La Corte Suprema limitó el poder del juez Sergio Moro y por primera vez reconoció las arbitrariedades cometidas contra el líder. Menos impunidad para el magistrado que proscribió al ex mandatario y una posibilidad, aunque todavía muy remota, de que se haga Justicia.

La resistencia sigue firme en las calles de Brasil y se preparan actos masivos para los próximos días. Igualmente firme permanece la idea de que sea Lula el candidato para las elecciones presidenciales de octubre. Además, tras tantas malas noticias para el campo popular, llegó un respiro: la Corte Suprema de Justicia limitó el poder del juez estrella y obsesivo perseguidor de Lula, Sergio Moro.

La dirección nacional del Partido de los Trabajadores (PT) reiteró su decisión sobre la candidatura presidencial de Lula y anunció que el próximo 28 de julio se lanzará oficialmente. “No se podrá hacer justicia en Brasil en tanto el proceso de Lula no sea revisado y anulado por las ilegalidades, arbitrariedades, manipulaciones y cercenamiento de la defensa de las que ha sido víctima en primera y segunda instancia”, explicó el PT y convocó a dos actos masivos en mayo, uno en el Nordeste y otro en San Pablo, para continuar la lucha y exigir la libertad de Lula.

Además, el PT definió fortalecer la presencia de militantes en los campamentos frente a la prisión de Curitiba, donde está preso el ex presidente desde el 7 de abril pasado, tras ser condenado a 12 años de prisión y un mes por corrupción pasiva y lavado de dinero en el marco de la causa Lava Jato, y luego de que la Justicia rechazara una serie de pedidos de hábeas corpus de sus abogados defensores, que siguen dando pelea ante los estrados judiciales.

Un corte a Moro

La Corte Suprema de Brasil acotó las facultades del juez Sergio Moro al quitarle las causas derivadas de la delación de los ejecutivos de la empresa constructora Odebrecht contra el ex presidente.

La sala segunda del Supremo Tribunal Federal (STF), que equivale a la Corte Suprema de Justicia, decidió, en una votación que arrojó un resultado de tres votos contra dos, enviar a la justicia ordinaria de San Pablo dos causas: la delación de Odebrecht sobre reformas en el Instituto Lula y en una quinta en la localidad de Atibaia.

Moro estaba autorizado por la cámara de Porto Alegre, la misma que confirmó y aumentó la condena a Lula, a centralizar el caso Petrolao (que investiga la corrupción en Petrobrás) y la delación de Odebrecht, con lo cual concentraba un enorme poder y una gran capacidad de daño contra el líder.

Esa autorización le otorgaba, además, poderes extraordinarios de jurisdicción. Pero ahora la Corte lo bajó del caballo y adhirió a la postura que las defensas esgrimían: que la Fiscalía de Curitiba, corazón de la Operación Lava Jato, vinculaba todas las causas a desvíos en Petrobras para poder mantener el control de los expedientes.

La decisión de la Corte impactó fuerte en el conglomerado de actores sociales que quiere a Lula preso. Alteró profundamente la agenda política, lo que fue reflejado con inocultable preocupación por la prensa hegemónica al servicio de los poderes fácticos. Y además, obviamente, se expresaron los mercados.

En la prensa corporativa sonaron las alarmas: “El Supremo le impone una derrota a Moro en las causas contra Lula”, tituló el diario Estado de San Pablo. Y el dólar volvió a superar la barrera de los 3,5 reales.

Pero además del fallo de la Corte, otra pieza se movió en el tablero. Y llegó a manos de la presidenta del Supremo Tribunal, Carmen Lúcia Antunes, quien tiene en sus manos el futuro de Lula. Antunes recibió del juez supremo Marco Aurelio Mello un pedido para declarar inconstitucional la jurisprudencia de 2016 que permite a los tribunales detener a condenados con fallos de segunda instancia, como es el caso de Lula.

“Ella decidirá el mejor momento para tratar el tema. La pelota está del campo de ella”, dijo el ministro Mello. El magistrado es partidario de eliminar la jurisprudencia elaborada por la Operación Lava Jato y retornar a la Constitución, que indica que nadie puede estar preso sin agotar las instancias procesales.

Antunes ha reiterado que no tiene intenciones de llamar a una votación sobre el asunto. Según Mello, podría tener un resultado de 6 a 5 para eliminar la jurisprudencia.

Según informó Página 12, el ministro ya anticipó que no llevará a la mesa del Supremo Tribunal la cuestión para evitar entrar en conflicto con Antunes, cuyo voto a inicios de abril permitió el rechazo de un hábeas corpus de Lula y la ejecución de la condena a 12 años y un mes de prisión del ex mandatario. Sin embargo, si la presidenta del STF insiste en no tratar el tema, Mello puede recurrir a la llamada cuestión de orden, que se utiliza cuando un ministro pretende que el plenario analice un tema. Aunque no es común el que un ministro desafíe la voluntad del presidente del STF sobre los temas que deben ser tratados, varias cuestiones de orden ya han sido suscitadas en la historia de la Corte, informó el medio brasileño Carta Capital.

La misma sala segunda deberá, además, decidir sobre un reclamo para anular la prisión del ex mandatario. El pedido sostiene que el juez Moro ejecutó la orden de detención de Lula antes de que se cumplieran los debidos pasos procesales en la cámara de apelaciones de Porto Alegre, el tribunal que confirmó la sentencia y amplió los años de pena. Eso comenzará a tratarse a partir del 3 de mayo y podrá significar la liberación de Lula, aunque no hay plazos de vencimiento.

El PT celebra la decisión de la corte

“Es una buena noticia, por supuesto, el Supremo tomó una decisión correcta, y está confirmando lo que planteó la defensa del presidente Lula sobre las arbitrariedades de Moro que van contra lo establecido por la ley, creemos que esto puede abrir el camino para anular todos los procesos”, consideró la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann.

“Lula es un preso político, el PT no tiene Plan B, el presidente Lula será candidato dentro o fuera de la cárcel”, aseguró la dirigente.

“No sabemos si esta decisión del Supremo significará que el presidente (Lula) recuperará la libertad en el corto plazo, en Brasil la justicia es muy rápida para condenar a Lula pero no lo es para liberarlo”, agregó la presidenta del PT.

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