La familia judicial sabe que no forma parte de la nueva oligarquía, pero se considera indispensable para lubricar los engranajes de ese conglomerado agro-mediático-financiero. Los últimos movimientos muestran por qué es necesaria una reforma judicial y por qué el régimen macrista quiere llegar vivo al Mundial de Rusia.

La operación distractiva que el gobierno de Mauricio Macri tenía pensado poner en funcionamiento un par de semanas antes del comienzo del Mundial de Fútbol que se desarrollará en Rusia en junio próximo, debió ser adelantada por los desastrosos resultados económicos de un plan pensado y ejecutado por predadores sin límite.

No es que la liquidación de bastante más de mil millones de dólares en marzo para frenar de algún modo la cotización de la divisa norteamericana no sea parte del juego perverso de dotar de cash a los fugadores seriales de capitales, ni que las políticas del Banco Central sean un fracaso para los beneficiarios de los indecentes intereses que pagan las Letras emitidas por la entidad (Lebac). Lo que ocurrió es que el estallido de esa burbuja se anticipó, y es necesaria una dosis de “gradualismo”, a fin de que la sangría de dólares tenga la apariencia de una hemorragia leve y no a borbotones, como cuando se abre una arteria.

La derrota estrepitosa del seleccionado argentino frente a España sirvió para que Clarín, el principal socio mediático de Macri, pueble el encabezado de su edición digital con noticias futboleras, desplazando la crisis económico-financiera y postergando, también, los coletazos de un combate puerta a puerta en los tribunales federales de Comodoro Py, que en los últimos diez días se asemeja a Stalingrado.

Se sabe lo que el agujero negro del fútbol logra atraer y fagocitar en términos de agenda informativa, pero ningún gobierno ha logrado dominar el control remoto de esa play station durante mucho tiempo más que lo que puede llevar a un festejo desvanecerse por completo.

Sin embargo, para Macri y Asociados, un mes y medio de paréntesis informativo le permitirían consolidar el saqueo de las arcas públicas, hacer pasar por el Congreso aquellas iniciativas que nadie puede presentar a la luz del día, e incluso sopesar más arbitrariedades judiciales que lleven tras las rejas a prominentes figuras del anterior gobierno.

Así las cosas, en Olivos y La Rosada preocupan los movimientos tectónicos que se desarrollan en el piso donde la Corte Suprema de Justicia realiza sus acordadas, y en especial en aquellos despachos de jueces y camaristas federales que están enviando mensajes a contrapelo del ansia oficialista.

El patetismo que derrama la inspiración poética del senador Esteban Bullrich, el feto de cartón prensado exhibido en procesión dominguera, y neonazis argentinos reivindicando “la vida por nacer” sacuden las plumas de la avaricia de las redes sociales, pero no llegan a moverle el amperímetro a millones de hogares en los que el debate se circunscribe a cómo pasar la Pascua sin un centavo en el bolsillo y con los huevos de ocasión cotizando en euros.

No alcanzan ya las isocas arrojadas en el anzuelo de Jaime Durán Barba, o en tal caso sólo son insumos en la realidad virtual de Facebook o Twitter, pero el fútbol… Ah, el fútbol es otra cosa. Y la corrupción también ayuda, así que salieron a relucir los canjes de pasajes por papota. Todo sea por olvidar los malos tragos que acarrea el episodio 2 de “Venimos a llevarnos todo”, aquel filme estrenado el 24 de marzo de 1976.

Hechos que se precisa enmascarar

El miércoles, Clarín informó –bien por debajo del gran debate sobre el “desastre” de la Selección frente a España– acerca de la quita de subsidios, titulando: “El Gobierno anuncia las nuevas tarifas de gas: el aumento llegaría al 40%”. Un día antes del comienzo efectivo de la Semana Santa, el ministro de Energía Juan José Aranguren presentó el nuevo sablazo.

Más abajo, el diario de Héctor Magnetto señala en otro título: “La inflación de marzo será alta y es difícil que afloje en abril”. Pegadito, otra noticia bomba: “Cómo es la agenda de los aumentos que vienen, servicio por servicio”, y en la bajada, otra puñalada: “Transporte en abril y agua en mayo son los próximos aumentos. Luz y gas volverán en la segunda mitad del año”.

