Mientras los bares están atestados de programación con bandas tributos y las compañías discográficas hace tiempo vienen con la onda tributemos a los clásicos o brindado apoyo gigante a conjuntos como Agapornis, la originalidad a veces se encuentra forzada o pasa desapercibida. En este sentido, hace unos meses, desde un programa de radio online se gestó un disco tributo a Los Redondos que está bueno. Repasamos ese caso y recomendamos otros con la misma suerte.
Ahora efímero, ¡cómo corre el tiempo!
El futuro llego hace rato, es un homenaje a los tres primeros discos de Los Redondos. Fue producido por FAN, programa radial con cinco temporadas, conducido por Hernán Panessi y Hitoshi Díaz en Radioled online, en donde, según Panessi, tratan de sacarle una foto a lo que pasa con la cultura joven en el mundo. Tienen muchos seguidores de todo el país y una plataforma interactiva con casi 50 mil seguidores, sin embargo, tic tac efímero, el disco pasó rápido. Y no merecía tal combustión, porque es un discazo.
Pero vayamos por parte. Existe un prejuicio dividiendo al careta del rocker que toda la vida circundó el mundo del rock. Aquí,en Argentina, desde mediados de los ochenta se circunscribió a dos bandas: Los Redondos y Soda Stéreo. Más allá de los gustos, ese prejuicio muchas veces no nos permitió, ni nos permite, disfrutar de cosas que sin esa pavada atravesada no nos las perderíamos. También ocurrió que la dicotomía extendida naturalizó dos bandos sonoros y estéticos profundizados en los noventa y que se extienden hasta hoy. Con esto a cuesta, es fácil hacer suposiciones. El “rock barrial” es de la escuela Redondos, y el resto Soda. Ok, para disfrutar enteramente de este disco, hay que sacarse todos los prejuicios de encima, y darle de lleno para disfrutarlo. Sino, seguiremos en la pavada celestial de la avalancha. Después están los gustos, claro. Pero eso es otro cantar. Y teniendo en cuenta el otro cantar, lo que más se destaca aquí es que nadie intenta cantar como el Indio. Misma suerte tenía el tributo a Oktubre realizado en La Plata o He estado en varios lugares a la vez, de versiones Redonditas interpretadas por Pol Nada, que a diferencia de los otros dos casos, incluye canciones de la etapa más “contemporánea” centrada en Lobo Suelto, Cordero Atado. En fin, está clarísimo que no hace falta cantar como el Indio para rendirle tributo a Los Redondos. Aquí lo que se destaca muchísimo es el simbolismo de las letras. Mucho se habla de cómo le llega la lírica del Indio a las masas, aún con múltiples interpretaciones, contradicciones propias del humano en vida-obra, y lo que sea. Pero lo cierto es que más allá del “no lo soñé, eh eh eh”, lo que más se tararea en cualquier concierto es la línea de vientos. Bueno, precisamente en este disco tampoco hay vientos. O sea, un disco tributo a Los redondos sin falsetes a lo Indio ni vientos. Y de alguna manera, la melodía cantable queda inmersa en nuestro inconsciente del mismo modo pegadizo que en cualquiera de las versiones originales, con el sentido de las letras bien al frente. Te voy a atornillar, por Mompox; o Canción para naufragios, por Bandalos Chinos, son claros ejemplos. Hermosas versiones, sin tonalidad masiva, pero igual de disfrutables.
Si bien es el cuarto disco que originan desde Fan, Panessi confiesa que lo hicieron porque sentían una necesidad imperiosa de juntar a una generación que estaba medio peleada con Los Redondos. Se financió de manera colectiva entre el espíritu autogestivo que caracteriza al programa y el esfuerzo de las bandas, ya que el disco no tuvo un estudio de grabación central. Cada participante registró sus versiones en los espacios que ellos eligieron y estos gastos fueron costeados por las propias bandas. La visión integral y sistémica de todo el proyecto la tuvieron los integrantes del programa, quienes hicieron las veces de productores artísticos, aplicando también el capricho personal en la elección ecléctica de quienes participan. Incluso también es caprichoso el recorte de los tres primeros discos de Los Redondos, apoyado en el espíritu ochentero que le gusta al programa y esa década que encierra parte del misticismo ricotero. La autogestión y el capricho, le suman un plus final al disco, ya que hubo intentos por parte de discográficas multinacionales en homenajear a bandas, y los resultados no fueron buenos en casi todas las ocasiones. Desde aquel tributo a Sandro, llamado Un disco de Rock, editado en 1999 y en el que, por ejemplo, Divididos se apropió de una versión de Tengo. Hubo algunas canciones destacadas y rescatables, como las versiones de Atmósfera Pesada, por Virus; Trigal, por Los Visitantes, y Porque yo te amo, por Los Fabulosos Cadillacs. Pero no es un disco recordable, más allá del anecdotario nostálgico de viejos noventeros. La misma suerte corrieron los Gieco y Calamaro Querido, de Sony. Ni hablar del tributo a Pappo o el reciente a los Ratones Paranoicos, curado por Geiser discos, que dejan mucho que desear. En todos esos casos no recomendables, hubo productores, curadores, campañas de prensa, bandas mucho más ligadas a la difusión masiva, y quizás, poco sinceramiento por la obra homenajeada. En este intento de unir generaciones, y que los nuevos exponente versionen a los clásicos, sin duda hay que destacar Mañana, el homenaje rosarino a Los Gatos, coedición entre el sello independiente Soy Mutante, Espacio Santafesino y la Editorial Municipal de Rosario.
Si bien la edición es digital, el disco se completa con un PDF adjunto que incluye una muy destacable ilustración. Cada canción tiene su propia estética. Se encuentran dibujos de CJ Camba, Hernán González, Gonzalo Varas y Cristian Moreira entre otros. Lo raro es que la inspiración no haya salido del mundo Rocambole, tan arraigado a la imagen de los Redondos. El rosarino Renzo Podestá, por ejemplo, ilustra Vencedores vencidos y sobre él dice que le gustaba en una época y que luego le perdió el rastro. Entiende que cuando se puso a dibujar ni pensó en Rocambole. Y sigue, pensativo: “Igual laburé con los colores rojo, negro y blanco, que son bastante característicos a la hora de pensar en los Redondos. O sea, la estética de Oktubre marcó un antes y un después (más allá de que Vencedores vencidos no esté en ese disco)”
Los Oxford (Uruguay) y El Perrodiablo hacen del disco la parte más rocker, y Faauna aporta una versión llamativa en clave cumbia de Aquella solitaria vaca cubana. Pero son Los Reyes del Falsete, con Ya nadie va a escuchar tu remera, quienes hacen caso omiso a su nombre y nos regalan una hermosa versión despojada de los tentativos yeites originales.