Chamba.coop es un una ventana internacional al universo de las cooperativas. Con un fuerte anclaje latinoamericano, el portal de internet releva, analiza, documenta y difunde experiencias de todo el orbe, cuyo punto en común es que sean proyectos productivos, de distribución o consumo, donde no haya patrones ni explotación. Al ingresar a la página, lectores y lectoras podrán encontrarse con el registro de legislaciones de diferentes países, experiencias mexicanas, londinenses, vascas o argentinas, un verdadero “mapa mundial de contenidos sobre trabajo liberador, autogestión y economías solidarias”, tal cual lo definen sus creadores: el venezolano Ejército Comunicacional de Liberación (ECL).

Eduardo Febres, quien hizo las veces de vocero del Ejército Comunicacional de Liberación.

El ECL es una cooperativa de contenidos fundada en Caracas en 2009 con el objetivo de “desarrollar dispositivos imaginarios que contribuyan a procesos de empoderamiento colectivo”. Uno de sus voceros, el escritor, periodista y docente Eduardo Febres, explicó a El Eslabón de qué se trata Chamba.coop, palabra que en Venezuela, como en buena parte de hispanoamérica, significa laburo, changa, trabajo. “El proyecto está pensado como una aplicación, como una ventana o como un portal con contenidos siempre verdes, que no está enfocados con el criterio de noticia, que apuntan más a dar cuenta de registros, reflexiones, leyes, historias, es decir contenidos que siguen teniendo vigencia a lo largo del tiempo”, refirió el integrante de ECL.

Con una reflexión profunda sobre el contexto económico mundial, Febres puntualizó que la iniciativa “surge a partir de un problema que nos toca a todos en el mundo de distintas maneras, y en Venezuela de una forma particular: la crisis de un modo de producción”. “En los países del norte occidental más industrializados, los poseedores de la hegemonía mundial, esto se manifiesta como un problema tecnológico, una curva de avance de la tecnología que a menos que ocurra un cataclismo natural o bélico, está destinado a sustituir cientos y miles de millones de trabajos”, remarcó el periodista.

Para Febres ese cambio de paradigma trae consigo “una ola de precarización”, que paradójicamente asume la bandera de lo que han llamado “economía colaborativa”, y que calificó como un modelo de “producción de valor que se basa en utilizar las tecnologías que sirven para compartir contenidos, bienes y servicios, productos, con herramientas como Facebook o Uber”.

En San Martín, Caracas, Chamba.coop realizó un evento para divulgar la alternativa de la «socioproductividad».

“Son tecnologías que apuntan al «trabaje desde su casa», y que implican la renuncia a todos los derechos laborales adquiridos, y que algunos teóricos llaman «tecnofeudalismo», en el que tú estás tributando a una megaplataforma renunciando a la capacidad de organización, aquella del modelo fordista, del trabajo asalariado, de la fábrica”, apuntó el vocero de Chamba.coop. Y abundó: “Aquel sistema del trabajo asalariado, que desde el marxismo se analizó como una potencia, ahora con los trabajadores atomizados y desperdigados, entra en crisis”.

“Entonces –continuó el cooperativista–, comenzamos a hacer este trabajo de enlazar y establecer una serie de sentidos de lo que ha sido nuestra experiencia, con la de los consejos comunales y las comunas, con la experiencia de otras partes del mundo, y un poco así se gestó este proyecto de Chamba.coop”.

Febres habló de la compleja situación que vive su país, y señaló que “en un movimiento cooperativo muy abundante que hubo en Venezuela, no muchas experiencias se han mantenido en el tiempo y afortunadamente el Ejército Comunicacional de Liberación es una de ellas”.

Captura de pantalla de Chamba.coop

“Chamba es un proyecto en formación, que apunta a insertar en series de sentido las múltiples fuentes de recursos, registros y experiencias que dan forma a esta tradición que es centenaria”, destacó Eduardo Febres. “La actividad es incluso milenaria, ya que hemos publicado también crónicas sobre el modo de producción Aymara, que tiene muchísimo más tiempo que esta forma como moderna e inserta en el capitalismo que es el cooperativismo”, reseñó.

Según el cooperativista venezolano la economía social “se va perfilando como alternativa casi única” o “como la única forma de organizarse como trabajadores en un mundo que está destinado a ser un mundo sin salario y sin empleo”.

“Ante un mundo sin salario y sin empleo, la mejor opción, o la menos mala, es la economía solidaria y la organización lo más colectiva posible para la producción de valor, y en función de eso generar autonomía e independencia”, amplió Febres. “Es un poco a contracorriente de lo que propone la economía colaborativa, que es hacernos cada vez más dependientes de plataformas centralizadas y privativas”, subrayó.

Sobre las dificultades que enfrenta el mundo en general, pero en particular Venezuela, el periodista y escritor postuló: “Tanto las cooperativas, como las comunas productivas –experiencias promovidas desde el Estado–, no escapamos a la profunda crisis económica que se está viviendo en el país, pero una de las cuestiones que han demostrado es su capacidad mucho mayor de resistencia para enfrentar la crisis”.

“En ese sentido –siguió– se han generado muchas cooperativas de consumo, y en Chamba.coop, lo que hacemos es enlazar estas experiencias singulares de Venezuela, con otras más convencionales del cooperativismo. Con Chamba.coop lo que queremos es lograr un espacio de confluencia, algo que también pretendemos hacer internacionalmente”.

Tras referirse al relevamiento que hace Chamba.coop sobre las políticas públicas implementadas para las cooperativas en distintas partes del mundo, Febres observó que “el cooperativismo suele tener rechazo de los gobiernos conservadores y apoyo de los gobiernos progresistas”.

El referente del ECL señaló que en su país la economía social se ha incorporado a rango constitucional, y consideró que “los Estados deben ofrecer oportunidades e impulsar al cooperativismo como modelo estratégico para la superación de la pobreza y para salvarnos de la enorme crisis en la que está sumiéndose el planeta”. Y concluyó: “Pero más allá de las buenas intenciones de algunos gobiernos de la latinoamérica o el Alba, esta es una lucha que requiere constancia, sumarnos, juntarnos para hacernos más fuertes y más poderosos”.

Fuente: El Eslabón

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