Nos reconocemos hijas de una generación de mujeres luchadoras que se rebelaron contra los mandatos del patriarcado y que en lugar de permanecer en el ámbito de lo privado y criando a sus hijos, abrazaron la militancia, ocuparon el espacio público por una patria justa, libre, igualitaria y soberana. Es por ello que la dictadura genocida se ensañó doblemente con ellas, por transgredir los mandatos y revelarse contra esa relación asimétrica de poder. Fueron castigadas por ser militantes y por ser mujeres.

Nos reconocemos nietas de las Madres y las Abuelas, quienes también fueron perseguidas y señaladas por su condición de mujeres transgresoras. Nos sentimos orgullosas de continuar la lucha, ellas nos enseñaron a no ser indiferentes frente a la injusticia y la desigualdad, y que los derechos siempre se conquistan en una pelea colectiva.

Nos reconocemos hermanadas con las mujeres que decidieron y deciden salir a la calle a pelear por los derechos que son avasallados día a día, con cada mujer víctima de feminicidios, con cada mujer que muere por un aborto clandestino, que es víctima de violencia simbólica, física y psicológica, con cada mujer que percibe una salario menor por la misma labor que un varón, con cada mujer cuyas tareas son invisibilizadas a diario, con cada mujer cuya voz no es escuchada y con cada persona que es obligada a vivir una sexualidad heteronormativa.

Es por ello que nos pronunciamos contra el modelo neoliberal de este gobierno, que profundiza y exacerba las relaciones de opresión, nos condiciona y somete. Decimos basta a la violencia estatal que recae sobre nuestros cuerpos, al intento de disciplinamiento y persecución sobre dirigentes políticas y gremiales, juezas, fiscales, educadoras, trabajadoras, jubiladas, militantes, como lo que está viviendo Milagro Sala.

Basta a las políticas implementadas que han provocado la pérdida de nuestros derechos laborales y jubilatorios. La Reforma Tributaria profundiza la desigualdad entre ricos y pobres, lleva a la feminización de la pobreza y nos obliga a trabajadoras, a despedidas y a despojadas de aportes previsionales, asignaciones y pensiones a pagar el ajuste.

Basta a la discriminación diaria que sufrimos las mujeres en el ámbito público y privado y a la invisibilización de las denuncias cotidianas que nos tienen como víctimas.

Es por todo esto, que nos adherimos y convocamos al paro del 8 de marzo, así como a la marcha, porque entendemos que esta lucha es inescindible de nuestra lucha por memoria, verdad y justicia. Por ese mundo que soñaron nuestras madres, por ese mundo que soñamos día a día, el 8 ¡paramos y marchamos!
*Comunicado de la organización Hijas e Hijos por la identidad y la justicia contra el olvido y el silencio.

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