Ya se está palpitando la masividad e intensidad del 8M, que nos encontrará en las calles haciendo visible lo invisible y expresando cómo queremos vivir. Nos paramos por las que estamos y las que nos faltan, porque queremos vivir dignamente, con igual salario a igual trabajo, porque nos queremos vivas y ya le dijimos basta a las violencias machistas, por políticas para la igualdad, para deconstruir estereotipos, por formas comunitarias del cuidado, por una vida sin imposiciones, por la Educación Sexual Integral (ESI) y la legalización del aborto. El Paro Internacional de Mujeres es ubicarnos como productoras de valor, en luchas que atraviesan lo político, económico, laboral y cotidiano.

Este 8 de marzo nos encuentra fortalecidas, convencidas de que la igualdad no es sólo cosa de mujeres, menos aún de determinadas mujeres, siendo esto uno de los principales logros del último tiempo, a partir del grito de Ni Una Menos en el mundo. El feminismo se ha convertido en un lugar más común; y sabemos que las transformaciones profundas se hacen en comunidad. Por eso nos paramos en todos los territorios.

Para seguir comprendiendo lo que está pasando, sólo basta con detenerse a escuchar el debate que se ha ido metiendo por la ventana en todos los ámbitos cotidianos. Vamos logrando traspasar los límites de los círculos militantes, liberándonos de ciertas dicotomías para desarrollar nuevas preguntas y aprendizajes desde los más variados territorios. Las voces se multiplican desde la diversidad. Cada historia, de esas que parecen vivencias singulares, se hace colectiva. Hemos aprendido que para cambiar el mundo necesitamos de todas esas historias, empoderandonos y siendo protagonistas. Nos paramos con el desafío de construir aquí y ahora la sociedad que queremos para mañana, desechando el poder-sobre, profundizando y expandiendo el poder-hacer, junto a otras y otros.

“Queremos agarrar con nuestra mano el derecho, pero agarrarlo con fuerza, para que no se escape” decían ya las compañeras en Chiapas, allá por 2009. “El futuro pasa por hacer comunidad, por recuperar un relato común y por fortalecer los vínculos”, decían por otro continente hace un tiempo. “No le pongo título, pero lo que hago es por vos, por mí, por mi hija, por todos”, expresaba el otro día una compañera en un barrio. Las luchas previas nos constituyen y se entretejen con las batallas actuales. La urgencia nos convoca y el horizonte nos organiza. La pluralidad nos fortalece y las realidades nos desafían.

El Movimiento de Mujeres ha logrado poner todo ello en común, generando movilizaciones masivas a las cuales se fue sumando gente que tiempo atrás no se reconocía en estas luchas.  Ante la desigualdad, creamos nuevas formas de vincularnos, por una sociedad sin machismos. Nos paramos para mirarnos a las ojos, con el convencimiento y la responsabilidad de estar haciendo Historia. Paramos, porque debemos reconocernos en grandes logros y a la vez seguir visibilizando y sintiendo las injusticias, empujando a que podamos sentir-pensar cómo queremos vivir. ¡Y hacerlo realidad!

Este 8 de marzo podrá evidenciar que somos muchas, distintas pero jamás distantes, porque en esta transformación no sobra nadie. Por eso es necesario que te sumes, que busques la manera de ser parte, de ser protagonista junto a miles de mujeres de todo el mundo que decimos con fuerza: Nosotras Paramos! Nos paramos porque estamos vivas, porque estamos juntas. Paramos porque tenemos la potencia colectiva para hacerlo y no nos vamos a detener hasta que el mundo sea como lo soñamos.

*Concejala de Ciudad Futura

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Un comentario

  1. pepito perez

    07/03/2018 en 13:59

    Anda a lavar los platos.

    Responder

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