El escritor y dirigente Víctor Lupo, se expresó en contra de la transformación de las instituciones deportivas y sociales en empresas privadas, en el marco de un debate en el Concejo Municipal de Rosario. Advirtió que uno de los objetivos de esta avanzada son las asociaciones barriales, los eslabones más débiles de la cadena.

Víctor Lupo pasó por Rosario para participar de un debate sobre el posible desembarco de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) que impulsa Cambiemos. “Recibí la invitación del concejal (Eduardo) Toniolli, que ya venía trabajando este tema de las SAD que quiere imponer el gobierno nacional para el deporte argentino, y no sólo para los clubes de fútbol, sino también para los clubes de barrio”, señaló en diálogo con el eslabón, el autor de Historia política del deporte argentino, un recorrido exhaustivo por los sucesos deportivos en el país desde 1610 a 1974.

“Esto que se repite mucho de que los clubes son de los socios, en parte es verdad y en parte no, porque los clubes son parte de nuestra historia nacional, porque han sido realizados por cuatro o cinco generaciones de argentinos que han dejado todo para la creación de estos lugares de encuentro, de cultura”, subraya el escritor que supo ocupar cargos importantes en las secretarías de Deportes de su Tucumán natal, de Buenos Aires y de la Nación. Y argumenta: “No los defendemos sólo como clubes deportivos porque cuando nacieron, a finales del siglo XIX y comienzos del XX, y si uno se fija en cualquier cartel de los clubes centenarios, dice «Club Social, Cultural», y por último «Deportivo». Lo que pasa es que la historia, las nuevas invasiones socio-culturales, fueron dejando de lado esa parte cultural que todos los clubes tenían. En Rosario, cuando los recorrés te das cuenta que la mayoría tiene un escenario, un teatro, un espacio en el que se realizaban grandes bailes, especialmente en la época de los carnavales, y con ese dinero que se recaudaba se fueron construyendo los clubes. Pero en sus orígenes eran más culturales que deportivos, si se quiere”.

Y sigue: “A los clubes, especialmente a los más grandes, el Estado los ha ayudado, no podemos decir que no. Pero hasta la década del 50, 60 o incluso a los 70, el dinero que llegaba a esos clubes era de la misma comunidad y no del Estado nacional. Tal es así que Boca y River recibieron créditos del Banco Nación y los dirigentes embargaban sus casas hasta finalizar el pago. Por eso digo que esta idea del gobierno de venir a meterse en los clubes es imposible, y no lo debemos permitir”.

Vienen por todo

Foto: Manuel Costa

Desde el mismísimo día que la gestión Cambiemos puso un pié en la Rosada, no dejó títere con cabeza cuando de negociados se trata, para el beneficio de funcionarios o amigos del poder. Y los clubes, sobre todo los de barrio por ser los más indefensos, no zafaron de esas garras. Así lo deja en claro Lupo: “Normalmente el periodismo, sobre todo el de los grandes monopolios, habla de los clubes grandes. En esta, creo que vienen por los clubes de barrio. Y te digo por qué: a partir de la década del 70 no se construyeron nuevos clubes y hemos duplicado la población. O sea que los clubes de barrio están colocados en lo que es el casco histórico de cada una de las grandes ciudades, como Rosario, Córdoba, Buenos Aires. Por ellos vienen, porque son clubes más fáciles de conseguirlos a través de una sociedad anónima que ponga plata, y luego transformarlo en el negocio inmobiliario. No nos olvidemos de la película Luna de Avellaneda, que muestra cómo termina”.

Es por eso que este referente del deporte argentino insiste en que “ese es el tema central al que han apuntado en este momento” desde el gobierno nacional, por lo que aclara: “A los clubes grandes va a ser difícil venderlos, sacar a Boca, River, Central o Newell’s de donde están. Lo que van a hacer es ir sobre los clubes de barrio”.

Un buen Concejo

Foto: Manuel Costa

Espantados y en alerta ante la iniciativa de la Secretaría de Deportes de la Nación –que busca convertir los clubes en Sociedades Anónimas Deportivas (SAD)– varios referentes y representantes de instituciones deportivas de la ciudad se reunieron el pasado miércoles en el Palacio Vasallo tras la convocatoria del edil justicialista Eduardo Toniolli. De la jornada, que tuvo como disertante estelar a Lupo, participaron funcionarios municipales del área de Clubes de la Municipalidad de Rosario, concejales de las distintas bancadas (a excepción del PRO, como era de esperar), además de dirigentes de Newell’s, Rosario Central y Argentino. En representación de las instituciones barriales, dieron el presente la Asociación Rosarina de Entidades Deportivas Amateur y la Red de Clubes de Rosario.

