Ante la consigna de cómo nos encuentra el paro de mujeres, todas juntas gritamos con firmeza y alegría: ni una menos, vivas y libres nos queremos.
A nosotras, juntas en el Frente de Mujeres de la Cámpora, el paro del 8M nos encuentra más feministas que nunca. Aprendimos que serán únicamente las mujeres quienes pondremos un alto al macrismo, juntas, sororas y empoderadas nos organizaremos, saldremos a la calle, resistiremos los ajustes neoliberales y pediremos incansablemente una sociedad más justa, inclusiva e igualitaria.
El paro nos encuentra participando desde el Frente de Mujeres en procesos asamblearios con muchas otras fuerzas políticas, sindicales y sociales en el marco de un feminismo amplio, popular, y múltiple en el que cabemos todas. En esta diversidad feminista se va construyendo una nueva resistencia afectiva y transversal. Somos los movimientos feministas quienes logramos visibilizar y colocar en la agenda pública y política, lo que antes era un problema doméstico, privado.
Entendemos, junto a las reflexiones colectivas que se vienen cocinando en cada asamblea del país que el Paro internacional de mujeres no es un hecho puntual, no es sólo una acción concreta, sino que es un proceso, un devenir que abre posibilidades donde las mujeres somos las protagonistas en la vida política y pública, siendo las voces de todas y de las que hoy no tienen voz.
Desde el Frente construimos un espacio de formación para la militancia, con el objetivo de construir relaciones de mayor respeto e igualdad con los compañeros varones; y, también brindamos un servicio profesional de atención a mujeres víctimas de violencias.
En nuestra organización construimos un espacio de diversidad porque también el Paro del 8M nos encuentra marchando juntas a lesbianas, bisexuales, travestis y gays.
Es para destacar la labor de nuestra compañera la concejala Marina Magnani, que se nutre activamente de las reivindicaciones del movimiento de mujeres, por lo tanto es autora de iniciativas legislativas como la Ordenanza 9630 que establece que se difunda el protocolo de interrupciones voluntarias de embarazos, la cual, es oportuno denunciarlo, no se está implementando.
Las mujeres, por tanto, como movimiento, nos vamos constituyendo en la resistencia más sólida a la crueldad oligopatriarcal que estamos padeciendo en estos días terribles de ajustes económicos y pérdida de derechos conquistados.
No hay justicia social sin feminismo.
Somos optimistas: el sueño colectivo es invencible.
Dejá un comentario