresa.

—Hablabas de las composiciones propias ¿es el desafío complejo que se presenta en el tango, por una cuestión cultural, tal vez?

—El tango es un género con una historia muy rica, que ya se ha revisado, no es como otros géneros que están en conformación. El tango tiene una bibliografía escrita para tirar para arriba, pero durante 20 años no se escribían tangos nuevos o no nos enterábamos. Los últimos referentes que habíamos tenido eran, Eladia Blázquez, Héctor Negro, por ejemplo; y Horacio Ferrer. Los que empezamos a escribir tangos a mediados de los 90 teníamos el desafío de actualizar las temáticas que tenía el género, hasta te diría la ideología, porque el tango había perdido el sentir popular, esa condición proletaria, de rebeldía. Lo destruyeron al sacarlo de los mecanismos de difusión, se replegó hacia un lugar bastante conservador, casi naturalmente. El tango y sus protagonistas, querían protegerlo como una pieza de museo. Y claramente lo más fuerte y evidente que tiene el tango para demostrar en qué lugar está parado, es la literatura. En mi caso fue por rebeldía, a mediados de los 90 sentía la necesidad ineludible, pero distinto porque no estábamos en contacto con los otros que hacían tango. Es una generación dos décadas más grande que yo: El Tape Rubín, Alejandro Szwarcman, ya estaban componiendo en esa época, pero yo no los conocía a comienzos del siglo, porque no había el contacto que tenemos ahora en las redes sociales, estamos interactuando con los otros que están haciendo tango en la actualidad, como ocurría en la década del 30 y 40, cuando los poetas estaban juntos. Es un desafío grande y creo que poco a poco lo vamos logrando, incluso en la ciudad están Cuarteto Iriarte, o los chicos de Pasaje Noruega, que comenzaron a escribir tangos hace algunos años. Y cuando yo empecé estaba muy solo, y era prueba y error.

—En este contexto, ¿cómo reciben el tango en Europa según la experiencia junto a Joel Tortul en países como Francia, Alemania, Holanda, y Luxemburgo?

—Nosotros hacemos un repertorio más clásico y después tocamos tangos nuestros. Hay mucha gente que habla español que nos va a ver a Alemania, en París nos fue muy bien. Pero lo que se transmite más es en lo musical.

—Tenés la certeza de cuál es la fibra que toca el tango a nivel universal?

—Una cosa es lo que llama la atención y pega del tango, y otra es el éxito, que tiene más que ver con el mercado. El éxito tiene que ver con el baile, fundamentalmente, con los espectáculos que se han llevado en la década del 80. La cuestión social queda en el ámbito de la milonga, y eso ya es una cosa que es impresionante, no hay pueblito en el mundo que no esté organizando alguna milonga. Pero más allá de eso, me han tocado vivir experiencias, en lugares donde me escuchaba un iraní, un marroquí, o un paquistaní, y les llamaba la atención cierta cuestión del tango que tiene que ver con el sentido de estar conectado con el texto, la gente advierte la conexión emocional del texto, porque el tango tiene una forma de ser cantado que es imposible desconectarse de la cuestión literaria.

—Cuando volviste a Rosario, a través de una carta abierta denunciaste condicionamientos a la difusión de tu obra, luego de la presentación que hiciste en la pantalla de Canal 3, ¿qué fue lo que pasó, cómo está la cosa ahora?

