La destrucción de la Unasur y el Mercosur forma parte de las estrategias de las corporaciones encarnadas en las ceocracias que gobiernan en la región. El objetivo es fortalecer la Alianza del Pacífico, una agrupación de neto corte neoliberal al servicio del Imperio y los negocios de unos pocos.

Los presidentes de Argentina y Chile, Mauricio Macri y Sebastián Piñera, anunciaron la decisión de enviar a los Congresos de ambos países “un acuerdo de liberalización comercial”. Se trata de un punto clave de la estrategia que la derecha lleva adelante en la región como parte de la profundización de la restauración conservadora en marcha.

Lejos de ser una medida aislada, la liberalización del comercio se produce en el contexto de una embestida que se completa con el debilitamiento de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y el Mercado Común del Sur (Mercosur), y el fortalecimiento de la Alianza del Pacífico.  

Macri y Piñera se reunieron el 26 de abril en Buenos Aires y rezaron completo, juntos a la par, el credo de la ceocracia neoliberal: libre comercio y ataques a Venezuela, como le gusta al Imperio.

“Espero que esto que comenzamos sea el principio de algo verdaderamente histórico para la integración”, expresó Macri. Y ambos mandatarios reiteraron, una vez más, su postura común, en sintonía con Washington, con relación a Venezuela: “el reclamo por un proceso democrático en ese país”.

Macri indicó que ratificaron “el compromiso en ayudar a que la democracia reine en toda la región y que lo que pasa en Venezuela llegue a su fin restableciendo un gobierno democrático”. El mandatario mencionó que Chile es el “único país invitado de Latinoamérica” a la reunión del G20 que tendrá lugar a fin de año en Argentina.

En cuanto a los organismos multilaterales, ambos presidentes indicaron que están “aunando esfuerzos” para un próximo acuerdo entre los bloques regionales Alianza Pacífico y Mercosur.

“Vamos a firmar un conjunto de acuerdos concretos y reales en beneficio de ambos pueblos, en los cuales hemos avanzado mucho, vamos a enviar al Congreso el acuerdo de liberalización comercial que va a abrir más las puertas para fomentar el comercio de bienes y servicios y el intercambio de inversiones”, señaló Piñera, al tiempo que destacó el compromiso para “fortalecer el esfuerzo para unificar y hacer más eficientes las aduanas, y fortalecer la infraestructura con los pasos fronterizos y los corredores bioceánicos”.

Debilitar la UNASUR

Los anuncios de Piñera y Macri se produjeron pocos días después de la decisión de seis países de suspender su participación en la Unasur.

Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú anunciaron que suspenderán su participación en la Unasur, el bloque que además integran Bolivia, Venezuela, Uruguay, Ecuador, Guyana y Suriname.

Seis de los doce países que integran la Unasur emitieron un comunicado que suena a ultimátum y que, si bien anuncia una suspensión temporal en la participación de esos países en el organismo, deja entrever algo más. “Los países firmantes han decidido no participar en las distintas instancias de Unasur a partir de la fecha hasta tanto no se produzcan resultados concretos en el curso de las próximas semanas que garanticen el funcionamiento adecuado de la organización. Al mismo tiempo, los países analizarán posibles cursos de acción”, señala el comunicado firmado por los gobiernos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú y Paraguay, que además cuestionaron “los objetivos de la Unasur, su estructura y métodos de trabajo, incluido su mecanismo de toma de decisiones”.

La decisión despertó una ola de rechazos de la región, especialmente en Venezuela y Bolivia. “Unasur necesita retomar su espíritu fundamental. Unasur fue fundada el 17 de abril en Margarita, Venezuela, en 2007. Hace 11 años. Ha tenido problemas últimamente, porque quizás algunos líderes de la derecha se dejan presionar por los gobiernos de Estados Unidos para que la destruyan”, dijo el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. “Yo aspiro a que los líderes de la derecha que gobiernan en América del Sur tengan un poquito de consciencia sudamericana”, agregó el mandatario.

Por su parte, el presidente de Bolivia, Evo Morales, llamó a sus colegas del bloque a “reflexionar y fortalecer la unidad a pesar de las diferencias políticas e ideológicas que los separa para avanzar en la integración y hacer frente a los desafíos actuales”.

“Es un derecho tener diferencias de carácter ideológico, político, sin embargo es nuestra obligación respetando nuestras diferencias estar unidos”, señaló el mandatario tras la decisión de seis países de suspender su participación en el bloque. Una actitud que se tomó, además, a poco de que asumiera Bolivia la Presidencia Pro Témpore.

