La necesidad, más que un programa u objetivos ideológicos comunes, lleva a algunos sectores del peronismo y el socialismo a lanzar un globo de ensayo que procura testear qué chances existen de conformar un frente antimacrista en la provincia. Nadie, sin embargo, convoca al único espacio que logró la unidad en la lucha: el movimiento obrero organizado.

Diversos actores de la política santafesina se han expresado a favor de conformar un frente que detenga lo que parece ser un huracán que arrasará en las próximas elecciones con inusitada fuerza, según presumen.

Si se tiene en cuenta su última performance electoral, la alianza Unión-PRO (U-PRO) ganó tanto en la provincia como en el principal distrito, Rosario, y ese es un dato insoslayable a la hora de ponderar el escenario político futuro, pero en algunos referentes pareciera que prevalece la idea de que el macrismo es poco menos que invencible.

Pero a poco de revisar los resultados de los comicios pasados en la categoría diputados nacionales, la nota destacada no es la victoria del macrismo sino el fenomenal retroceso del Frente Progresista Cívico y Social (FPCyS) en ambas jurisdicciones, donde quedó tercero, con 14, 63 y 10,48 por ciento de los votos, respectivamente, desempeño que también tuvo en la elección de concejales, en la que el FPCyS –en la ciudad de Rosario– sumó sólo el 16.32 por ciento.

En realidad, hablar de FPCyS es un eufemismo que esconde la durísima realidad que atraviesa el socialismo, el verdadero perdedor, ya que tanto en Rosario, donde –sin contar las gestiones de Héctor Cavallero– ya lleva gobernando 22 años, como en la provincia, donde ya acumula una década larga, el que gobierna entre los socios de esa alianza es el partido fundado por Guillermo Estévez Boero.

No causa extrañeza, entonces, que sea el socialismo el que primero salió a manifestarse, con dispar entusiasmo y nula uniformidad, proclive a un frente antimacrista.

Y como la necesidad tiene cara de hereje, el socio de ese frente no puede ser otro que el peronismo, el segundo espacio electoral en los comicios mencionados, pero esa fuerza tampoco recibió la iniciativa con simpatía en toda su línea.

Como actor de reparto, el radicalismo frenteprogresista salió a bancar la idea de sumar como sea para frenar a U-PRO, pero pocos tuvieron en cuenta ese posicionamiento, pese a que algunos de los fundamentos esgrimidos requieren atención, como es el caso del vicegobernador Carlos Fascendini, quien advirtió: “El justicialismo tiene premisas similares en muchos de los casos. Tienen mucha ascendencia en su territorio, no hay ningún senador que no haya ganado por menos el 50 por ciento de las elecciones a las que han sido sometidos en diversas oportunidades. Tenemos un concepto de la provincia que nos ha ido haciendo ganar afinidad”.

Clamores socialistas

Dentro del socialismo, los más entusiastas con la idea de un “relanzamiento”  del FPCyS “permitiendo” la incorporación de otros sectores parecen ser el presidente de la Cámara de Diputados provincial y ex gobernador Antonio Bonfatti; el jefe de bloque del FPCyS, Rubén Galassi; el senador por el departamento Rosario, Miguel Cappiello; el vicegobernador Carlos Fascendini, y el flamante –y único– diputado nacional del palo, Luis Contigiani.

Esos son los “cabezones”, pero también surgió un sector interno que se hace llamar “Fuerza del territorio”, constituido por lo que sería una suerte de militantes de base.

A principios de enero, en el Campamento de la Juventud Socialista, Bonfatti abrió el fuego: “Hay que construir una alternativa plural contra la derecha”.

Luego de cargar contra la administración Cambiemos –“éste es un gobierno de derecha cuya característica es quitarle derechos a la gente”–, el Pelado se despachó contra la reforma laboral y previsional, señalando que las mismas “demuestran el sentido de insensibilidad ante los jubilados, los trabajadores y los que menos tienen”.

En esa oportunidad Bonfatti nunca pronunció la palabra “peronismo”. Habló de una “alternativa plural” a nivel nacional, y no se esmeró mucho en ampliar ese concepto algo abstracto: “Es momento de empezar a trazar un proyecto inclusivo y amplio que asiente las bases de un país con valores y que contenga soluciones para los 45 millones de argentinas y argentinos”.

