Lenin Moreno está deshaciendo todo lo realizado por Rafael Correa en Ecuador. La gestión giró a la derecha. La protección brindada al fundador de WikiLeaks no es la excepción. Le llegó la censura y peligra su protección ante las ávidas garras de la CIA.

En lo que constituye una batalla más de la lucha por el dominio del ciberespacio, el gobierno de Ecuador, sumiso a las grandes corporaciones, los imperios y los poderes fácticos, limitó la comunicación con el exterior a Julian Assange, el ciberactivista y fundador de WikiLeaks que se encuentra confinado en la embajada ecuatoriana en Londres desde 2012, refugiado y a salvo de la CIA y los servicios secretos británicos, entre otros asesinos globales que quiere clavarles sus garras por haber difundido secretos que los incriminan.

Ya no está Rafael Correa en Ecuador. Soplan otros vientos. Todo viró a la derecha. La Revolución Ciudadana está siendo prolijamente deconstruida y convertida en una gestión de derecha en manos de Moreno. Y la protección a Assange no podía ser la excepción. El ciberactivista ya no está tan seguro, ni es tan libre. Ahora tiene mordaza. Fue censurado por el gobierno de Ecuador, tras opinar sobre la detención de Carles Puigdemont y sobre la expulsión de diplomáticos rusos. Su protección pende de un hilo.

En un comunicado, el gobierno ecuatoriano advirtió además que podría adoptar “nuevas medidas ante el incumplimiento del compromiso’’ de Assange de no inmiscuirse en temas relacionados con asuntos internos de otros países.

“La medida fue adoptada ante el incumplimiento por parte de Assange del compromiso escrito que asumió con el gobierno a finales de 2017, por el que se obligaba a no emitir mensajes que supusieran una injerencia en relación a otros Estados’’, señala el texto que forma parte de una serie de llamados de atención del gobierno de Moreno.

La pregunta es si esas reprimendas son el principio del fin de la protección diplomática que Ecuador brinda a Assange en la embajada de este país en Londres.

Ecuador no ofreció detalles sobre qué tipo de comunicaciones le fueron cortadas, ni de qué manera Assange incumplió el mencionado acuerdo de no opinar públicamente sobre asuntos de política exterior.

Pero está claro que la medida fue anunciada luego de que el fundador de WikiLeaks opinó el lunes 2 de abril, a través de Twitter, sobre la expulsión coordinada de diplomáticos rusos por los países occidentales.

El martes 3, el secretario de Estado para Asuntos exteriores británico, Alan Duncan, declaró en la Cámara de los Comunes que “es muy lamentable que Julian Assange se quede en la embajada de Ecuador”.

Y luego agregó, adjetivando sin mucha diplomacia y dejando en claro que no tiene al ciberactivista en gran estima: “Es hora de que ese miserable gusanito salga de la embajada y que se entregue a la justicia”.  

La opinión de Assange que molestó al gobierno de Ecuador fue la comparación que hizo de la detención del dirigente independentista catalán Carles Puigdemont, el pasado domingo en Alemania, con la de Lluís Companys por la Gestapo en 1940, para su posterior extradición a España y fusilamiento por el régimen franquista: “Alemania tiene su primer preso político”, escribió el fundador de WikiLeaks a través de Twitter.

Asimismo, el activista fustigó la decisión del gobierno británico de expulsar a diplomáticos de Moscú en respuesta al envenenamiento del doble espía ruso Serguéi Skripal. “A pesar de que es razonable que Theresa May (primera ministra británica) piense que el Estado ruso es el primer sospechoso, hasta ahora las pruebas son circunstanciales”, señaló, azuzando a las autoridades británicas.

“El comportamiento del fundador de Wikileaks, con sus mensajes en redes sociales, pone en riesgo las buenas relaciones que el país mantiene con el Reino Unido y la Unión Europea”, aseguró el Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana ecuatoriano en un comunicado publicado en su página web, sin ocultar su temor de malquistarse con los británicos por culpa del ciberactivista australiano.

“Por todo ello, para prevenir potenciales perjuicios, la embajada en Londres interrumpió este 27 de marzo las comunicaciones al exterior a las que tiene acceso Assange”, agregó el funcionario ecuatoriano, dispuesto a hacer buena letra con el Reino Unido.