“Aprovecho esta oportunidad para que los presidentes de los gobiernos de Sudamérica hagamos una profunda reflexión para fortalecer la Unasur”, señaló el presidente de Bolivia. Morales, asimismo, anunció conversaciones con los mandatarios de la región para resolver los aspectos que motivaron esa determinación.

Según el canciller de Bolivia, Fernando Huanacuni, los seis países asumieron esa determinación debido a los temas pendientes que dejó la gestión anterior, a cargo de Argentina, y que ahora forman parte de ese grupo que suspendió su participación, entre ellos la designación del secretario general, cargo que se mantiene acéfalo tras la gestión de Ernesto Samper.

Por su parte, el canciller de Uruguay, Rodolfo Nin Novoa, señaló que su país “no piensa salirse de la Unasur”.

“Vamos a hacer todos los esfuerzos posibles para que se pueda rever esta situación por parte de esos seis países a los efectos de tener una organización propia suramericana, que pueda coordinar temas que son comunes entre los países”, indicó.

Es bien sabido que la intención de los gobiernos de derecha de la región, según las declaraciones de los propios mandatarios, es desmantelar tanto la Unasur como el Mercosur.

La idea de los gobiernos de derecha es desactivar estos organismos para fortalecer los acuerdos bilaterales y la Alianza del Pacífico, que es una manera de resucitar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que fue rechazado en 2005 en Mar del Plata, Argentina, como resultado de una histórica lucha encabezada por Néstor Kirchner, Hugo Chávez y Lula.

La humillación que en esa oportunidad sufrió el presidente estadounidense George Bush tiene que ser vengada. Y los cipayos regionales al servicio del imperio están dispuestos a reparar aquella afrenta.

La alianza del pacífico: un modelo de negocios

Según se define en la propia página oficial de la Alianza del Pacífico, la agrupación, integrada por Chile, Colombia, México y Perú, es un modelo de negocios hecho a imagen y semejanza del dogma neoliberal. Argentina se incorporó como miembro observador en junio de 2016.

“La Alianza del Pacífico nació como una iniciativa económica y de desarrollo entre cuatro naciones de América Latina: Chile, Colombia, México y Perú. Desde ese momento hasta la fecha, la Alianza se ha convertido en el eje de una nueva forma de hacer negocios en el continente”, señala la página oficial de la agrupación.

“Es un mecanismo de articulación política, económica, de cooperación e integración que busca encontrar un espacio para impulsar un mayor crecimiento y mayor competitividad de las cuatro economías que la integran. Los miembros de la Alianza del Pacífico confían que esto es posible a través de un avance progresivo de la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas”, agrega, repitiendo el dogma neoliberal.

“Mientras los lazos se fortalecen dentro de la Alianza, hay un trabajo en paralelo para convertir al bloque en una potencia mundial de negocios y oportunidades”, se indica, con la inconfundible jerga del marketing y los ceos.

La derecha argentina festejó la incorporación de Argentina como miembro observador a la Alianza del Pacífico y analizó todo el peso político del gesto del gobierno de Macri.

“La Alianza del Pacífico aceptó a la Argentina como país observador” titulaba el diario La Nación en su edición del 10 de junio de 2016, en una nota firmada por Martín Dinatale. “Fue mucho más que un formalismo de la diplomacia. La decisión de la Alianza del Pacífico de aprobar anteanoche en México la solicitud de la Argentina de integrarse a ese bloque como país «observador» fue todo un gesto político: con ello se empezarán a abrir las puertas del Mercosur a un espacio que, hasta hace unos años, era resistido por el eje bolivariano, con el kirchnerismo y el chavismo a la cabeza, por diferencias ideológicas”, señala el primer párrafo, dejando que la incorporación tiene mucho de ideológico: una victoria contra un pasado caracterizado por Demonios.

“El gesto de la Alianza del Pacífico a la Argentina confirma, como lo adelantó la semana pasada La Nación, un giro copernicano en las relaciones exteriores que encara el Palacio San Martín, ya que durante los mandatos de los Kirchner se vetó cualquier intento de acercamiento con ese bloque por entender que estaba alineado con Estados Unidos. Además, la decisión de la Alianza del Pacífico de aceptar a la Argentina como observador llega en un momento en que Brasil está en crisis. No es un dato menor, ya que los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff siempre se opusieron a un acercamiento con la Alianza del Pacífico, porque entreveían en México un competidor severo desde lo económico”, agrega exultante el diario de la familia Mitre, que llama “crisis” al golpe en Brasil y que festeja el “giro copernicano” en relaciones exteriores que pone a la región de rodillas ante el Imperio.

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