Existen once resoluciones aprobadas por la Organización de los Estados Americanos (OEA) que declararon como un asunto de interés hemisférico la causa marítima boliviana y su carácter vinculante para su cumplimiento por parte de Chile. Pero la diplomacia trasandina no está dispuesta a ceder.

“El retorno de Bolivia  al mar no sólo es posible, sino inevitable”, aseguró el presidente de la República Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, tras realizarse la ronda de alegatos de los representantes de su país y de Chile por el conflicto de la salida al mar ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya.

El presidente de Bolivia afirmó que el equipo jurídico internacional de su país demostró al mundo durante el litigio que posee “certezas incuestionables”.

En este sentido, Morales destacó que Bolivia siempre demostró que “la negociación es un poderoso instrumento que permite ayudar a solucionar controversias históricas entre estados, dialogar, negociar y finalmente entendernos”.

“Este es el espíritu del siglo XXI con el que Bolivia ingresó su caso a la Corte, templo de justicia donde los hombres y estados solucionan pacíficamente sus controversias para que reine la razón y no la fuerza”, agregó el mandatario, al tiempo que señaló que “el pueblo boliviano ha caminado y seguirá caminando su ruta hacia el mar sin cansancio y con plena fe, ya que un pueblo que permanece unido puede absolutamente todo”.

“Estamos seguros de que la solución del caso boliviano servirá de ejemplo al mundo entero para solucionar tantas otras disputas que no pueden ni deben quedar abiertas”, consideró Morales.

“El siglo XXI es un siglo de paz y de reencuentros en el que los estados están dispuestos a abandonar unilateralismos, intervencionismos y sometimientos”, aseguró el presidente de Bolivia al tiempo que agradeció al pueblo boliviano que sin excepción siguió en espíritu y mente el desarrollo de estas audiencias orales.

“Esperamos que tras haber escuchado nuestra posición, que también fue explicada al mundo entero, Chile y Bolivia nos encontremos para solucionar una controversia que nuestras próximas generaciones ya no deben tolerar”, indicó el presidente, al tiempo que volvió a  “extender a Chile la mano fraterna de Bolivia” e indicó que “este juicio, que está concluyendo, nos permita entrar en un estado de reflexión y serenamiento”.

En el marco de la etapa oral de exposición de argumentos ante la CIJ por la demanda de salida al mar por parte de Bolivia, los representantes de este país y de Chile hicieron conocer sus argumentos ante el tribunal, que luego comenzará la etapa de deliberación.

La fase más reciente del largo litigio comenzó este 19 de marzo. Primero fue el turno del país de Evo Morales, cuyos abogados alegaron ante la Corte el 19 y 20 de marzo. Luego, el 22 y 23 de marzo, fue el turno de Chile. Y el 26,  ya en la segunda ronda de alegatos, volvieron a exponer los representantes de La Paz, mientras que el miércoles 27 cerraron la etapa de alegatos los abogados trasandinos.

Este largo litigio comenzó el 24 de abril de 2013, cuando Bolivia interpuso una demanda en contra de Chile ante la CIJ. Bolivia solicitó a la CIJ que declare que Chile tiene la obligación de negociar para alcanzar un acuerdo que le otorgue un acceso plenamente soberano al Océano Pacífico. El gobierno de Morales señala que la jurisdicción de la Corte para conocer este caso se basaba en el Tratado Americano de Soluciones Pacíficas, o Pacto de Bogotá, de 1948.

Un años más tarde, Bolivia presentó su Memoria, en la que detalla que Chile se comprometió a lo largo de los años, y en forma obligatoria, a negociar un acceso soberano al mar para ese país. Aunque en ese texto La Paz no pedía expresamente la revisión del Tratado de 1904, para Chile las peticiones apuntaban a cambiar el tratado que fijaba los límites y un acceso no soberano al océano para Bolivia, mediante el derecho de libre tránsito comercial y a perpetuidad por territorio y puertos chilenos del Pacífico.

Chile interpuso una excepción preliminar pues sostuvo que la Corte no tenía competencia para conocer del caso. Un año después, la CIJ se pronunció sobre su competencia: si bien la CIJ consideró ser competente para conocer y juzgar la demanda de Bolivia, acotó su acción a la eventual existencia de una obligación de negociar y su incumplimiento por parte de Chile. En ningún caso, se pronunciaría sobre salida soberana al mar. La Corte descartó el supuesto derecho al mar de Bolivia.

En julio de 2016, Chile presentó su Contra Memoria, en la que expuso los argumentos históricos y jurídicos que demuestran que Chile nunca ha estado sujeto a obligación de negociar un acceso soberano al Océano Pacífico para Bolivia. La posición de Chile es que las diversas conversaciones que se han desarrollado a lo largo de la historia –y que Bolivia argumenta como pruebas– no significan una obligación legal, menos si ellas fracasaron por la insistencia de Bolivia de revisar el Tratado de 1904. Los precedentes que Bolivia invoca como “episodios” que demostrarían la existencia de la obligación, son en realidad intercambios diplomáticos que se explican por procesos políticos de acercamiento entre ambos Estados.

