El espectacular nocaut a Adrián Chucky Verón en “la pelea del año”, lanzó al catamarqueño a los primeros planos boxísticos. Aquella vez festejó arriba del ring con la del Canaya puesta, y lo quiere repetir en la revancha del próximo 20 de enero.

El cuadrilátero vuelve a poner cara a cara a los protagonistas del combate más atractivo que hubo en estas tierras en 2017. En octubre pasado, Miguel La Joya Barrionuevo tiró al piso al santacruceño Verón tras una terrible combinación de izquierda-derecha, y festejó la obtención del título argentino welter con una remera de Rosario Central, el club del cual es hincha gracias a la figura de Ernesto Che Guevara. Antes de la revancha –que será en su tierra natal el próximo sábado 20, en el estadio Fray Mamerto Esquiú, con televisación de TyC Sports a partir de las 22– Barrionuevo baja la guardia un rato para conversar con el eslabón, repasar su trayectoria y revelar detalles de su fanatismo por el Canaya, sin ser de la ciudad. Ah, y después de la pelea, lo espera un lugar en el Gigante de Arroyito para presenciar un partido del equipo de sus amores.

De pendejo yo aprendí

César Miguel Barrionuevo está pronto a cumplir 29 años, y desea más que nadie celebrarlo a lo grande, reteniendo el título. Es el mayor de cuatro hermanos, e hijo de Rosa y Miguel, una familia humilde y trabajadora de San Fernando del Valle de Catamarca. Desde los 14 arrancó con esto del boxeo, y fueron los guantes los que lo llevaron a radicarse en Salta desde 2010. “Era boxeador amateur hasta los 20 años, y desde ahí fui profesional, hasta que me vine a vivir a la ciudad de Salta, porque me puse en contacto con gente de acá, que se ofrecieron a apoyar mi carrera, me ofrecían comodidades y no dudé en venirme. Y fue muy oportuna la decisión”, asegura.

Pero la Joya mama esta pasión casi desde la cuna, gracias a su padre, que cuando dejaba de trabajar se hacía un tiempo para despuntar el vicio con esta disciplina, aunque nunca alcanzó lo que sí pudo hacer su hijo más grande. “Mi viejo boxeaba cuando era joven, pero no profesionalmente. Yo me inicié en esto por él, algo que me apasionó desde muy chico y nunca quise dejarlo, así que siempre fue una prioridad para mi, por suerte hoy me está dando resultado”, cuenta el deportista, que acumula 33 peleas ganadas (23 antes del límite), 3 derrotas (ninguna por nocaut) y 2 empates.

Del baúl de sus recuerdos, el joven catamarqueño saca a relucir el primero de sus combates, aún en el amateurismo, que ganó por KO. “Empecé con el pie derecho. Después todas la peleas fueron importantes, pero sin dudas que la primera fue especial, porque es la que te abre el camino, la vivís con mucho entusiasmo y adrenalina, se vive distinto y a mi me marcó un antes y un después”, remarca el púgil, cuyo sobrenombre se lo debe a su manager y entrenador Pablo Martínez: “Cuando me vine a Salta, mi promotor me puso ese apodo y me gustó. Además es exigente porque hay que hacer méritos para estar a la altura de ese apodo, para justificar que al vago que le dicen así tiene condiciones, tiene sangre, y creo que de a poco lo fuimos haciendo realidad y dándole a la gente lo que le gusta”.

Sábado a la noche otra vez

Aquel 7 de octubre de 2017 corría el sexto asalto en el estadio Roberto Pando, que San Lorenzo de Almagro tiene en Boedo. El rincón de Miguel Barrionuevo miraba con preocupación el corte que su pupilo tenía debajo de la ceja derecha, lo que complicaba la estrategia. “Estaba herido y eso me podría haber jugado una mala pasada, pero mantuvimos la calma y pudimos continuar con el plan de pelea”, relata el campeón, que con la sangre en el ojo –literalmente– hizo tambalear y morder la lona a su contrincante.

Pero para la Joya –que además posee el cinturón latino welter del Consejo Mundial de Boxeo (CMB)– no fue ningún golpe de suerte. “La pelea siempre se planifica, y esas manos las veníamos trabajando, las veníamos buscando y sabíamos que en algún momento iban a entrar, y que cuando eso suceda se iba a ver si el rival aguantaba o no”, asegura el ganador del premio Firpo al mejor boxeador argentino a nivel internacional, y se agranda: “Se dio de una manera espectacular, y creo que eso se debe a la concentración y la preparación de cada uno”.

Este muchacho de acento norteño, ubicado en el 1er. puesto del ranking argentino y 20 en el mundo, se enorgullece al hablar de la repercusión que tuvo la combinación de golpes que bajó al mismo rival que enfrentará el próximo sábado 20, argumentando que “el boxeo es una pasión que traigo desde muy chico y eso fue algo que deseaba. Es lindo ganar y que la gente te considere y te reconozca, porque es un incentivo para seguir creciendo”. De todas maneras, reconoce que “aún me faltan muchas cosas, con metas por cumplir, pero creo que vamos por buen camino, trabajando duro”.

“Ahora me estoy preparando de la mejor manera, me estoy esforzando y tengo mucha confianza en mí. Estoy trabajando con sparrings de Córdoba, que son zurdos, y creo que todo saldrá positivo”, analiza Miguel, ya con la cabeza puesta en Chucky Verón, y adelanta: “Creo que si todo sale bien en esta pelea, la posibilidad de hacer una en Estados Unidos está. Tenemos gente que nos está manejando muy bien, como el ex representante de Maravilla Martínez, Sampson Lewkowicz, quien maneja mi carrera internacional. Por eso estamos trabajando duro para que todo salga bien”.

Che, decime por qué

Miguel Barrionuevo tiene al italiano nacionalizado canadiense, Arturo Gatti, como máxima referencia cuando de boxeo se habla, e incluso se dio el gusto de estar bajo las órdenes –en el emblemático Gleason’s Gym de Brooklyn– del panameño Héctor Roca, quien fue entrenador de su ídolo. En la actualidad, siempre en alusión al deporte de los guantes, admira al zurdo ucraniano Vasyl Lomachenko, a quien describe como “muy estilista y muy inteligente”.

Pero fuera del ring, la figura que más lo representa es la de Ernesto Guevara, el revolucionario rosarino, que entre tantas cosas, también era hincha de Rosario Central. “Siempre en mis primeras peleas subía con la imagen del Che. La usé en el pantalón siendo amateur y hubo peleas en las que subí con la boina”, rememora La Joya, que asocia su admiración al comandante de la Revolución Cubana, con su simpatía por el Canaya. “Como sabía que él era hincha de Central, me hice fanático. Después me fui encontrando gente que es hincha, amigos, y también viví un tiempo en Rosario, pero todo comienza con el Che”, afirma el Zurdo. “Soy de seguir los partidos, pero por televisión. Tengo amigos de acá de Salta que viajan siempre a ver a Central, pero a mi se me complica, por el entrenamiento y la distancia”, añade.

Barrionuevo, que hoy pelea en la categoría Welter (66,700 Kg) pero que de pibito se le animó al fútbol, reveló que después de la revancha ante Verón fue invitado por la dirigencia auriazul para presenciar un partido, en el mismísimo Gigante de Arroyito. “Será mi primera vez, me genera mucha expectativa”, admite.

Por último, se despide haciendo mención a su referente político-ideológico: “Siempre traté de investigar e interesarme por lo que hizo el Che. Me atraía la iniciativa y la personalidad. Él luchaba por los que menos tienen, y estaba en contra de quienes yo llamo los grandes gorilas”.

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