La comunidad internacional se mantuvo dentro del derecho, la convivencia y las leyes, y le dio la espalda a la prepotencia y las bravuconadas de los matones globales. La alianza entre lo peor de la derecha racista y corrupta estadounidense, de la mano de Donald Trump, y lo peor de la ultraderecha racista y corrupta israelí, de la mano de Benjamín Netanyahu, intenta llevarse el mundo por delante y ponerse por encima del derecho internacional, las leyes y los derechos humanos. Son los grandes matones globales.
Y el presidente Mauricio Macri se sumó, como cipayo de cola, y como empresario en busca de buenos negocios (ambos matones venden armas) a esa alianza que incluso causa vergüenza en las filas de la derecha de EEUU e Israel.
Otro papelón internacional del derrotero cipáyico, reptante, de la no-política internacional de Macri, apenas una tiendita del horror, un muestrario de las distintas formas de la entrega, la indignidad y el cinismo.
Los sectores que representan Trump y Netanyahu son resistidos, incluso, por buena parte de las derechas de sus propios países, por impresentables hasta para la lógica de los imperialistas más asesinos. Son apenas una elite de prepotentes cuyas políticas avergüenzan y son consideradas “torpes y propias de matones y corruptos”. Y la ONU les dio una paliza ejemplar.
En un abierto desafío a la última provocación del presidente Trump, que reconoció a Jerusalén como capital de Israel en abierta contravención a las disposiciones de la ONU, 128 países votaron a favor de una resolución que pide a EEUU retirar el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel.
Trump, al mejor estilo mafioso, había amenazado con recortar ayuda financiera a los países que votaran a favor. En total, 128 países apoyaron la resolución, que no es vinculante; nueve votaron en contra, y 35 se abstuvieron (entre ellos, la Argentina), mientras que 21 no emitieron voto.
Las amenazas de Trump parecieron tener algún impacto, con más países que se abstuvieron y rechazaron el dictamen que los usualmente asociados a resoluciones vinculadas con los palestinos. Entre los países que se abstuvieron figuran Australia, Canadá, México, Colombia, República Checa, Hungría, Polonia, Filipinas, Ruanda, Uganda y Sudán del Sur.
Muchos de los aliados occidentales y árabes de Washington votaron a favor de la medida. Algunos, como Egipto, Jordania e Irak, son los principales receptores de ayuda militar o económica del Imperio. Allí, venció la billetera imperial.
Un vocero del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmoud Abbas, dijo que el voto en Naciones Unidas era “una victoria” para su causa. Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, rechazó el voto y agradeció a los países que estuvieron en contra.
El embajador francés ante la ONU, François Delattre, dijo que “la declaración confirma las provisiones legales internacionales relevantes sobre Jerusalén” y que el voto “no debe dividir ni excluir”.
En una medida brutal e intempestiva, semanas atrás Trump revirtió décadas de política estadounidense al reconocer a Jerusalén como capital israelí, lo que desató la ira entre los palestinos y el mundo árabe, y la resistencia del pueblo palestino, que una vez más salió a las calles a enfrentar al ejército de Israel.
Fuente: El Eslabón