La Nación, menos propensa a mostrarse como ariete bobo de las necesidades de sus socios, el miércoles coronó su portada digital con un notición para quienes quieren reducir el Estado a una oficina de subsidios agropecuarios: “Lanzan un plan de retiros voluntarios para reducir la planta del Estado”. Pero tampoco la pavada. Al lado, con foto de un DT con semblante preocupado, se lee: “Autocrítica, cena muda e insomnio: la intimidad después de una goleada lapidaria”. Cerrando la primera línea informativa, el diario de los Mitre aviva a giles: “Radares en rutas: cómo saber si una multa por exceso de velocidad es legal”.

A las notas editoriales que intentaban socavar cualquier logro del gobierno de Néstor y Cristina Kirchner con cartuchos de dinamita corrupta, hoy las reemplaza un combo de opiniones muy sesudas en torno de las chances de la Argentina en Rusia 2018. Se suceden títulos como éstos: “Sin Messi, no hay paraíso ni aspiraciones: el seleccionado pasa a ser un equipo del montón”; “De la arrogancia a una alarmante fragilidad”; “Tras el cachetazo en Madrid, Messi regresó a Barcelona con la peor cara”, y “El uno por uno con calificaciones en el subsuelo: siete jugadores con tres puntos”.

Lo que debía comenzar dos semanas antes del Mundial, en mayo, debe ser puesto en carrera antes de que finalice marzo, un indicador que exhibe más que cualquier encuesta la necesidad del Gobierno de tapar como sea la debacle social que está cocinando a fuego máximo con su angurriento plan económico.

El monumental cono de silencio montado por los medios hegemónicos para disimular esos descalabros no repara en generar lo que puede verse a primera vista como fuego amigo, alterando los nervios de Elisa Carrió, quien desde que posó sus asentaderas en la banca de diputada nacional no para de hacerse de billetes del Banco Central a cambio de billetes emitidos por Aerolíneas Argentinas para ser usados por legisladores.

“No llego a pagar la tarjeta”, dice Néstor Pitrola, diputado nacional trotskista, que le dijo Lilita para justificar los centenares de miles de pesos que embolsó a cambio de los pasajes de cabotaje que no usa. Los vuelos internacionales a Punta de Este o Miami muchas veces son financiados por amigas y amigos que bancan sus viajes, así que Elisa viaja sin el estrés de otros pasajeros.

Infobae, un medio que sabe –y mucho– de operaciones lanza humo, es el que “reveló” el “caso del canje de pasajes”, y sigue en esa cruzada: “El diputado de Cambiemos Fernando Iglesias, uno de los que asumió su banca el 10 de diciembre y ya antes de que terminara el año había canjeado pasajes por 28.000 pesos, anunció que donó al Hospital de Pediatría Garrahan los 105.300 que cobró por esta vía entre diciembre, enero y febrero”.

El crápula provocador se tomó el trabajo de mostrar los recibos de esas donaciones, que en modo alguno justifican el canje, sobre todo porque si quiere hacer beneficencia que la haga “con la suya”, como dicen en los foros de opinión los primates que despotrican contra “los políticos”, “los gremialistas”, que presuntamente se enriquecerían “con la de ellos”.

Por fuera de esa humareda berreta, se suceden los despidos, como en la línea Belgrano Norte, que cumple el servicio entre Villa Rosa y Retiro. También crece la informalidad laboral, que llegó al 34,6 por ciento: La canasta de consumo básico subió 3,3 por ciento en febrero, ya acumula 5,2 en el bimestre, y amenaza con comerse la mitad o más del techo del 15 por ciento que impone Macri a las paritarias cuando se conozca el índice trimestral con el aporte de marzo.

No obstante, que en el régimen macrista aún no se haya manifestado una crisis de proporciones no se explica exclusivamente en el blindaje mediático, sino también en la modorra de la que no reacciona la oposición y buena parte de la dirigencia del movimiento obrero. Y acaso esa duermevela tenga todavía más incidencia en la relativa tranquilidad oficial que la distracción provista por el dispositivo mediático.

Justicia injusta vs Injusticia legítima

Diferentes fallos y acuerdos en las altas esferas judiciales dejaron la sensación epidérmica de que existen sectores que parecen enfrentados en el seno de la familia judicial, en especial el fuero federal, y achicando más el foco, en los tribunales de Comodoro Py.

