Desde la Asociación Rosarina de Estudios Culturales, Daniela Morales Scrinzi y un grupo de usuarios y profesionales de la salud, reivindican el uso terapéutico de la planta, y exigen la plena aplicación de la ley de cannabis medicinal recortada por el gobierno nacional

Como parte de la movida que anualmente protagonizan miles de usuarios en todo el planeta, visibilizando el Día Mundial de la Marihuana, la Asociación Rosarina de Estudios Culturales (Arec), que reúne a usuarios, cultivadores y especialistas en la materia, continúa bregando por un marco regulatorio acorde que contemple el uso y los estudios en torno a la sustancia que sufre la prohibición desde hace décadas. Como sostienen hace años desde Arec, el nuevo paradigma al que deberíamos arribar conlleva genuinas políticas en detrimento del narcotráfico, respeta el derecho de los usuarios al uso recreativo, y fomenta el desarrollo y los estudios científicos en derredor del cultivo de cannabis.

En diálogo con este periódico, Daniela Morales Scrinzi, que participa de Arec desde el año 2008 y es integrante de la comisión directiva, reafirmó que las demandas que se harán carne en la movilización que este sábado 5 de mayo tendrá como protagonista a miles de rosarinas y rosarinos “son las de siempre, en el sentido que queremos una nueva ley de drogas”. “Queremos que se regule el cannabis urgentemente porque hay una gran cantidad de usuarios recreativos que viene luchando desde hace años, y que de un tiempo a esta parte, se sumaron nuevos actores que son los usuarios terapéuticos, y sus familiares. El mundo del consumo de cannabis es algo que siempre se está ampliando –aseguró– porque se usa la misma materia prima: algunos la fumamos y otros toman el aceite”.

Scrinzi, que tiene 33 años y es acompañante terapéutica, explica que la Ley 27350 de Cannabis Medicinal, votada por unanimidad por legisladores nacionales en 2017, en el Congreso de la Nación, no tiene plena vigencia por pura responsabilidad del Ejecutivo nacional, que reglamentó sólo 3 de los 12 artículos que la constituyen como tal.

Sostenido por numerosos estudios científico-médicos y por la experiencia de miles de usuarios, el uso medicinal del cannabis impacta satisfactoriamente en el tratamiento de enfermedades como parkinson, epilepsia, glaucoma ocular, VIH Sida, y cáncer, entre otros.

“Nosotros participamos del debate de la ley y estábamos muy contentos de las cosas que se aprobaron en su momento, pero muchas de ellas no se reglamentaron. Se dejaron afuera artículos como el que contempla el autocultivo como una forma democrática de acceso a la planta. Por otra parte, el gobierno cierra un negocio millonario con una empresa estadounidense que importa el aceite Charlotte, que inclusive no termina siendo un fármaco sino un suplemento dietario. En el caso, sólo ingresa para cuadros de epilepsia refractaria. Entonces, sigue siendo muy corta la ley, no llega a abarcar lo que necesitamos”. se lamentó.

Por otro lado, según informes periodísticos recientes, tanto el INTI como el Conicet, organismos indicados por la ley para producir la planta desde el estado, no han recibido todavía ni el pedido ni el presupuesto para comenzar a desarrollar el cultivo. Y hasta pudo saberse que los espacios de cultivos pasarían a ser responsabilidad no del ministerio de Salud sino de la cartera de Seguridad. A estos mamarrachos se le suman los engorrosos trámites de registro de usuarios que tendría la venia para cultivar, algo que también prevé la ley pero que al momento sufre un cono de sombras. Uno de los requisitos para los usuarios del interior es viajar obligatoriamente a Buenos Aires para hacer los papeles.

En el caso del uso medicinal, el dolor no puede esperar. Daniela describe un escenario más oscuro e ilegal como consecuencia de la aplicación incompleta de la ley de cannabis medicinal. “Mucha gente está comprando aceite en internet, y la mayoría no tiene cannabis o está muy diluido. Se paga entre 3000 y 4000 pesos un gotero de 20 cc, nos parece un abuso y un aprovechamiento de la gente que está a la búsqueda de aliviar síntomas y se ve doblemente vulnerada”.

Infórmese y luche

Ante esta coyuntura, la Asociación Rosarina de Estudios Culturales viene generando espacios de articulación con la sociedad, intercambiando material con otras organizaciones en el mundo, informando a la población a través de su página web: arec.com.ar; y realizando actividades académicas como la que sostienen hace dos años en la Facultad de Bioquímica de Rosario, una experiencia novedosa en el país, y que se extendió el año pasado a la Universidad de La Plata. También, como cuenta Daniela, abrieron un consultorio médico donde echan claridad sobre las cuestiones legales y ponen en contexto al paciente. “No es sólo conseguir el aceite –afirma–, es tomar conciencia de que hay alguien que está cultivando. Que ese alguien se está arriesgando. El tema del cultivo tiene que ser defendido por todos, más allá de cómo accedan o no al mismo, esa creo que es la bandera principal, poder cultivar. Nosotros tratamos de orientarlos para que los pacientes no compren aceite por internet. Con Adriana, que es la médica que trabaja con nosotros, tratamos de testear los aceites que están tomando, incluso el que consiguen en las pocas farmacias que venden el aceite en el país, pero no quiere decir que la próxima partida sea de la misma calidad, está muy descontrolado”, asegura.

Para Scrinzi, el desembarco de Cambiemos en la Casa Rosada hace dos años y medio, es un gran retroceso. “Ya escuchando a la ministra de seguridad y como viene planteado el tema de las drogas, es un camino inverso a lo que planteamos. Queremos una regulación donde el estado esté presente, que se hagan campañas. No es que decimos que tiene que estar liberalizado, sino que tiene que estar regulado para que haya información sobre reducción de daños, para que los chicos a la hora de experimentar con alguna sustancia tengan toda la información necesaria. Son puntos que este gobierno no está trabajando, y hay un nivel de persecución más grande del que había anteriormente, de hecho tenemos muchos compañeros presos por pocas plantas. Antes éramos solo usuarios recreativos, y ahora se sumaron familias de usuarios terapeúticos, yo hablo con papás que se meten a lugares muy oscuros a buscar flores porque ven que sus hijos se sienten mejor o dejaron de tener convulsiones”.

La prohibición del cannabis viene de hace décadas y las políticas de “guerra contra las drogas” llevadas a cabo por Estados Unidos en el continente incrementaron aún más el narcotráfico y la injerencia militar del gigante del norte en la soberanía de los países. Daniela sintetiza el poder de este cultivo por sobre la represión, la desinformación, y el fabuloso negocio de las empresas proveedoras de fármacos: “Yo he visto pacientes que tomaban 15 pastillas por día y hoy toman la mitad o menos. O las van dejando. Claramente el cannabis viene a meterse con los intereses de la industria farmacéutica y del sistema médico en general. Yo estoy impactada porque la gente deja las pastillas para dormir y empieza a usar el cannabis, por eso estoy cada vez más convencida que esto es una lucha de intereses económicos muy clara”.

La marcha mundial de la marihuana en Rosario será este sábado 5 de mayo a partir de la 14 en la plaza San Martín.

 

Nota publicada en el semanario El Eslabón.

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