Sin embargo, bastó que un hombre de su estrecha confianza hablara para saber que, claramente, Bonfatti quiere abrochar un acuerdo con al menos un sector del peronismo.

Galassi, jefe de la bancada del FPCyS, en diálogo con Rosario 12, sostuvo que “hay que reconocer que hubo muchos dirigentes y muchos ciudadanos que apoyaron convencidos acciones del kirchnerismo, que son gente valiosa y que no tienen nada que ver con la corrupción escandalosa en la que han caído algunos ex funcionarios. Todas las fuerzas políticas tenemos errores y tenemos cuestiones criticables, pero hay que tener la capacidad de saber diferenciar y no poner a todos en la misma bolsa”.

El ex periodista no se quedó allí, y avanzó un casillero en el juego de la oca que conduce a las urnas en 2019: “Estoy convencido (de) que hay que construir una alternativa a Cambiemos, y hay que hacerlo en Rosario y en Santa Fe. En ese sentido, no hay que a aspirar a construir todo a imagen y semejanza de uno, sino sabiendo que hay matices y que hay diferencias pero que hay que priorizar las cuestiones que nos unan, que son la defensa del protagonismo del Estado, la educación pública, la construcción de una salud pública ejemplar”.

Al menos en el plano discursivo, el “bonfattismo” exhibe rasgos positivos, alejados del silencio casi general que ha venido mostrando el oficialismo santafesino frente a los embates del gobierno nacional contra la provincia, y a lo permeable que se presenta la administración de Miguel Lifschitz a las exigencias de Macri, en especial en torno del pacto fiscal y tributario y al tratamiento de la deuda que la Nación tiene con Santa Fe.

Precisamente, el gobernador es una de las figuras más zigzagueantes respecto de la conformación de un frente con el peronismo. En principio, y ante los primeros rumores, el mandatario sostuvo que “es tiempo de diálogo, de amplitud”, se encargó de subrayar que “no hay que tachar a nadie ni por sí ni por no”, e incluso agregó: “La Argentina está cansada de blanco y negro, hay que construir síntesis y sumar miradas”.

Sin embargo, Lifschitz salió esta semana a relativizar ese acercamiento potencial con el peronismo. En una entrevista concedida al diario El Ciudadano, sentenció: “Hoy no sirve construir un frente anti-Cambiemos”. Y en un mensaje que tiene como destinatarios tanto a peronistas como a sus camaradas de la rosa, fustigó: “Nunca nos hemos subido a cualquier colectivo para tratar de llegar más rápido”. Tal vez el problema de Lifschitz sea suponer que se trata de llegar antes y no último.

El mandatario santafesino, en un intento por orlar con argumentos su evasiva a construir un dique junto al peronismo que contenga el avance de U-PRO, se mostró agresivo, y cuando le preguntaron si considera que ampliar el FPCyS pasa por sumar al peronismo, respondió: “No, claramente el Frente Progresista ha sido históricamente una opción en Santa Fe frente al peronismo, que gobernó la provincia durante 24 años. Hemos sido oposición también al gobierno nacional del kirchnerismo. Por lo cual nosotros miramos el futuro por el parabrisas y no por el espejo retrovisor”.

Obsesionado con alcanzar la reforma constitucional, Lifschitz considera que comparte “toda idea de ampliar las bases del Frente Progresista”, pero que debe haber “un proceso de síntesis que permita salir de esa grieta entre Cambiemos y peronismo en sus distintas versiones”.

El jefe de Estado provincial es de los que creen que para frente ya está el FPCyS, y que en tal caso ampliarlo significa que quien quiera sumarse lo haga, pero nada de asociaciones ni alianzas partidarias: “Tengamos diálogo con todos los sectores políticos y que en el futuro tal vez algunos dirigentes, un sector que ha trabajado en el peronismo, puedan sumarse al Frente. Las puertas están abiertas pero de ninguna manera pensar en alianzas de partidos. Esa es mi mirada, obviamente que en el Frente puede haber distintas apreciaciones”.

Un verdadero doble corte de rostro, a propios y extraños, y sin siquiera ofrecer unas curitas, un gesto más propio de un reciente ganador de un Gran Premio de Fórmula 1 que de un piloto que llegó tercero y con el motor casi fundido.

