El Movimiento Sindical Rosarino (MSR) expresó este lunes su oposición al proyecto de reforma laboral que impulsa el gobierno nacional, y cuestionó el acuerdo con el FMI: “Es la profundización de las políticas públicas de ajuste”.
Los referentes del MSR, integrado por Luz y Fuerza, La Bancara, Apel, Trabajadores Judiciales de Santa Fe, Sadop, entre otros, brindaron una conferencia de prensa para manifestar su amplio rechazo al intento de avanzar nuevamente con la Reforma Laboral por parte de Cambiemos.
“Con total franqueza y sin otra intención que la de resolver los problemas que aquejan al mundo del trabajo, vemos con profunda preocupación la compleja coyuntura económica que atraviesa nuestro país, en general, y nuestra región, en particular”, indicaron en un escrito leído en la rueda de prensa que se realizó en la sede de Luz y Fuerza, en calle Paraguay 1135.
El documento sostiene que “el anuncio del presidente Mauricio Macri respecto al inicio de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para la obtención de más financiamiento externo, no es otra cosa que la profundización de las políticas públicas de ajuste que el gobierno nacional viene implementando en nuestro país desde diciembre del 2015. Pareciera ser que el pueblo argentino está condenado a repetir la misma historia, la primera como tragedia y la segunda como farsa”.
“La decisión política-económica de recurrir al FMI sólo permite avizorar un futuro con más ajuste, mayor flexibilización laboral, pérdida de derechos y de conquistas sociales, privatizaciones, deterioro de la economía nacional, de la producción y el empleo. Como ya todos conocemos, las condiciones impuestas por el organismo internacional implican reformas estructurales que afectan el desarrollo cotidiano de la vida del país, de sus ciudadanos y ciudadanas”, advirtieron los sindicalistas rosarinos.
El comunicado completo
La era del ajuste, la hora de la lucha
Desde un primer momento, los gremios que integramos el Movimiento Sindical Rosarino, hemos fijado nuestra postura respecto del modelo, no solo económico, sino también social, cultural, político y jurídico que implementa el actual gobierno nacional. En múltiples ocasiones hemos expresados nuestras diferencias y, además, hemos advertido sobre las posibles consecuencias que se sucederían si se aplicara un programa económico, comúnmente denominado, «neoliberal».
Con total franqueza y sin otra intención que la de resolver los problemas que aquejan al mundo del trabajo, vemos con profunda preocupación la compleja coyuntura económica que atraviesa nuestro país, en general, y nuestra región, en particular.
El anuncio del Presidente Mauricio Macri respecto al inicio de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para la obtención de más financiamiento externo, no es otra cosa que la profundización de las políticas públicas de ajuste que el gobierno nacional viene implementando en nuestro país desde diciembre del 2015. Pareciera ser que el pueblo argentino está condenado a repetir la misma historia, «la primera como tragedia y la segunda como farsa».
La decisión política-económica de recurrir al FMI sólo permite avizorar un futuro con más ajuste, mayor flexibilización laboral, pérdida de derechos y de conquistas sociales, privatizaciones, deterioro de la economía nacional, de la producción y el empleo. Como ya todos conocemos, las condiciones impuestas por el organismo internacional implican reformas estructurales que afectan el desarrollo cotidiano de la vida del país, de sus ciudadanos y ciudadanas.
No nos equivocamos cuando advertíamos que el actual gobierno venía a reducir los costos laborales del empresariado. El anuncio respecto al FMI se da en un contexto de profunda devaluación de la moneda e intempestiva y abrupta suba de la tasa de interés que profundizó el deterioro, por un lado, del poder adquisitivo de los trabajadores a través de la aceleración del proceso inflacionario que se encuentra por encima de las metas establecidas por el Banco Central de la República Argentina. Por el otro, la apuesta del gobierno a fortalecer el mercado financiero y decidir no defender el trabajo y la producción nacional, ha provocado numerosos conflictos, despidos y empobrecimiento de miles de familias de trabajadores.