“Esto aporta mucho, porque si pretenden sacarlo por una ley nacional, los que votan son los legisladores, que son de las provincias. Lo que la comunidad –en cada uno de los lugares– se vaya expresando, creo que va a obligar a los diputados y senadores a tomar las medidas que toma su población”, remarca este historiador deportivo, aunque aclara: “Si bien los legisladores no suelen prestar mucha atención a eso, este es un tema que hay que convertirlo en un gran debate nacional para lograr parar esta medida” que en los próximos días podría cargarse una de sus primeras víctimas, según adelanta este experto en la materia: “En el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo Deportivo (Cenard) van a vender un lugar histórico acá en Buenos Aires, con el pretexto de trasladarlo a la zona sur, pero lo que están planeando, y ya lo van a ejecutar, es un gran negocio inmobiliario”, allí en el barrio de Núñez, donde funciona el histórico complejo en el que entrenan los deportistas amateurs y semiprofesionales, que luego nos representan en los Juegos Olímpicos, y otros certámenes internacionales. “Ya al Tiro Federal lo tienen, que está ahí pegado. Ahora van por el Cenard y el club Comercio, que está al lado. Y esto puede ser una primicia dentro de poco, pero puede ser que River se vaya de donde está”, lanza.

Este tucumano, que en su cuenta de Twitter también se define como “peronista y de la Academia”, en referencia al amor por Racing, saluda la presencia en el Concejo de tantos actores de mundo deportivo de la ciudad. “Donde hay buenos dirigentes, seguramente van a participar en esto para rechazarlo. Porque esto no les conviene, ya que lo que viene escondido detrás de estas SAD, es el juego online, que sería ya el final para desarmar nuestro tejido social que tiene nuestro país”, advierte, y sigue: “Este juego online, a lo que lleva es a que cualquier menor pueda jugar a través de su celular, y por lo tanto es muy grave. Incluso, ya fue rechazado por la Iglesia”.

Peronismo deportivo

Víctor Lupo, quien además escribió 100 ídolos porteños, 1910-2010 (2009); 100 ídolos Tucumanos 1912-2012 (2013); y El Deporte en la Cultura Del Encuentro: «Deporte y Fe» (2017), conoce como pocos las políticas que Juan Domingo Perón puso al servicio del deporte y los deportistas del país. “El peronismo fue la frutilla de una historia de la Argentina que se venía llevando a cabo con esta creación de los clubes de barrio y con la política de don Hipólito Yrigoyen, que con dos leyes –como fue la de descanso dominical y la de 8 horas de trabajo– logró que el pueblo argentino tuviera su tiempo libre y ahí se desarrollaron los clubes, lo que comenzó al principio del siglo XX a ser nuestro deporte, que empezó a conseguir títulos internacionales, a través de los grandes deportistas nacionales, y que el peronismo le puso esa frutilla cuando al mejorar la calidad de vida de los argentinos en la década del 50, logró que el deporte se masificara de tal manera que pudimos tener casi un 30 por ciento de la población practicando deporte, y los buenos deportistas alcanzaron un nivel que nunca más pudimos conseguir”.

Lupo, que se crió y jugó al básquet en el club tucumano Sportivo Guzmán, donde su padre era cantinero, sostiene que en épocas del General “hubo una política consensuada con el pueblo”, y se explaya sobre su afirmación: “Acá la diferencia fue que política de Estado no es que el Estado tome el deporte y ponga plata solamente, sino que durante el peronismo el deporte no estuvo en manos del Estado nacional, sino de la Confederación Argentina del Deporte. O sea que los dirigentes deportivos consensuaban, juntos con el Ministerio de Educación y el gobierno nacional, la política deportiva. Eso nunca más lo pudimos volver a hacer, porque Perón dejó para la historia de nuestro país una ley que nunca se la pudo cumplir. Y ahora, después de que haya sido actualizada en el año 2015, no se la está cumpliendo”.

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