El 21 de marzo de 2017 Bolivia presentó su Réplica. Seis meses después, Chile presentó su Dúplica. El escrito insiste en que no existe ninguna obligación de negociar.

Dura posición chilena: «Bolivia se victimiza»

Según informó el diario chileno La Tercera, luego de que Bolivia finalizara sus alegatos orales en su última jornada en la CIJ de La Haya, el ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Roberto Ampuero, se refirió en duros términos a la exposición del equipo jurídico de La Paz.

“Hemos visto que, una vez más, Bolivia sigue victimizándose ante Chile, culpándolo de todos sus males, sigue distorsionando la realidad. Y, además, algo muy llamativo: sigue desconociendo los derechos humanos de los chilenos que viven en territorio soberano en el norte de Chile“, señaló el canciller.

De acuerdo al secretario de Estado, algunos de los abogados que expusieron en la Corte de las Naciones Unidas, además de exigir negociaciones para una salida soberana al Océano Pacífico, pedían territorio chileno. “Bolivia insiste en imponer sus deseos a Chile y hoy lo dijo con mucha claridad: exige lisa y llanamente territorios chilenos, que Chile ceda territorio soberano. Bolivia hoy puso acento en despojarnos de nuestros territorios soberanos, sin importarle ni el Derecho Internacional, ni el Tratado de 1904, ni la tragedia humanitaria que eso implicaría”, sostuvo el canciller.

“Ni en La Haya, ni en ninguna parte Chile acepta, ni permite que esté en juego un centímetro cuadrado de su territorio, no existen asuntos limítrofes con Bolivia. El tratado de 1904 está vigente y la soberanía de Chile no se toca”, agregó Ampuero.

El canciller chileno también criticó los argumentos de la defensa boliviana, en la que indicaron que los intercambios diplomáticos se transformaron en obligaciones jurídicas: “Lo que existe son episodios en que Chile, como todo buen vecino, ha estado dispuesto a escuchar las aspiraciones de Bolivia en el espíritu de avanzar en las relaciones bilaterales en la medida de lo posible y dentro de lo que es el respeto y el tratado de 1904”, consideró el representante de Chile.

Continuidad del reclamo boliviano

Payam Akhavan (Irán), uno de los representantes de la posición de Bolivia ante la Corte, refutó la tesis de la discontinuidad de la demanda marítima boliviana, que fue una de las banderas que levantó Chile.

En este sentido, enfatizó que los actos sucesivos de Chile reiteraron de manera continua su compromiso con la obligación de negociar un acceso soberano al mar con Bolivia, lo que mantuvo la expectativa legítima de una solución en 1920, 1923, 1950 y 1975.

Basado en las notas de 1950 y de manera puntual en el canciller chileno Horacio Walker Larraín, Akhavan indicó que Santiago “aplicó una política tradicional” con relación a Bolivia y su reclamo de volver con soberanía a las costas del océano Pacífico.

“Chile ha manifestado en diversas ocasiones e incluso en la reunión de la Liga de las Naciones (1920) su disposición a dar oído en contacto directo con Bolivia a propuestas de este país con el objetivo de satisfacer su aspiración a contar con su propia salida al océano Pacífico”, fundamentó el jurista, y agregó que “históricamente Chile estuvo dispuesta a negociar la salida de Bolivia al mar”.

Akhavan también cuestionó que Santiago haya presentado “hipótesis apocalípticas” por la petición que hace Bolivia a la Corte para que obligue a Chile a negociar un acuerdo sobre el acceso soberano al océano Pacífico, “porque (según ellos) veríamos el fin de la actividad diplomática”.

“La reivindicación de Bolivia no abre una caja de Pandora, nadie duda, como señaló el profesor (Harold) Koh (de Chile), que entre el hecho de alejarse y el hecho de verse vinculado está el enorme dominio de la diplomacia”, afirmó Akhavan.

El representante de la posición boliviana enfatizó además que “no puede ser que la práctica histórica de Bolivia y Chile, que su conducta acumulada hace más de un siglo, no tenga ningún efecto legal. No puede ser que la obligación de negociar de buena fe esté desprovista de significado respecto de una cuestión que ha sido y sigue siendo fundamental en las relaciones bilaterales”.

El jurista concluyó que la demanda boliviana se puede resumir en que “encerrada por Chile, Bolivia ha estado llamando en su propia puerta de entrada esperando que algún día su vecino honraría su promesa y le abriría esa puerta”.

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