Voces peronistas en el cielo invencible

“El peronismo en Santa Fe está en orden”, dijo Agustín Rossi, descartando un hipotético frente con el socialismo. Con sólo ocho palabras, el jefe de la bancada de diputados nacionales del Frente para la Victoria-PJ se encargó de definir qué se juega en ese intento y a quién podría beneficiar.

Pero por si a algunos les quedaran dudas de los destinatarios de su posicionamiento, el Chivo abundó: “¿No nos estarán metiendo en la interna de un partido que no es el nuestro?”. Las diferencias hacia el interior del socialismo, y la tensión entre esa fuerza y el sector del radicalismo que ya abandonó el FPCyS no son para nada ajenas, para Rossi, en la elevación del aerostático de ensayo que ese frente representa.

Si lo que querían quienes lo echaron a volar era que el peronismo santafesino mostrara dónde está parado respecto de ese tipo de alquimias, el ex ministro de Defensa no tardó en reaccionar: “Siempre voy a tratar de que al PJ santafesino, que nos costó muchísimo ordenar, no lo desacomoden ahora y que, en todo caso, la decisión a adoptar sea colectiva. Y tras cartón, opinó con contundencia: “El peronismo no es furgón de cola de ningún partido”.

El diario La Capital, que recogió los dichos del legislador nacional peronista, especuló con que el “sector del peronismo… que se muestra con cierto interés en conformar ese posible frente es el liderado por los senadores justicialistas, que en las internas del año pasado, perdió contra el rossismo”. Puede que sea así, pero lo cierto es que hasta ahora ese espacio se ha mantenido en riguroso silencio, con la excepción del jefe del bloque de senadores provinciales justicialistas, Armando Traferri, quien ya había aventurado, hace casi un año, que “el peronismo está más cerca del socialismo que del PRO”. La semana pasada, su par socialista Capiello confesó: “Yo hablo mucho con Traferri, tenemos muchas coincidencias”.

Quien no se calló ante la hipótesis de tamaña coalición transversal es el senador nacional Omar Perotti, quien además de criticar al socialismo, con el cual anticipó que no conformará una alianza electoral, dinamitó todos los puentes: «Ahí no me cuenten, en ese carnaval no voy a participar».

Foto: Manuel Costa

El ex intendente de Rafaela, en declaraciones a la radio LT28 de esa ciudad, que luego reprodujo Rosario 12, opinó: «Cada uno es dueño de pensar su estrategia, pero el socialismo tiene faltas importantes con la gente, que no se equivocó cuando lo votó; el que se equivocó es el socialismo por no darle respuestas a la gente, y eso se ve en todas partes de la provincia».

Perotti aseguró que «este globo es parte de ver cómo hacen para mostrarse atractivos o mantenerse», refiriéndose al socialismo.

Sobre el partido de la rosa, el senador nacional, además, afirmó: «El socialismo no termina de darse cuenta nunca de su mentira, no se puede engañar todo el tiempo a todo el mundo, esto de tirar globos de ensayos desde la política, de la reforma constitucional, es para que no se hable de los problemas reales que tiene la provincia, para que no se hable del aumento de la energía, de las dificultades de muchas familias, muchos pequeños empresarios y comerciantes que no saben cómo hacer frente a la factura de luz, la energía más cara del país».

Camino a 2019, Perotti planteó un armado «superador de estos años en los que perdimos enorme terreno, de un gobierno que dejó pasar los récords de recaudación provincial, con la provincia nuevamente en déficit por arriba de los 7 mil millones y habiendo tomado endeudamiento».

Con otro tono, pero en el mismo sentido, el diputado nacional del Frente para la Victoria-PJ Marcos Cleri reclamó: “Más que un nuevo espacio político, en el que dirigentes sólo buscan asegurarse un lugar en las elecciones, aquí hay que construir un programa que le resuelva los problemas a los ciudadanos”.

El legislador kirchnerista analizó que “lo que se viene discutiendo desde hace unos días atrás es cómo algunos dirigentes se mantienen o encuentran un lugar de privilegio para las elecciones en un futuro reagrupamiento. No hay que confundirse, porque esa idea es sólo para conservar el poder, un método viejo de construcción política, que le da la espalda a las necesidades del pueblo”.