Por su parte, la ministra de Relaciones Exteriores de Ecuador, María Fernanda Espinosa, se refirió a la decisión y explicó que Assange “no cumplió un acuerdo que él mismo firmó de silencio y de no intervención en temas internos de otros Estados”.

“Violó el compromiso, por lo que hemos procedido a cortarle el acceso a las comunicaciones”, agregó Espinosa en un acto público en Quito.

Espinosa anunció además que una delegación del gobierno ecuatoriano se reunirá  “la próxima semana” en Londres con el equipo de abogados de Assange para “explorar cuáles son las alternativas” que quedan para que pueda salir de la embajada.

Campaña de firmas contra la censura de Assange

El músico inglés Brian Eno, la diseñadora británica Vivienne Westwood y el exministro griego Yanis Varoufakis pidieron que Ecuador levante las restricciones impuestas a Assange en la embajada ecuatoriana en Londres.

En una carta remitida al presidente Moreno, los firmantes, entre los que también está la actriz estadounidense Pamela Anderson, piden ayuda para que quienes defienden los derechos humanos soliciten al Gobierno que levante la prohibición impuesta.

“No se trata esto solo de mostrar apoyo y solidaridad. Pedimos a todos aquellos a quienes les importan los derechos humanos que pidan al Gobierno de Ecuador que siga defendiendo los derechos del activista”, al que califican de hombre con “coraje”, dice la misiva.

“Si no hay libertad de expresión para Julian Assange, no hay libertad de expresión para ninguno de nosotros”, agrega la nota, que ha sido firmada por unas 20 mil personas.

La nota se suma a una carta abierta firmada por intelectuales de distintos países a poco de conocerse la restricción impuesta al fundador de Wikileaks. “Si alguien ha contribuido a documentar los circuitos ocultos de la intervención de la CIA, el Pentágono y el Estado norteamericano en la vida de las personas y de los otros estados, ese es Julian Assange. Su trabajo en WikiLeaks es invaluable para todos quienes comparten la lucha por la democracia y la autodeterminación,” señala la carta, firmada, entre otros, por el fraile dominico brasilero Frai Betto, la ex embajadora argentina Alicia Castro y el economista español Juan Carlos Monedero.  

“Después de un encierro de casi ya seis años en la Embajada de Ecuador en Londres, en calidad de asilado; después de que se le ha otorgado la ciudadanía ecuatoriana, hoy el gobierno de Ecuador sorpresivamente ha decidido cortarle el acceso a Internet y a todo tipo de comunicación con el exterior, colocándolo en una especie de «celda de castigo» por haber enviado un tuit incómodo. La seguridad, integridad, salud mental y derechos políticos de Assange están siendo vulnerados. Llamamos al gobierno de Ecuador a restablecer las condiciones de su asilado, y ahora también ciudadano Julian Assange, y a seguir insistiendo en la posibilidad de su traslado a Ecuador, para que pueda nuevamente vivir en libertad”, señala la carta.

“Consideramos a Julian Assange ciudadano del mundo y un emblema de la lucha por la democracia. Esos mismos valores que el Estado ecuatoriano reconoció en el momento de concederle el asilo. Hoy Julian Assange está en peligro y con él también la libertad de información, expresión y autodeterminación”, advierte la carta, que también lleva la firma del sociólogo argentino Atilio Borón y la ex senadora colombiana Piedad Córdoba.

“Tememos que se avance hasta la cancelación del asilo o medidas similares. La decisión tomada por el gobierno de Ecuador lo ha puesto en riesgo. La integridad y la vida de este insustituible luchador por la libertad está en sus manos”, señala la misiva.

El pasado febrero, una jueza británica decidió mantener en vigor la orden de detención que pesa sobre Assange, quien sería detenido si sale de la embajada, aunque Suecia retiró el año pasado la orden de extradición que había dictado para cuestionarle sobre presuntos delitos sexuales.

Assange, refugiado en la embajada ecuatoriana desde 2012, no quiere ser detenido en el Reino Unido ante el temor a ser extraditado a EEUU, donde cree que pueda ser condenado por filtrar miles de documentos y cables diplomáticos a través de WikiLeaks, mediante los cuales ventiló graves crímenes cometidos por las autoridades de ese país.

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