—Yo intuía lo que podía pasar. Luego de aquella intervención en Canal 3 con Qué me van a hablar de offshore, sabía que cualquier persona que me fuera a hacer una entrevista se iba a ver condicionada, porque el hecho de que todos sabemos que hay periodismos que lamentablemente no son independientes por elección, o no pueden ser independientes, porque tienen una bajada de línea de los dueños de los medios donde trabajan. Hay muchos medios de Rosario y el país que le están dando a este gobierno un blindaje mediático que le permite tomar las decisiones tremendas en contra del pueblo. Y habiendo mandado información de mi concierto, recibí una respuesta muchísimo menor; incluso amigos, que conozco hace mucho, me dijeron, ‘Venite Leonel, pero no toquemos ciertos temas’. Entonces me vi obligado a publicar esa carta. Yo no puedo ser tibio en este momento. Si no están las condiciones dadas, para que uno pueda expresar lo que estamos viviendo día a día en este país… Yo tengo tangos vinculados a la cuestión social hace tiempo: La Fundición Libertad, Mochila Mon, Biaba, y te puedo nombrar muchísimo tangos. Si no puedo expresar esto, bueno, que no me llamen. Si el artista es tibio y accede a esos requerimiento vamos a darle lo que necesitan, que es lo que ya nos dijeron: que los artistas no se metan en la cuestión política, como ya lo dijo Lopérfido y distintos funcionarios de cultura a nivel nacional. Yo en lo personal no les voy a dar el gusto, y quiero exhortar a otros artistas, de que no les demos el gusto.

—¿Cuándo surgió la versión de Qué me van a hablar de offshore?
—Hay como diez tangos que hemos hecho así. Le cambiamos la letra a tangos clásicos. Surgió en una asado que hacemos todos los viernes en la casa de Carlitos Quilici –el Rincón de la Sexta, le llamamos– con Lautaro Caler, Martín Tesa, y Simón Nagiel. Comenzamos a cambiar la letra de varios tangos, con la condición de mantener la mayor cantidad de palabras originales, modificando el sentido, y que las rimas sean exactamente las mismas que la del original. Porque si vos estás un poco desprevenido, le pasó a los productores de Canal 3, es común en el oído actual, te las podés comer. Cuando tuve la oportunidad de ir a la televisión en la semana previa al show en Empleados de Comercio y a las Paso, me dije que en un momento la mando. Y otra cosa que no sabíamos, es que Canal 3 ese día había pautado nota con el presidente, y que la tenían que pasar en tres programa diferentes. Fue muy chocante que al terminar el tema, vino la nota con el presidente. Nuestra intervención fue trending topic (tendencia en las redes) como tres días. Desde ese momento cambió mi situación con los medios y tengo que asumirla con la responsabilidad de una persona que dice lo que siente.

—Responsabilidad que asumiste en la defensa de espacios como La Chamuyera
—Yo no estoy en una estructura orgánica, más allá de mi apoyo a Carlitos Del Frade en las últimas elecciones. Adhiero a muchos colectivos culturales, como La Novata, que difundimos el tango en varios barrios de Rosario desde hace 11 años. Y La Chamuyera fue un proyecto cultural que sostuvimos durante 12 años, marcando un antes y un después en lo que son los bares culturales en Rosario. Hoy el tango está hecho de militantes sociales, te lo puedo garantizar.

—¿Sentís que este es otro momento paradigmático en tu trayectoria; los discos que grabaste, los viajes, el tango que le dedicaste en la cara a Diego, tu encuentro con Silvio Rodríguez?

—Sin ninguna duda, y me llama la atención. Ya me lo dijo un amigo. Vos tenés momentos así. El encuentro con Maradona, el de Cuba con Silvio. No lo busco para nada, te lo puedo asegurar. Lo que más me gusta ver en perspectiva, en 20 años con la música, es que me ha chupado todo un huevo. En el año 95 empecé a cantar mis tangos, y una de las temáticas la abordé en Me duele la memoria, cuando tenía 15 años; y como digo en la carta, con esa canción le empecé a escapar a la teoría de los dos demonios, que me habían vendido. Por ese entonces no contaba con los conocimientos pero sí con la emoción. Fue la contraposición a toda una generación de coleccionistas de tangos que, salvo excepciones como Gerardo Quilici, que es un grande, la mayoría te retasiaban grabaciones, el tango era de ellos. Qué va a venir un pibe a hablar de la dictadura en el tango, o a romper con los estereotipos. Eso lo recuerdo con una sonrisa, porque esa batalla la ganamos.

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