Cleri, en esa línea, aseguró que “a los rosarinos y a los santafesinos poco le importan los nombres y apellidos, sino que buscan referentes que los hagan protagonistas y partícipes de un programa que defienda las políticas públicas, que garantice la salud pública, que oriente la educación y baje las probabilidades de que se cometan delitos”.

El referente peronista sostuvo que “la creación de un frente político es bienvenida, siempre y cuando se priorice, ante cualquier interés de política personal, el interés común”, y le puso algunas condiciones insoslayables: “El frente tiene que ser con los ciudadanos adentro, participando de las políticas públicas. Que cada uno de los habitantes de esta ciudad (por Rosario) y de la provincia pueda participar y discutir los temas que afectan sus vidas y la de las próximas generaciones”.

Para José Luis Pepe Berra, referente del Movimiento Evita de Santa Fe, la cuestión requiere un análisis previo: “El peronismo siempre fue frentista, por lo que presuponer la posibilidad de conformar un frente entre fuerzas nacionales, populares y democráticas no puede sorprender a nadie. Mucho menos despreciarlo”.

Sin embargo, se encargó de ponderar, “con la vista puesta en 2019”, que es necesario “ir afinando la prioridad de los objetivos. No hay posibilidad de desarrollar un proyecto provincial con crecimiento económico, equilibrado y combatiendo las desigualdades sociales cuando existe un proyecto nacional que tiende a ir fortaleciendo esas desigualdades, tanto económicas como sociales”.

Berra amplió su opinión: “En 2019 el principal objetivo al que debemos abocarnos las fuerzas políticas del movimiento nacional es a derrotar a Macri y Cambiemos. Conformar un gran y amplio frente nacional para lograr este objetivo debería ser la tarea prioritaria de la dirigencia peronista. Ahí sí cobra sentido la conformación, en espejo, de frentes provinciales que tengan por objetivo acompañar y fortalecer la estrategia nacional”.

Dicho lo anterior, el dirigente del Evita cargó duro contra algunos especuladores: “De lo contrario, estamos haciéndole el juego a algunos pícaros, a los que solo les interesa salvar su ropa o carguito provincial. Además si el peronismo santafesino entrara en esta vorágine de conformar un frente provincial sin discutir la cuestión nacional, creo que quedaríamos al borde de la posibilidad de ir a elecciones con distintas estrategias y servirle la provincia en bandeja a Cambiemos”.

Parafraseando al concejal rosarino Eduardo Toniolli, Berra remató: “Hay que ver cómo le ganamos a Macri, no a Del Sel (por poner un nombre), que en todo caso vendrá como añadidura”.

¿Y la columna vertebral?

Ni los socialistas, ni los radicales que aún se mantienen a su lado, ni el peronismo en sus distintas variantes, mencionó siquiera el rol que debería jugar en cualquier armado el movimiento obrero organizado.

No parece un dato menor, habida cuenta de la formidable experiencia de unidad que llevaron adelante el año pasado los gremios santafesinos, que en forma unánime sellaron una unidad que no se observa en el plano nacional, constituyendo el Movimiento Obrero Santafesino (MOS).

El nucleamiento nació al calor de los anuncios de Macri cuando, precisamente, luego de las elecciones de octubre pasado, lanzó los proyectos de reforma Laboral, Previsional y Tributaria.

El MOS agrupa a la CTA provincial, las regionales de la CGT de Santa Fe, San Lorenzo, Venado Tuerto, Rafaela y Reconquista, el Movimiento Sindical Rosarino, la Festram, Amsafe y la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) de Santa Fe. Afuera no quedó nadie.

La argamasa conceptual que le dio marco al MOS es más relevante incluso que el mero objetivo de esa unidad. Los gremios que la integran se comprometieron a “la defensa irrestricta de los convenios colectivos de trabajo, del sistema previsional solidario y las obras sociales de los trabajadores” y se manifestaron a favor de “una reforma tributaria equitativa donde se favorezca a los sectores sociales más vulnerables”.

Para las fuerzas políticas que se debaten entre conformar frentes, ponerle un límite al macrismo, ir solos o mal acompañados, los objetivos del MOS bien pueden representar un programa de gobierno una plataforma electoral. Solo se trata de estar en completa sintonía con esas metas, pero algunos no parecen estar siquiera a la altura de las más modestas.

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