La inusual reprimenda de la Corte Suprema de Justicia a los tribunales formados para sentenciar a CFK y a los miembros de su gabinete que están procesados; el fallo de la Cámara Federal que dejó libres a Cristóbal López y Fabián De Sousa, y los saltos de trapecista eximio del fiscal Germán Moldes para mandar a investigar a Macri un día, y 24 horas después pedir la detención del ex Afip Ricardo Echegaray y los liberados por Ballestero y Farah hablan de un magma que no tiende a solidificar, pero tampoco de un conato de rebelión contra el Gobierno.

El multioperador Eduardo van der Kooy, en un artículo titulado “«¿Qué está pasando conmigo?», pregunta Ricardo Lorenzetti”, postula que el titular de la Corte “asoma en medio de varios fuegos”.

La preocupación del ministro rafaelino no se centraría, según el operador de Magnetto, en el “funcionamiento de la Corte Suprema que preside. Tiene allí años de manejos difíciles y experiencia”.

Van der Kooy especula con que de todos esos fuegos, a Lorenzetti le preocupa “la difusión de escuchas telefónicas en causas que se han cerrado o siguen en curso”.

Las vergonzosas filtraciones, naturalizadas por el perverso dispositivo mediático oficialista, tienen desde la llegada del macrismo, un mecanismo pergeñado para realizar espionaje interno, uno de los tópicos favoritos del Presidente.

Las escuchas las ejecuta la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), que conduce el sospechado de recibir coimas de Odebrecht, Gustavo Arribas. Pero antes de que la inteligencia macrista se disponga a pinchar teléfonos, debe existir una orden judicial, que surge de la Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado, Oficina de Captación de Comunicaciones, integrada por Martín Irurzun, Javier Leal de Estrada y Juan Tomás Rodríguez Ponte. Ese organismo depende directamente de la Corte Suprema.

El escriba de Clarín recordó por qué las escuchas ahora están bajo esa órbita: “Fue una jugada que hizo en su momento Mauricio Macri para restarle poder a la ahora ex procuradora general, Alejandra Gils Carbó”. Sin condicional, sin especulaciones, “una jugada”.

Van der Kooy reconoció que “el cambio de la jurisdicción no mejoró las cosas. Persiste el descontrol sobre las escuchas y su divulgación. Poco ha mejorado, en ese campo, desde que Cambiemos desplazó al kirchnerismo del poder”.

Pero lo que en verdad está en juego es quién pagará el festín de grabaciones donde CFK trata de “pelotudo” a Oscar Parrilli, entre muchas charlas insustanciales para las causas judiciales que las justificarían. Hasta el momento, fuera del regocijo de Luis Majul y otros voyeurs del periodismo letrina, los audios no aportaron prueba alguna que esclarezca la responsabilidad penal de una y otro protagonistas de los dialoguitos telefónicos.

El macrismo tendría mucho que perder si rueda la cabeza de Arribas a causa de las filtraciones de las escuchas. Tal vez es por esa razón que le hicieron saber a Lorenzetti que las cabezas que corren riesgo son dos, y que detrás de sus decapitaciones está nada menos que la canjista de pasajes aéreos Elisa Carrió, vieja enemiga de ambos.

Tal vez quien mejor describe la situación que viven las estrellas de esa telenovela es el periodista Raúl Kollmann, quien publicó en Página|12 su impresión sobre el tema: “En un paso de comedia, la Corte Suprema, la oficina encargada de las escuchas, el juez Lijo y la AFI buscaron quitarse su responsabilidad por la difusión de las escuchas que involucran a Cristina Kirchner”. Un juego del Gran Bonete que promete ponerse más picante a medida que las ratas vean el ángulo de escora del Titanic.

Lo cierto es que entre el fútbol, la danza de causas anti K, las escuchas ilegales y otros insumos, se va llenando la grilla de temas con que el régimen macrista pretende llegar con ciertas chances de vencer en las presidenciales de 2019 y extender el saqueo por un período más. Como nunca, está en manos del peronismo no persistir en su estado catatónico y enfrentar a la nueva oligarquía en todos los frentes: electoralmente, en las fábricas, en el Congreso, pero fundamentalmente en las calles.

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