Una caracterización equivocada de una persona, un acontecimiento, o una situación implica, intrínsecamente, cometer errores al plantear luego, como nos manejamos, individual y colectivamente, qué acciones emprendemos, o en lo teórico, la evaluación de hechos a futuro.

El discurso sobre lo ignorante, bruto o burro del Presidente de la Nación es por lo pronto un simplismo que ubica un análisis de esta persona en particular, sin tener en cuenta los sectores de clase/económicos a los que representa, su historia, contexto, contradicciones internas.

Hay un déficit propio en esta definición que en nada ayuda a poner la centralidad del problema.

Ese nivel de bueno-malo o inteligente-burro, que también se expresa en definir la gestión de funcionarios por el grado de alcohol que consumen por ejemplo, pone la discusión en un plano desacertado y hace que el debate ingrese a cuestiones que en nada ayudan, a propios y extraños, a profundizar nuestros conocimientos, nuestras prácticas o el simple relacionamiento en la comunidad donde vivimos (en cambio de discutir lo importante, arrancamos siempre por putearlo/os).

Sarmiento en su tiempo, expresaba de manera “brutal” sus ideas sobre los indios, los gauchos, los desamparados o los paraguayos, previa y durante la denominada Guerra de la Triple Alianza. Ahora te anticipan lo que van a hacer y cuando es necesario, mienten atribuyéndose méritos ahí donde hacen ajustes terribles. Es una tarea valiosa analizar discursos y acciones en estas dos etapas de referencia: pasado y presente.

Es descarnadamente así, sin vueltas. Hay una clase y sectores dentro de ella que ponen a los “hippies”, los indios, los negros, y los pobres en general en un estamento inferior y por lo tanto, habilitados para reprimirlos, matarlos y por supuesto, y antes que nada, ignorarlos.

Pero, no sólo que no son burros, sino que inteligentemente se dirigen a las personas en general con un lenguaje funcional a esos análisis, con formas y palabras sencillas, que explican o intentan explicar situaciones o actitudes descontextualizándolas, sin correlación con un pasado, sin actores sociales, políticos o económicos, los hechos “ahí solitos” carentes de articulación entre sí.

Y de esa manera, implícita o explícita (según las circunstancias que también tienen estudiadas) justifican de forma y de fondo que los Sudamericanos provenimos de Europa.

No son burros, no improvisan, tienen una estrategia y determinación para aplicarla. Cometen errores pero elaboraron un plan.

Nosotros, además de ser inteligentes, tener historia, y saber desmenuzar el contexto, ¿hemos construido una estrategia? ¿tenemos un plan?

* Miembro de la Red de Comunicadores del Mercosur

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